¡Ay, Dios mío! La política nacional amaneció con una notica bien pesada: falleció ayer a los 78 años, el exdiputado Victor Emilio Láscarez Láscarez. Un tipo que transitó varios bretes en la vida pública, desde la Asamblea hasta ser cónsul en Nicaragua, y ahora se va dejando un vacío grande en el Partido Liberación Nacional y en muchísima gente que lo conocía. Una pena, verdaderamente.
Para los más jóvenes que no lo recuerden tanto, don Víctor tuvo un pasito por la Asamblea Legislativa entre 2009 y 2010, reemplazando a Ofelia Taitelbaum cuando ella salió defensora de los habitantes. Aunque fue un período corto, ahí demostró ser un defensor a rajatabla de los derechos laborales y de buscarle una casita digna a las familias – cosas que, díganlo ustedes, todavía estamos luchando por lograr acá en el país.
Y ni hablar de su época como cónsul en Nicaragua. Ahí hubo un momentazo, cuando el entonces presidente Óscar Arias Sánchez le pidió la renuncia. Cosas de la política, ya saben, a veces te metes en bretes que no son fáciles. Pero eso no opacó su trayectoria, porque siguió sirviendo al país como asesor, aportando su granito de arena, según cuenta el actual presidente de la Asamblea, Rodrigo Arias Sánchez. El mae tenía experiencia, y no cualquiera se anima a darle la espalda a alguien con tanta historia.
Pero no todo fue política para don Víctor. ¡Mira qué iba!, también se metía en el fútbol. Era dirigente de la Asociación Deportiva Sagrada Familia, echándole ganas por la Primera y Segunda División. Un mae entregado al deporte, como debe ser. Lo recuerdo jugando semipro con los muchachos del barrio, siempre con una sonrisa y dispuesto a echarse unas risas. Eso sí era un chunche, un verdadero ejemplo a seguir.
Rodrigo Arias, en sus redes sociales, expresó su dolor por la pérdida de un compañero de lucha y un amigo entrañable. Dijo que Láscarez fue un hombre comprometido con las causas sociales y resaltó su humildad y solidaridad. Definitivamente, era un personaje que dejaba una buena vara, un tico de corazón que siempre pensaba en los demás. Qué carga quedarse sin él, sinceramente.
Muchos analistas políticos han dicho que la muerte de don Víctor representa una pérdida importante para el PLN, especialmente en estos tiempos donde se necesita gente con experiencia y principios sólidos. No era un político cualquiera; tenía la capacidad de escuchar a la gente, entender sus necesidades y luchar por ellas. En fin, un líder que sabía combinar la visión política con el contacto directo con la base.
Ahora, pensando en todo esto, me acuerdo de cómo el político tico siempre ha sido visto… algunos dicen que todos tienen intereses turbios, que buscan el poder a toda costa. Pero don Víctor, a pesar de haber tenido oportunidades, siempre mantuvo la humildad y la honestidad. Demostró que se puede estar en la política y ser un servidor público de verdad, alguien que trabaja por el pueblo y no para su propio beneficio. ¡Eso sí es a cachete!
En fin, se fue un grande, un tico ejemplar que dejó un legado imborrable. Ahora, me pregunto: ¿Cuál creen ustedes que es el mayor desafío que enfrenta la clase política costarricense hoy en día para recuperar la confianza de la ciudadanía y demostrar que realmente representan sus intereses?
Para los más jóvenes que no lo recuerden tanto, don Víctor tuvo un pasito por la Asamblea Legislativa entre 2009 y 2010, reemplazando a Ofelia Taitelbaum cuando ella salió defensora de los habitantes. Aunque fue un período corto, ahí demostró ser un defensor a rajatabla de los derechos laborales y de buscarle una casita digna a las familias – cosas que, díganlo ustedes, todavía estamos luchando por lograr acá en el país.
Y ni hablar de su época como cónsul en Nicaragua. Ahí hubo un momentazo, cuando el entonces presidente Óscar Arias Sánchez le pidió la renuncia. Cosas de la política, ya saben, a veces te metes en bretes que no son fáciles. Pero eso no opacó su trayectoria, porque siguió sirviendo al país como asesor, aportando su granito de arena, según cuenta el actual presidente de la Asamblea, Rodrigo Arias Sánchez. El mae tenía experiencia, y no cualquiera se anima a darle la espalda a alguien con tanta historia.
Pero no todo fue política para don Víctor. ¡Mira qué iba!, también se metía en el fútbol. Era dirigente de la Asociación Deportiva Sagrada Familia, echándole ganas por la Primera y Segunda División. Un mae entregado al deporte, como debe ser. Lo recuerdo jugando semipro con los muchachos del barrio, siempre con una sonrisa y dispuesto a echarse unas risas. Eso sí era un chunche, un verdadero ejemplo a seguir.
Rodrigo Arias, en sus redes sociales, expresó su dolor por la pérdida de un compañero de lucha y un amigo entrañable. Dijo que Láscarez fue un hombre comprometido con las causas sociales y resaltó su humildad y solidaridad. Definitivamente, era un personaje que dejaba una buena vara, un tico de corazón que siempre pensaba en los demás. Qué carga quedarse sin él, sinceramente.
Muchos analistas políticos han dicho que la muerte de don Víctor representa una pérdida importante para el PLN, especialmente en estos tiempos donde se necesita gente con experiencia y principios sólidos. No era un político cualquiera; tenía la capacidad de escuchar a la gente, entender sus necesidades y luchar por ellas. En fin, un líder que sabía combinar la visión política con el contacto directo con la base.
Ahora, pensando en todo esto, me acuerdo de cómo el político tico siempre ha sido visto… algunos dicen que todos tienen intereses turbios, que buscan el poder a toda costa. Pero don Víctor, a pesar de haber tenido oportunidades, siempre mantuvo la humildad y la honestidad. Demostró que se puede estar en la política y ser un servidor público de verdad, alguien que trabaja por el pueblo y no para su propio beneficio. ¡Eso sí es a cachete!
En fin, se fue un grande, un tico ejemplar que dejó un legado imborrable. Ahora, me pregunto: ¿Cuál creen ustedes que es el mayor desafío que enfrenta la clase política costarricense hoy en día para recuperar la confianza de la ciudadanía y demostrar que realmente representan sus intereses?