Maes, hablemos paja un toque. Mientras medio país está pendiente de si la Sele gana, pierde o empata, hay un grupo de atletas ticas que se fue hasta Singapur y, sin hacer mucho escándalo, la rompió de una forma que de verdad hay que aplaudir de pie. Hablo de la Selección de Natación Artística, que acaba de firmar la mejor participación de nuestra historia en un Mundial. Y no, no es un titular para quedar bien; los números son una cosa de locos.
Seamos claros: esto no es obra de la casualidad ni un chispazo de suerte. Lo que vimos en Singapur es el resultado de un brete de años, de un montón de horas en la piscina que nadie ve y de un sacrificio enorme. Las güilas mejoraron sus puntuaciones en TODAS las pruebas en las que participaron. ¡En todas! Eso, en un deporte de apreciación tan técnico y tan competitivo, es un mundo. Dejaron la vara altísima y mandaron un mensaje clarito para los Juegos Centroamericanos que vienen en octubre: Costa Rica no va a ir a pasear, va a pelear por los puestos de honor. ¡Qué chiva ver esa mentalidad!
Ahora, hablemos de nombres propios, porque hay que hacerlo. María Paula Alfaro, maes, ¡qué carga es esta mujer! La mae compitió en solo técnico y libre y los puntajes que se mandó son para enmarcar. En el técnico, pasó de 167 a 187 puntos. Para que se hagan una idea, mejorar casi 20 puntos en este nivel es como si un equipo de media tabla le metiera de pronto cinco goles al campeón de la liga. Es una salvajada. Con eso, se metió en el top 30 del mundo y fue la segunda mejor de toda nuestra región (CCCAN). Y en libre, otra vez para arriba. ¡Qué nivel de atleta!
Pero esta vara no se queda ahí. El éxito fue colectivo. El dueto de María Paula con Anna Mitinian también tuvo un crecimiento bestial, mejorando en más de 23 puntos la marca anterior en el técnico. Y como equipo, ¡uf! No solo se mandaron una presentación a cachete en la rutina libre, sino que hicieron historia. Por primera vez, Costa Rica presentó una rutina de equipo acrobático en un Mundial. O sea, no solo fuimos a competir en lo de siempre, sino que nos atrevimos a meternos en las varas más nuevas y complejas, siendo uno de los dos únicos países de nuestra zona en hacerlo. Eso es tener agallas y, sobre todo, mucho, mucho trabajo detrás.
Al final del día, lo que queda de este Mundial es un orgullo enorme. Estas atletas demostraron que en Costa Rica hay talento de exportación más allá del fútbol. Verlas competir con esa seguridad, pulverizando sus propias marcas y posicionándose como una potencia en Centroamérica y el Caribe, es la mejor noticia que nos podían dar. Esto es un empujón increíble para las generaciones que vienen y una prueba de que cuando las cosas se hacen bien y con disciplina, los resultados llegan. Diay, ¿qué más se puede pedir? Bueno sí, que les demos más pelota. ¿No creen que ya es hora de que deportes como este reciban el mismo apoyo y atención que otros más mediáticos?
Seamos claros: esto no es obra de la casualidad ni un chispazo de suerte. Lo que vimos en Singapur es el resultado de un brete de años, de un montón de horas en la piscina que nadie ve y de un sacrificio enorme. Las güilas mejoraron sus puntuaciones en TODAS las pruebas en las que participaron. ¡En todas! Eso, en un deporte de apreciación tan técnico y tan competitivo, es un mundo. Dejaron la vara altísima y mandaron un mensaje clarito para los Juegos Centroamericanos que vienen en octubre: Costa Rica no va a ir a pasear, va a pelear por los puestos de honor. ¡Qué chiva ver esa mentalidad!
Ahora, hablemos de nombres propios, porque hay que hacerlo. María Paula Alfaro, maes, ¡qué carga es esta mujer! La mae compitió en solo técnico y libre y los puntajes que se mandó son para enmarcar. En el técnico, pasó de 167 a 187 puntos. Para que se hagan una idea, mejorar casi 20 puntos en este nivel es como si un equipo de media tabla le metiera de pronto cinco goles al campeón de la liga. Es una salvajada. Con eso, se metió en el top 30 del mundo y fue la segunda mejor de toda nuestra región (CCCAN). Y en libre, otra vez para arriba. ¡Qué nivel de atleta!
Pero esta vara no se queda ahí. El éxito fue colectivo. El dueto de María Paula con Anna Mitinian también tuvo un crecimiento bestial, mejorando en más de 23 puntos la marca anterior en el técnico. Y como equipo, ¡uf! No solo se mandaron una presentación a cachete en la rutina libre, sino que hicieron historia. Por primera vez, Costa Rica presentó una rutina de equipo acrobático en un Mundial. O sea, no solo fuimos a competir en lo de siempre, sino que nos atrevimos a meternos en las varas más nuevas y complejas, siendo uno de los dos únicos países de nuestra zona en hacerlo. Eso es tener agallas y, sobre todo, mucho, mucho trabajo detrás.
Al final del día, lo que queda de este Mundial es un orgullo enorme. Estas atletas demostraron que en Costa Rica hay talento de exportación más allá del fútbol. Verlas competir con esa seguridad, pulverizando sus propias marcas y posicionándose como una potencia en Centroamérica y el Caribe, es la mejor noticia que nos podían dar. Esto es un empujón increíble para las generaciones que vienen y una prueba de que cuando las cosas se hacen bien y con disciplina, los resultados llegan. Diay, ¿qué más se puede pedir? Bueno sí, que les demos más pelota. ¿No creen que ya es hora de que deportes como este reciban el mismo apoyo y atención que otros más mediáticos?