¡Ay, Dios mío, qué movida! Después de quince largos años, parece que el Ministerio de Educación Pública (MEP) decidió darle una manito a la educación secundaria y eliminar el famoso arrastre de materias. Sí, ese sistema que permitía a los estudiantes ir avanzando a pesar de tener algunas materias pendientes, ¡eso se acabó!
A partir del curso lectivo 2026, todos aquellos que no aprueben todas las asignaturas tendrán que repetir el año entero. Nada de medias tintas, chunches. Esto significa que ya no podrán escoger cuáles materias repetir y cuáles seguir adelante. Un cambio radical, diay, pero dicen que es para mejorar la calidad educativa.
Y ojo, que esto no es una decisión tomada al azar. Según nos cuentan, el Consejo Superior de Educación dio luz verde a un nuevo reglamento, el REAC, donde se establece esta nueva política. El ministro José Leonardo Sánchez, con toda la calma del mundo, explicó que este cambio viene producto de un diagnóstico bien hondo dentro del ministerio. Parece que el arrastre, en lugar de ayudar, estaba generando más dolores de cabeza que soluciones.
“La verdad, muy pocos estudiantes estaban aprovechando eso del adelantamiento,” comentó el ministro. “En la práctica, terminaba siendo más complicado y engorroso que beneficioso. Era un verdadero despiche”. Así que, básicamente, le dieron puerta al arrastre, porque parecía que más le hacía daño que otra cosa.
Pero espérense, que la cosa va más allá. Resulta que el sistema del arrastre, implementado en el 2009, estaba creando un panorama caótico en las escuelas. Estudiantes de sobreedad varándose por años en el sistema, arrastrando materias y sin poder completar sus estudios. ¡Qué pena ajena! Muchos se quedaban atascados, prolongando su estancia escolar y dificultando un buen acompañamiento pedagógico.
Y no solo eso, sino que también afectaba la planificación de clases y la organización de grupos. Con alumnos de diferentes niveles mezclados en un mismo salón, la dinámica se volvía complicada y muchos estudiantes perdían la motivación. Rocío Solís, exviceministra académica, lo puso claro: “Se había convertido en una solución administrativa, no educativa”.
Ahora, con este nuevo modelo, el MEP espera que todo esté más ordenadito y organizado. Se busca fortalecer el apoyo temprano a los estudiantes, detectar rezagos a tiempo y ofrecer estrategias para evitar que lleguen al punto de tener que repetir el año. Suena bien en teoría, ¿verdad? Pero habrá que ver cómo funciona en la práctica, porque a veces, esos planes se quedan cortos.
Total, el panorama está servido. Desde 2026, aprobar todas las materias será obligatorio para pasar de grado. ¿Será que este cambio traerá mejores resultados académicos, o simplemente crearemos nuevos problemas? ¡Compañeros, díganme qué piensan ustedes! ¿Creen que era hora de acabar con el arrastre, o estamos echando a perder una oportunidad?
A partir del curso lectivo 2026, todos aquellos que no aprueben todas las asignaturas tendrán que repetir el año entero. Nada de medias tintas, chunches. Esto significa que ya no podrán escoger cuáles materias repetir y cuáles seguir adelante. Un cambio radical, diay, pero dicen que es para mejorar la calidad educativa.
Y ojo, que esto no es una decisión tomada al azar. Según nos cuentan, el Consejo Superior de Educación dio luz verde a un nuevo reglamento, el REAC, donde se establece esta nueva política. El ministro José Leonardo Sánchez, con toda la calma del mundo, explicó que este cambio viene producto de un diagnóstico bien hondo dentro del ministerio. Parece que el arrastre, en lugar de ayudar, estaba generando más dolores de cabeza que soluciones.
“La verdad, muy pocos estudiantes estaban aprovechando eso del adelantamiento,” comentó el ministro. “En la práctica, terminaba siendo más complicado y engorroso que beneficioso. Era un verdadero despiche”. Así que, básicamente, le dieron puerta al arrastre, porque parecía que más le hacía daño que otra cosa.
Pero espérense, que la cosa va más allá. Resulta que el sistema del arrastre, implementado en el 2009, estaba creando un panorama caótico en las escuelas. Estudiantes de sobreedad varándose por años en el sistema, arrastrando materias y sin poder completar sus estudios. ¡Qué pena ajena! Muchos se quedaban atascados, prolongando su estancia escolar y dificultando un buen acompañamiento pedagógico.
Y no solo eso, sino que también afectaba la planificación de clases y la organización de grupos. Con alumnos de diferentes niveles mezclados en un mismo salón, la dinámica se volvía complicada y muchos estudiantes perdían la motivación. Rocío Solís, exviceministra académica, lo puso claro: “Se había convertido en una solución administrativa, no educativa”.
Ahora, con este nuevo modelo, el MEP espera que todo esté más ordenadito y organizado. Se busca fortalecer el apoyo temprano a los estudiantes, detectar rezagos a tiempo y ofrecer estrategias para evitar que lleguen al punto de tener que repetir el año. Suena bien en teoría, ¿verdad? Pero habrá que ver cómo funciona en la práctica, porque a veces, esos planes se quedan cortos.
Total, el panorama está servido. Desde 2026, aprobar todas las materias será obligatorio para pasar de grado. ¿Será que este cambio traerá mejores resultados académicos, o simplemente crearemos nuevos problemas? ¡Compañeros, díganme qué piensan ustedes! ¿Creen que era hora de acabar con el arrastre, o estamos echando a perder una oportunidad?