¡Ay, papá! Parece que el Presidente de la Asamblea Legislativa, don Rodrigo Arias, se tomó unas merecidas vacaciones médicas. Después de meses de brete intenso, el hombre necesitaba un respiro, y vaya que lo encontró en una cirugía para arreglarse esos senos paranasales que le estaban dando guerra. Lo bueno es que dicen que todo salió bien, pero parece que el recuperito va tomando más tiempo del esperado.
La movida es sencilla: Arias se metió al quirófano el 1 de octubre, y allá por el principio hablaban de dos o tres semanas de reposo. Pero miren, ya estamos llegando a noviembre y el señor todavía está esperando el alta. Según el departamento de prensa, todo marcha conforme a lo previsto, pero a este paso, vamos a entrarle a diciembre con él aún ausente. Dicen que el lunes tiene una cita importante con el doctor, ahí verá qué le dicen. ¡Esperemos que le den luz verde pronto!
Mientras tanto, la suplente, doña Vanessa Castro, anda haciendo las veces. La señora se fajó la camisa y asumió la responsabilidad de llevar adelante la resolución sobre la inmunidad del Presidente Chaves, la cual, como saben, está siendo tramitada por el Tribunal Supremos. No es tarea fácil, mándale saludos a la señora, porque andar resolviendo eso es más que un chunche, ¡es un brete de cuidado!
Pero la ausencia de Arias coincide con otro momento crucial: el inicio de las sesiones extraordinarias. Ahí el Gobierno va a poner a rodar varios temas, incluyendo el presupuesto ordinario para el 2026. Este tiene que estar listo para votar en segundo debate antes de que termine noviembre, así que se avecinan jornadas intensas en la Asamblea. Que alguien le avise a Arias que hay mucho quehacer por acá.
Y recuerden, señores, que esto no es la primera vez que Arias se ausenta por temas de salud. El año pasado, el pobre hombre se descompensó en casa por una gripe tremenda, y estuvo casi 22 días fuera. Luego, en septiembre, le dio una neumonía que lo mantuvo lejos de la Asamblea por más de un mes. ¡Qué sal! Uno pensaría que este año sí se cuidaba, pero parece que el destino tiene otros planes.
Este año, afortunadamente, la cosa no se puso tan fea como en años anteriores. En 2024, la gripe lo golpeó con fuerza, obligándolo a hospitalización. Y el año pasado, la neumonía lo dejó bastante pachucho. Ojalá esta vez se recupere rápido y pueda volver al ruedo con toda la energía. La Asamblea necesita su presencia, especialmente con tanto tema pendiente.
Ahora bien, viendo todo esto, uno se pregunta si la Asamblea puede funcionar correctamente sin su timón. Doña Vanessa Castro está haciendo un buen trabajo, pero el liderazgo de Arias es innegable. Además, el presupuesto es un tema delicado y requiere de mucha negociación. ¿Será suficiente el tiempo que le queda para tomar decisiones correctas?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la Asamblea Legislativa podrá enfrentar los desafíos venideros sin la presencia inmediata de Rodrigo Arias, o su ausencia generará demoras y complicaciones significativas en la gestión pública? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
La movida es sencilla: Arias se metió al quirófano el 1 de octubre, y allá por el principio hablaban de dos o tres semanas de reposo. Pero miren, ya estamos llegando a noviembre y el señor todavía está esperando el alta. Según el departamento de prensa, todo marcha conforme a lo previsto, pero a este paso, vamos a entrarle a diciembre con él aún ausente. Dicen que el lunes tiene una cita importante con el doctor, ahí verá qué le dicen. ¡Esperemos que le den luz verde pronto!
Mientras tanto, la suplente, doña Vanessa Castro, anda haciendo las veces. La señora se fajó la camisa y asumió la responsabilidad de llevar adelante la resolución sobre la inmunidad del Presidente Chaves, la cual, como saben, está siendo tramitada por el Tribunal Supremos. No es tarea fácil, mándale saludos a la señora, porque andar resolviendo eso es más que un chunche, ¡es un brete de cuidado!
Pero la ausencia de Arias coincide con otro momento crucial: el inicio de las sesiones extraordinarias. Ahí el Gobierno va a poner a rodar varios temas, incluyendo el presupuesto ordinario para el 2026. Este tiene que estar listo para votar en segundo debate antes de que termine noviembre, así que se avecinan jornadas intensas en la Asamblea. Que alguien le avise a Arias que hay mucho quehacer por acá.
Y recuerden, señores, que esto no es la primera vez que Arias se ausenta por temas de salud. El año pasado, el pobre hombre se descompensó en casa por una gripe tremenda, y estuvo casi 22 días fuera. Luego, en septiembre, le dio una neumonía que lo mantuvo lejos de la Asamblea por más de un mes. ¡Qué sal! Uno pensaría que este año sí se cuidaba, pero parece que el destino tiene otros planes.
Este año, afortunadamente, la cosa no se puso tan fea como en años anteriores. En 2024, la gripe lo golpeó con fuerza, obligándolo a hospitalización. Y el año pasado, la neumonía lo dejó bastante pachucho. Ojalá esta vez se recupere rápido y pueda volver al ruedo con toda la energía. La Asamblea necesita su presencia, especialmente con tanto tema pendiente.
Ahora bien, viendo todo esto, uno se pregunta si la Asamblea puede funcionar correctamente sin su timón. Doña Vanessa Castro está haciendo un buen trabajo, pero el liderazgo de Arias es innegable. Además, el presupuesto es un tema delicado y requiere de mucha negociación. ¿Será suficiente el tiempo que le queda para tomar decisiones correctas?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿cree usted que la Asamblea Legislativa podrá enfrentar los desafíos venideros sin la presencia inmediata de Rodrigo Arias, o su ausencia generará demoras y complicaciones significativas en la gestión pública? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
