¡Ay, Dios mío, qué momento de tensión vivimos en Pérez Zeledón!
Después de casi cuatro días de angustia, la familia Mora Gómez puede respirar tranquila. Luis Diego, ese jovencito que le echaba duro como conductor de plataforma, apareció con vida, aunque bien castreado. La movilización fue tremenda, con la Brigada Alpha dando lata por todos lados buscando pistas, y el OIJ metiendo mano tratando de aclarar qué pasó.
La cosa empezó el sábado pasado, cuando Luis Diego desapareció cerca del bar Hawaii, en Cajón. Su mamá, agarrada de la cruz, denunció lo sucedido, pensando lo peor. Imagínatelo, sin saber si estaba vivo o muerto, ¡qué vara!
La Brigada Alpha, esos mae que siempre andan dispuestos a echarle paro a quien lo necesite, fue clave en este operativo. Según Susan Fonseca, la jefa de la brigada, encontraron a Luis Diego en San Pedro, tirado y con golpes que dan escalofrío. Tenía la costilla rota, marcas de ataduras, y parecía que lo habían dejado ahí como si fuera basura. Un verdadero despiche.
Por suerte, unos vecinos buenos de corazón lo vieron y avisaron a la Fuerza Pública, quienes lo trasladaron rapidito al hospital. Ahora está recuperándose en casa, aunque dicen que todavía le duele todo. Lo bueno es que ya está entre sus seres queridos y eso le da ánimos pa’l lado positivo.
Pero la incógnita más grande sigue siendo: ¿dónde quedó el carro? Ese Nissan Tiida negro del 2013 es crucial para la investigación. El OIJ dice que están trabajando a toda máquina para encontrarlo, ya que seguramente contiene pruebas importantes sobre lo que le pasó a Luis Diego. Han revisado rutas rurales, senderos, todo el rollo, buscando alguna pista que les pueda llevar a los responsables.
Y ojo, porque la gente anda comentando mil cosas. Algunos dicen que pudo haber sido un asalto que salió mal, otros hablan de venganzas pasadas. Pero hasta ahora, el OIJ mantiene silencio y no quiere soltar prenda. Quieren ir con pies de plomo para no espantar a los sospechosos, diay… es complicado investigar esto.
Siendo honestos, este caso nos hace pensar mucho en la seguridad de nuestros conductores de plataforma. Todos sabemos que trabajan horas extras, a veces en lugares peligrosos, y pocas veces reciben protección adecuada. Este incidente debería abrirnos los ojos y obligarnos a tomar medidas para evitar que estas tragedias se repitan. ¿Será que realmente estamos cuidando a quienes nos llevan de un lado a otro?
Después de casi cuatro días de angustia, la familia Mora Gómez puede respirar tranquila. Luis Diego, ese jovencito que le echaba duro como conductor de plataforma, apareció con vida, aunque bien castreado. La movilización fue tremenda, con la Brigada Alpha dando lata por todos lados buscando pistas, y el OIJ metiendo mano tratando de aclarar qué pasó.
La cosa empezó el sábado pasado, cuando Luis Diego desapareció cerca del bar Hawaii, en Cajón. Su mamá, agarrada de la cruz, denunció lo sucedido, pensando lo peor. Imagínatelo, sin saber si estaba vivo o muerto, ¡qué vara!
La Brigada Alpha, esos mae que siempre andan dispuestos a echarle paro a quien lo necesite, fue clave en este operativo. Según Susan Fonseca, la jefa de la brigada, encontraron a Luis Diego en San Pedro, tirado y con golpes que dan escalofrío. Tenía la costilla rota, marcas de ataduras, y parecía que lo habían dejado ahí como si fuera basura. Un verdadero despiche.
Por suerte, unos vecinos buenos de corazón lo vieron y avisaron a la Fuerza Pública, quienes lo trasladaron rapidito al hospital. Ahora está recuperándose en casa, aunque dicen que todavía le duele todo. Lo bueno es que ya está entre sus seres queridos y eso le da ánimos pa’l lado positivo.
Pero la incógnita más grande sigue siendo: ¿dónde quedó el carro? Ese Nissan Tiida negro del 2013 es crucial para la investigación. El OIJ dice que están trabajando a toda máquina para encontrarlo, ya que seguramente contiene pruebas importantes sobre lo que le pasó a Luis Diego. Han revisado rutas rurales, senderos, todo el rollo, buscando alguna pista que les pueda llevar a los responsables.
Y ojo, porque la gente anda comentando mil cosas. Algunos dicen que pudo haber sido un asalto que salió mal, otros hablan de venganzas pasadas. Pero hasta ahora, el OIJ mantiene silencio y no quiere soltar prenda. Quieren ir con pies de plomo para no espantar a los sospechosos, diay… es complicado investigar esto.
Siendo honestos, este caso nos hace pensar mucho en la seguridad de nuestros conductores de plataforma. Todos sabemos que trabajan horas extras, a veces en lugares peligrosos, y pocas veces reciben protección adecuada. Este incidente debería abrirnos los ojos y obligarnos a tomar medidas para evitar que estas tragedias se repitan. ¿Será que realmente estamos cuidando a quienes nos llevan de un lado a otro?
