¡Ay, Dios mío! Esta tierra nos da unos sustos de pelos, ¿eh? Después del terremotozo que sacudió Quepos el martes pasado, parece que la cosa no se calma. El OVSICORI anda reportando réplicas sin parar, ya van como 115, ¡imagínate qué hartura! Uno ni puede echarse una siesta tranquilo porque pum, otro temblorito te despierta.
Lo que pasó el martes fue tremendo. Un sismo de 6.1, le pegó duro a la costa Pacífica, especialmente a Quepos y alrededores. Marino Protti, el sismólogo, nos explica que estas réplicas andan dando vueltas entre 18 y 23 kilómetros de profundidad, así que no son como los temblores superficiales que te hacen sentir como si estuvieras dentro de una licuadora. Lo peor es que algunos de estos se sienten igualito que el primero, ¿quién necesita eso?
Al principio, todos estábamos medio atolondrados, tratando de entender qué estaba pasando, agarrándonos de donde pudimos. Luego, la Red Sismológica Nacional confirmó la magnitud oficial: 6.1. Dicen que fue culpa de la placa de Cocos metiéndose bajo la microplaca de Panamá, esa movida tectónica que siempre nos tiene a todos al borde del asiento. Esteban Chaves, el jefe del OVSICORI, lo puso clarito: este tipo de cosas son comunes por acá, estamos en zona sísmica, ¡y hay que vivirlo!
Pero no todo fue susto. Por fortuna, el Sinamot, que es quien vigila las olas gigantes, dijo que no había peligro de tsunami, así que ahí nos quitamos un peso de encima. Aunque, bueno, un maremoto aquí nunca viene mal para recordar que somos pequeñitos ante la naturaleza, ¿verdad? La Comisión Nacional de Emergencias salió con un comunicado diciendo que hubo varias cositas afectadas: vidrios rotos en tiendas y casas, principalmente en Quepos y la Zona de los Santos.
Y la luz, ¡ay la luz! Muchos quedaron a oscuras en Jacó, Parrita y Quepos. La Cruz Roja anduvo atendiendo llamadas de gente preocupada por la falta de energía en comunidades como Savegre y Parrita. Hasta tuvieron que atender a alguien con ataque de nervios, pobre diablo, imagínate el miedito que debe haber pasado. En fin, una verdadera torta de situaciones, compa.
En otros lados, la cosa se sintió también, aunque menos intensa. Hasta en Nicaragua y Panamá supieron del temblor, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Aunque ellos registraron un 5.9, nosotros acá seguimos con el 6.1. Ya saben cómo son las cosas, cada quién con su medición, ¡qué lío! Al final, lo importante es que nadie resultó herido grave, gracias a Dios. Eso sí, un par de estantes se fueron al suelo en un supermercado de Quepos, tirando productos por doquier... ¡imagine la limpieza! Una carga, tener que recoger todo eso.
Estos últimos días han sido de tensión constante, esperando el próximo temblor. La incertidumbre es dura, ¿verdad? Te pones a pensar en todo: en la casa, en los vecinos, en si tenemos provisiones suficientes para aguantar cualquier emergencia. Es hora de revisar nuestros planes de evacuación, asegurar los muebles pesados y estar preparados para lo que pueda venir. Pero, sobre todo, es importante mantener la calma y apoyarnos mutuamente. Somos ticos, y sabemos superar cualquier adversidad, ¡siempre y cuando no nos vayamos al traste!
Ahora me pregunto, ¿cree usted que deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y educación pública sobre cómo actuar en caso de sismos, o considera que la población ya está suficientemente informada y preparada para enfrentar estos fenómenos naturales? Déjeme su opinión en el foro, ¡me interesa saber qué piensa!
Lo que pasó el martes fue tremendo. Un sismo de 6.1, le pegó duro a la costa Pacífica, especialmente a Quepos y alrededores. Marino Protti, el sismólogo, nos explica que estas réplicas andan dando vueltas entre 18 y 23 kilómetros de profundidad, así que no son como los temblores superficiales que te hacen sentir como si estuvieras dentro de una licuadora. Lo peor es que algunos de estos se sienten igualito que el primero, ¿quién necesita eso?
Al principio, todos estábamos medio atolondrados, tratando de entender qué estaba pasando, agarrándonos de donde pudimos. Luego, la Red Sismológica Nacional confirmó la magnitud oficial: 6.1. Dicen que fue culpa de la placa de Cocos metiéndose bajo la microplaca de Panamá, esa movida tectónica que siempre nos tiene a todos al borde del asiento. Esteban Chaves, el jefe del OVSICORI, lo puso clarito: este tipo de cosas son comunes por acá, estamos en zona sísmica, ¡y hay que vivirlo!
Pero no todo fue susto. Por fortuna, el Sinamot, que es quien vigila las olas gigantes, dijo que no había peligro de tsunami, así que ahí nos quitamos un peso de encima. Aunque, bueno, un maremoto aquí nunca viene mal para recordar que somos pequeñitos ante la naturaleza, ¿verdad? La Comisión Nacional de Emergencias salió con un comunicado diciendo que hubo varias cositas afectadas: vidrios rotos en tiendas y casas, principalmente en Quepos y la Zona de los Santos.
Y la luz, ¡ay la luz! Muchos quedaron a oscuras en Jacó, Parrita y Quepos. La Cruz Roja anduvo atendiendo llamadas de gente preocupada por la falta de energía en comunidades como Savegre y Parrita. Hasta tuvieron que atender a alguien con ataque de nervios, pobre diablo, imagínate el miedito que debe haber pasado. En fin, una verdadera torta de situaciones, compa.
En otros lados, la cosa se sintió también, aunque menos intensa. Hasta en Nicaragua y Panamá supieron del temblor, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Aunque ellos registraron un 5.9, nosotros acá seguimos con el 6.1. Ya saben cómo son las cosas, cada quién con su medición, ¡qué lío! Al final, lo importante es que nadie resultó herido grave, gracias a Dios. Eso sí, un par de estantes se fueron al suelo en un supermercado de Quepos, tirando productos por doquier... ¡imagine la limpieza! Una carga, tener que recoger todo eso.
Estos últimos días han sido de tensión constante, esperando el próximo temblor. La incertidumbre es dura, ¿verdad? Te pones a pensar en todo: en la casa, en los vecinos, en si tenemos provisiones suficientes para aguantar cualquier emergencia. Es hora de revisar nuestros planes de evacuación, asegurar los muebles pesados y estar preparados para lo que pueda venir. Pero, sobre todo, es importante mantener la calma y apoyarnos mutuamente. Somos ticos, y sabemos superar cualquier adversidad, ¡siempre y cuando no nos vayamos al traste!
Ahora me pregunto, ¿cree usted que deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y educación pública sobre cómo actuar en caso de sismos, o considera que la población ya está suficientemente informada y preparada para enfrentar estos fenómenos naturales? Déjeme su opinión en el foro, ¡me interesa saber qué piensa!