¡Ay, Dios mío! Qué pesar... La farándula internacional nos da un zarpazo bien duro esta semana. Una jovencita, María José Ardila, oriunda de Colombia pero con muchos primos acá en la Vieja Guanacaste, echó la pasada luego de meterse en un brete fatal: un reto de alcohol que salió caro. La historia es tan triste que te deja con el corazón hecho pedazos, y encima hay tanta irresponsabilidad involucrada que uno se queda pensando qué le pasa a la gente.
Todo empezó como cualquier salida de viernes en Cali, según cuentan sus familiares. María José, una estudiante de Ingeniería Agroindustrial – ¡qué tremenda carrera!, mae – aprovechó para visitar a unos amigos. Uno de ellos, aparentemente, la convenció de participar en un concurso en el Sagsa Bar. El premio, dicen, era como medio millón de colones, una lana decente, ¿eh? Pero a ver, ¿para qué arriesgar la vida por unas pocas pelas?
La competencia, según los testigos, era simple: tomar varios tragos en el menor tiempo posible. No me pregunten cómo la gente puede hacer eso, porque no lo entiendo. Imagínate: mínimo ocho shots, además de birra y otros churritos. Un video que circuló como agua en Redes Sociales la muestra ya visiblemente pendeja, tratando de seguir adelante con la prueba mientras la gente la alentaba. ¡Pero vamos a darle un respiro a la muchacha, diay!
Y ahí fue cuando pasó lo peor. María José simplemente se desplomó en el suelo. Lo que preocupa, y mucho, es que, según su papá, Andrés Ardila, el bar no tenía ni botiquín básico, ni ambulancia, ¡nada! Estuvieron esperando casi media hora para poder conseguir ayuda. Según cuenta él, la tuvieron que reanimar varias veces; fue un sufrimiento terrible que nadie debería vivir, y menos viendo partir a un ser querido.
Fue llevada a un hospital en carro particular, donde la tuvieron que poner en coma inducido. Los doctores dijeron que tenía un daño cerebral muy grave por broncoaspiración. Después de cinco días luchando contra la muerte, la desconectaron de las máquinas. Una vida llena de sueños terminada así, por culpa de unos cuantos vicios y la estupidez ajena. ¡Qué pesar, qué pesar!
Esta tragedia, obviamente, ha levantado ampollas en Colombia. El papá de María José ha denunciado al bar por negligencia y por no tener protocolos de seguridad. Además, sospecha que algunos de los tragos estaban aguados o con alguna sustancia extraña. Las autoridades ya abrieron una investigación para aclarar lo sucedido y determinar quiénes son los responsables de esta barbaridad. Acá en Costa Rica, bueno, la gente está comentando con fuerza en las redes sociales, diciendo de todo: desde que esto es una vergüenza mundial hasta que deberían cerrar todos esos bares que promueven estos retos peligrosos.
Este caso, en fin, abre un debate importante sobre los retos virales y el consumo excesivo de alcohol. Expertos dicen que estas prácticas pueden causar envenenamiento, problemas respiratorios e incluso la muerte. Por eso, es fundamental que se regule más estos concursos y que haya controles más estrictos en los lugares donde se vende licor. Esto no es un juego, muchachos, es la vida. Hay que cuidarnos y pensar en las consecuencias antes de meterse en líos innecesarios.
La verdad, uno se queda pensando: ¿Hasta cuándo vamos a seguir perdiendo vidas jóvenes por culpa de la imprudencia y la búsqueda desesperada de validación en las redes sociales? ¿Será que necesitamos leyes más duras, campañas de concientización más efectivas, o simplemente cambiar nuestra cultura del alcohol? Cuéntame tú, ¿crees que los bares deberían responsabilizarse legalmente por los daños causados por estos retos de alcohol, o es responsabilidad exclusiva de quien decide participar?
Todo empezó como cualquier salida de viernes en Cali, según cuentan sus familiares. María José, una estudiante de Ingeniería Agroindustrial – ¡qué tremenda carrera!, mae – aprovechó para visitar a unos amigos. Uno de ellos, aparentemente, la convenció de participar en un concurso en el Sagsa Bar. El premio, dicen, era como medio millón de colones, una lana decente, ¿eh? Pero a ver, ¿para qué arriesgar la vida por unas pocas pelas?
La competencia, según los testigos, era simple: tomar varios tragos en el menor tiempo posible. No me pregunten cómo la gente puede hacer eso, porque no lo entiendo. Imagínate: mínimo ocho shots, además de birra y otros churritos. Un video que circuló como agua en Redes Sociales la muestra ya visiblemente pendeja, tratando de seguir adelante con la prueba mientras la gente la alentaba. ¡Pero vamos a darle un respiro a la muchacha, diay!
Y ahí fue cuando pasó lo peor. María José simplemente se desplomó en el suelo. Lo que preocupa, y mucho, es que, según su papá, Andrés Ardila, el bar no tenía ni botiquín básico, ni ambulancia, ¡nada! Estuvieron esperando casi media hora para poder conseguir ayuda. Según cuenta él, la tuvieron que reanimar varias veces; fue un sufrimiento terrible que nadie debería vivir, y menos viendo partir a un ser querido.
Fue llevada a un hospital en carro particular, donde la tuvieron que poner en coma inducido. Los doctores dijeron que tenía un daño cerebral muy grave por broncoaspiración. Después de cinco días luchando contra la muerte, la desconectaron de las máquinas. Una vida llena de sueños terminada así, por culpa de unos cuantos vicios y la estupidez ajena. ¡Qué pesar, qué pesar!
Esta tragedia, obviamente, ha levantado ampollas en Colombia. El papá de María José ha denunciado al bar por negligencia y por no tener protocolos de seguridad. Además, sospecha que algunos de los tragos estaban aguados o con alguna sustancia extraña. Las autoridades ya abrieron una investigación para aclarar lo sucedido y determinar quiénes son los responsables de esta barbaridad. Acá en Costa Rica, bueno, la gente está comentando con fuerza en las redes sociales, diciendo de todo: desde que esto es una vergüenza mundial hasta que deberían cerrar todos esos bares que promueven estos retos peligrosos.
Este caso, en fin, abre un debate importante sobre los retos virales y el consumo excesivo de alcohol. Expertos dicen que estas prácticas pueden causar envenenamiento, problemas respiratorios e incluso la muerte. Por eso, es fundamental que se regule más estos concursos y que haya controles más estrictos en los lugares donde se vende licor. Esto no es un juego, muchachos, es la vida. Hay que cuidarnos y pensar en las consecuencias antes de meterse en líos innecesarios.
La verdad, uno se queda pensando: ¿Hasta cuándo vamos a seguir perdiendo vidas jóvenes por culpa de la imprudencia y la búsqueda desesperada de validación en las redes sociales? ¿Será que necesitamos leyes más duras, campañas de concientización más efectivas, o simplemente cambiar nuestra cultura del alcohol? Cuéntame tú, ¿crees que los bares deberían responsabilizarse legalmente por los daños causados por estos retos de alcohol, o es responsabilidad exclusiva de quien decide participar?