¡Ay, Dios mío! Parece que alguien arriba le dio duro al volante y decidió darle otra oportunidad a esas rutas de bus que andaban medio abandonadas, ¿se imaginan? Después de años de verlas convertidas en fantasmas carreteros, tanto el Consejo de Transporte Público (CTP) como la Aresep han puesto sus manos a la obra para tratar de devolverle la vida a esas conexiones perdidas. Son 106 rutas, ¡una torta de caminos olvidados!
La verdad, la cosa está fea. Según estudios recientes de la Aresep – que nos tardaron un buen rato en hacerlos, pa' que les quede claro – estas rutas sufrieron un abandono progresivo. La gente se cansó de esperar buses que nunca llegaban, o llegaban repletos, malos horarios, precios que te salaban el bolsillo… un combo perfecto para que la gente se buscara otros medios. Y así, poco a poco, las rutas fueron muriendo, dejando comunidades enteras desconectadas del resto del país.
Ahora, la Aresep ha ido tirando la casa por la ventana, publicando nuevas metodologías tarifarias, buscando formas creativas de calcular tarifas teniendo en cuenta que, precisamente, nadie anda usando estas rutas. Imagínate, tienen que estimar cuánta gente podría usarlas si volvieran a funcionar. ¡Un brete de cálculos! Se trata de pensar en ofrecer un precio “atractivo” para las empresas operadoras, porque ahí está el meollo del asunto: convencer a alguien de que invierta en algo que aparentemente no da dinero.
El plan es revisar cada una de esas 106 rutas, analizar qué onda, si realmente hay potencial para reactivarlas o si mejor dejémoslo pasar. No todos van a resucitar, eh, Paolo Varela, el intendente de Transportes, ya lo dejó bien clarito. Se va a priorizar las rutas donde haya más posibilidades de éxito, donde todavía haya gente esperando un bus aunque sea una vez al mes. Digamos que se busca optimizar el esfuerzo, ¿me entienden?
Pero ojo, que esto no va a ser fácil. Las empresas transportistas son mañosas, siempre quieren sacar el mayor provecho posible, y muchas veces prefieren quedarse con lo seguro, aunque eso signifique dejar atrás comunidades que necesitan desesperadamente movilidad. Y luego está la cuestión de la infraestructura, muchos de esos caminos andan feos, llenos de baches y peligros. Un verdadero desafío, ¿eh?
Además, tenemos que hablar claro: algunas de estas rutas simplemente se volvieron inviables por factores externos, como el crecimiento urbano o la construcción de nuevas carreteras. Ya no tiene sentido mantener un bus circulando por un camino que nadie usa. Pero otras sí tienen potencial, especialmente en zonas rurales o alejadas, donde no hay alternativas de transporte público.
Lo que más me preocupa es que esto no se convierta en otro show mediático, otro proyecto que queda a medias. Necesitamos resultados tangibles, buses circulando de nuevo, gente moviéndose, comunidades conectadas. No quiero ver titulares falsos en Navidad, ¿me captan? Porque si esto falla, la bronca será colectiva.
En fin, veremos cómo le hacen. La iniciativa suena chiva, a primera vista, pero el diablo está en los detalles. ¿Ustedes creen que realmente podremos rescatar esas rutas olvidadas y devolverle la esperanza a las comunidades que dependen de ellas? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para asegurar el éxito de esta iniciativa?
La verdad, la cosa está fea. Según estudios recientes de la Aresep – que nos tardaron un buen rato en hacerlos, pa' que les quede claro – estas rutas sufrieron un abandono progresivo. La gente se cansó de esperar buses que nunca llegaban, o llegaban repletos, malos horarios, precios que te salaban el bolsillo… un combo perfecto para que la gente se buscara otros medios. Y así, poco a poco, las rutas fueron muriendo, dejando comunidades enteras desconectadas del resto del país.
Ahora, la Aresep ha ido tirando la casa por la ventana, publicando nuevas metodologías tarifarias, buscando formas creativas de calcular tarifas teniendo en cuenta que, precisamente, nadie anda usando estas rutas. Imagínate, tienen que estimar cuánta gente podría usarlas si volvieran a funcionar. ¡Un brete de cálculos! Se trata de pensar en ofrecer un precio “atractivo” para las empresas operadoras, porque ahí está el meollo del asunto: convencer a alguien de que invierta en algo que aparentemente no da dinero.
El plan es revisar cada una de esas 106 rutas, analizar qué onda, si realmente hay potencial para reactivarlas o si mejor dejémoslo pasar. No todos van a resucitar, eh, Paolo Varela, el intendente de Transportes, ya lo dejó bien clarito. Se va a priorizar las rutas donde haya más posibilidades de éxito, donde todavía haya gente esperando un bus aunque sea una vez al mes. Digamos que se busca optimizar el esfuerzo, ¿me entienden?
Pero ojo, que esto no va a ser fácil. Las empresas transportistas son mañosas, siempre quieren sacar el mayor provecho posible, y muchas veces prefieren quedarse con lo seguro, aunque eso signifique dejar atrás comunidades que necesitan desesperadamente movilidad. Y luego está la cuestión de la infraestructura, muchos de esos caminos andan feos, llenos de baches y peligros. Un verdadero desafío, ¿eh?
Además, tenemos que hablar claro: algunas de estas rutas simplemente se volvieron inviables por factores externos, como el crecimiento urbano o la construcción de nuevas carreteras. Ya no tiene sentido mantener un bus circulando por un camino que nadie usa. Pero otras sí tienen potencial, especialmente en zonas rurales o alejadas, donde no hay alternativas de transporte público.
Lo que más me preocupa es que esto no se convierta en otro show mediático, otro proyecto que queda a medias. Necesitamos resultados tangibles, buses circulando de nuevo, gente moviéndose, comunidades conectadas. No quiero ver titulares falsos en Navidad, ¿me captan? Porque si esto falla, la bronca será colectiva.
En fin, veremos cómo le hacen. La iniciativa suena chiva, a primera vista, pero el diablo está en los detalles. ¿Ustedes creen que realmente podremos rescatar esas rutas olvidadas y devolverle la esperanza a las comunidades que dependen de ellas? ¿Qué medidas creen que deberían tomarse para asegurar el éxito de esta iniciativa?