¡Ay, Dios mío! El panorama se está poniendo más caliente que gallina pochada, y ahora Álvaro Ramos, el candidato presidencial, le pone candela al asunto de la inseguridad. Resulta que anda diciendo que ni loco apoya un estado de excepción, venga quien venga. Esto ha levantado más polvo que carreta en carretera mojada, porque muchos esperaban que metiera mano dura, pero parece que él va por otro lado.
Mira, la cosa es que la inseguridad acá en Costa Rica se ha puesto feísima. Ya ni se puede caminar tranquilo por la calle sin ponerse a temblor. Y la oposición, buscando cómo meterle presión al gobierno, anda tirando la idea del estado de excepción, como si eso fuera una varita mágica que resolviera todo de golpe. Pero Ramos dice “¡Quieto ahí!”, que eso es abrirle la puerta a la tontería y al abuso de poder.
“Nosotros no estamos de acuerdo de ninguna manera con la suspensión de garantías individuales,” sentenció el candidato, dejando claro que su partido no cederá ni un poquito ante esa propuesta. Y pa’ ponerle más sabor a la cosa, recordó lo incómodo que fue vivir con restricciones durante la pandemia. “Imagínate, mae, si eso fue complicado, ¿qué será que te puedan allanar la casa sin siquiera preguntarte?”. Ya te haces una idea del lío que podría armarse.
Pero Ramos no se quedó solo en rechazar la idea. Aprovechó para echarle la culpa al gobierno actual, diciéndole que han hecho un desastre con la seguridad nacional. Según él, quitaron la Policía de Control de Fronteras, los guardacostas, y hasta dejaron que la policía anduviera medio desprotegida. "Han desmantelado mecanismos de protección, pura negligencia", exclamó, visiblemente molesto. Parece que el mae no se anda con rodeos, ¿verdad?
Ahora, Ramos propone otra cosa: fortalecer lo que ya tenemos, hablar con la gente, aplicar la ley con firmeza, pero sin llegar a extremos. Quiere recuperar la autoridad policial, claro, pero respetando los derechos de los ciudadanos. Dice que siempre se pueden lograr resultados positivos con diálogo y respeto, sin necesidad de restringir libertades. Un poco naíf, quizás, pero tampoco podemos descartar su planteamiento, ¿eh?
Y para rematar, Ramos conectó la idea del estado de excepción con otros “relatos” que ha escuchado venir del oficialismo. Dijo que le preocupa escuchar propuestas como deportar a quienes piensen diferente, y que esto demuestra una tendencia hacia el autoritarismo. “Esto sí es una línea que hay que dibujar muy clara,” enfatizó, como advirtiéndonos a todos que estemos atentos a lo que está pasando.
La verdad es que la discusión sobre la inseguridad y cómo combatirla está tomando proporciones enormes, y las elecciones del 2026 se acercan como tormenta. Veremos si los demás candidatos siguen el ejemplo de Ramos y se pronuncian claramente sobre el tema, o si prefieren andar dando vueltas como tromba de elefante. El caso es que este tema, como diríamos por aquí, está más caldeado que frijoles negros en olla de barro.
Con todo esto, me pregunto: ¿Crees que un estado de excepción realmente ayudaría a reducir la inseguridad en Costa Rica, o sería simplemente una medida desesperada que terminaría afectando a toda la población? Déjanos tus opiniones en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensas!
Mira, la cosa es que la inseguridad acá en Costa Rica se ha puesto feísima. Ya ni se puede caminar tranquilo por la calle sin ponerse a temblor. Y la oposición, buscando cómo meterle presión al gobierno, anda tirando la idea del estado de excepción, como si eso fuera una varita mágica que resolviera todo de golpe. Pero Ramos dice “¡Quieto ahí!”, que eso es abrirle la puerta a la tontería y al abuso de poder.
“Nosotros no estamos de acuerdo de ninguna manera con la suspensión de garantías individuales,” sentenció el candidato, dejando claro que su partido no cederá ni un poquito ante esa propuesta. Y pa’ ponerle más sabor a la cosa, recordó lo incómodo que fue vivir con restricciones durante la pandemia. “Imagínate, mae, si eso fue complicado, ¿qué será que te puedan allanar la casa sin siquiera preguntarte?”. Ya te haces una idea del lío que podría armarse.
Pero Ramos no se quedó solo en rechazar la idea. Aprovechó para echarle la culpa al gobierno actual, diciéndole que han hecho un desastre con la seguridad nacional. Según él, quitaron la Policía de Control de Fronteras, los guardacostas, y hasta dejaron que la policía anduviera medio desprotegida. "Han desmantelado mecanismos de protección, pura negligencia", exclamó, visiblemente molesto. Parece que el mae no se anda con rodeos, ¿verdad?
Ahora, Ramos propone otra cosa: fortalecer lo que ya tenemos, hablar con la gente, aplicar la ley con firmeza, pero sin llegar a extremos. Quiere recuperar la autoridad policial, claro, pero respetando los derechos de los ciudadanos. Dice que siempre se pueden lograr resultados positivos con diálogo y respeto, sin necesidad de restringir libertades. Un poco naíf, quizás, pero tampoco podemos descartar su planteamiento, ¿eh?
Y para rematar, Ramos conectó la idea del estado de excepción con otros “relatos” que ha escuchado venir del oficialismo. Dijo que le preocupa escuchar propuestas como deportar a quienes piensen diferente, y que esto demuestra una tendencia hacia el autoritarismo. “Esto sí es una línea que hay que dibujar muy clara,” enfatizó, como advirtiéndonos a todos que estemos atentos a lo que está pasando.
La verdad es que la discusión sobre la inseguridad y cómo combatirla está tomando proporciones enormes, y las elecciones del 2026 se acercan como tormenta. Veremos si los demás candidatos siguen el ejemplo de Ramos y se pronuncian claramente sobre el tema, o si prefieren andar dando vueltas como tromba de elefante. El caso es que este tema, como diríamos por aquí, está más caldeado que frijoles negros en olla de barro.
Con todo esto, me pregunto: ¿Crees que un estado de excepción realmente ayudaría a reducir la inseguridad en Costa Rica, o sería simplemente una medida desesperada que terminaría afectando a toda la población? Déjanos tus opiniones en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensas!
