¡Ay, Dios mío! Parece que el año no pinta fácil. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, soltó la bomba en Desde Buena Mañana: podríamos estar viendo un año tan feo como el 2023 en cuanto a homicidios. De verdad, nos puso a todos pensando qué estará pasando, porque aunque hemos visto mejoras, todavía hay mucho brete por delante.
Según el jerarca, varias zonas del país están brillando –pero no precisamente por cosas buenas– como puntos calientes de criminalidad. Nos referimos a barrios del Sur en San José, Alajuelita, Hatillo, toda la vibra de Limón (tanto Limón Centro como otras áreas), Puntarenas, Parrita y Quepos. Una lista considerable, ¿verdad? Uno se empieza a preguntar si realmente estamos avanzando como deberíamos.
Pero eso no es todo, pues Zúñiga también lanzó una advertencia sobre regiones que podrían sumar a la lista de preocupaciones. Hablamos del norte de San José y, de nuevo, Limón, aunque no especificó exactamente dónde. Claramente, le preocupa que algunas acciones estén generando movimientos en el mundo delictivo, creando oportunidades para nuevos actores. ¡Un panorama que da bastante qué pensar!
Lo interesante es cómo mencionaron el caso de Batán, en Limón. Según el OIJ, ahí sí lograron meterle mano, gracias a operativos conjuntos con la Fuerza Pública. Desarticularon a dos bandas grandes, reduciendo significativamente la violencia. Ahora, lo que les quema es atrapar a un tipo conocido como 'Tan', quien sigue siendo clave en el esquema criminal de la zona. Que lo agarren pronto, porque así se mantiene la calma, mae.
Los números hablan por sí solos: hasta el 14 de octubre ya tenemos 691 homicidios registrados, nueve más que en el mismo período del año pasado. Definitivamente, no son estadísticas que nos hagan sentir orgullosos ni demuestran que los esfuerzos policiales están dando los frutos esperados. Las provincias con mayor número de crímenes siguen siendo San José, Limón y Puntarenas, demostrando que la problemática es generalizada y requiere soluciones integrales.
Muchos se preguntan qué está detrás de este posible repunte. Algunos apuntan a factores económicos, otros a la influencia de pandillas internacionales y otros a fallas en el sistema judicial. La verdad es que seguramente es una combinación de todo esto. Y mientras no abordemos estos problemas desde sus raíces, la situación seguirá siendo complicada, diay.
Ahora, el tema de los operativos es delicado. Por un lado, son necesarios para desmantelar estructuras criminales, pero por otro, pueden crear vacíos de poder que aprovechan otros grupos. Es un juego constante, una lucha por controlar territorio que pone en riesgo la seguridad ciudadana. El OIJ tendrá que ser astuto para anticipar estos movimientos y evitar que la situación se agrave aún más. Necesitamos más inversión y estrategias innovadoras, ¡y rápido!
En fin, parece que nos esperan tiempos movidos. La advertencia del OIJ es clara: debemos estar atentos y exigir a las autoridades medidas efectivas para combatir la creciente inseguridad. Pero dígame usted, ¿qué cree que sería la medida más efectiva para reducir la criminalidad en nuestro país, más allá de los operativos policiales? ¿Invertir más en educación, fortalecer el sistema judicial o promover programas sociales?
Según el jerarca, varias zonas del país están brillando –pero no precisamente por cosas buenas– como puntos calientes de criminalidad. Nos referimos a barrios del Sur en San José, Alajuelita, Hatillo, toda la vibra de Limón (tanto Limón Centro como otras áreas), Puntarenas, Parrita y Quepos. Una lista considerable, ¿verdad? Uno se empieza a preguntar si realmente estamos avanzando como deberíamos.
Pero eso no es todo, pues Zúñiga también lanzó una advertencia sobre regiones que podrían sumar a la lista de preocupaciones. Hablamos del norte de San José y, de nuevo, Limón, aunque no especificó exactamente dónde. Claramente, le preocupa que algunas acciones estén generando movimientos en el mundo delictivo, creando oportunidades para nuevos actores. ¡Un panorama que da bastante qué pensar!
Lo interesante es cómo mencionaron el caso de Batán, en Limón. Según el OIJ, ahí sí lograron meterle mano, gracias a operativos conjuntos con la Fuerza Pública. Desarticularon a dos bandas grandes, reduciendo significativamente la violencia. Ahora, lo que les quema es atrapar a un tipo conocido como 'Tan', quien sigue siendo clave en el esquema criminal de la zona. Que lo agarren pronto, porque así se mantiene la calma, mae.
Los números hablan por sí solos: hasta el 14 de octubre ya tenemos 691 homicidios registrados, nueve más que en el mismo período del año pasado. Definitivamente, no son estadísticas que nos hagan sentir orgullosos ni demuestran que los esfuerzos policiales están dando los frutos esperados. Las provincias con mayor número de crímenes siguen siendo San José, Limón y Puntarenas, demostrando que la problemática es generalizada y requiere soluciones integrales.
Muchos se preguntan qué está detrás de este posible repunte. Algunos apuntan a factores económicos, otros a la influencia de pandillas internacionales y otros a fallas en el sistema judicial. La verdad es que seguramente es una combinación de todo esto. Y mientras no abordemos estos problemas desde sus raíces, la situación seguirá siendo complicada, diay.
Ahora, el tema de los operativos es delicado. Por un lado, son necesarios para desmantelar estructuras criminales, pero por otro, pueden crear vacíos de poder que aprovechan otros grupos. Es un juego constante, una lucha por controlar territorio que pone en riesgo la seguridad ciudadana. El OIJ tendrá que ser astuto para anticipar estos movimientos y evitar que la situación se agrave aún más. Necesitamos más inversión y estrategias innovadoras, ¡y rápido!
En fin, parece que nos esperan tiempos movidos. La advertencia del OIJ es clara: debemos estar atentos y exigir a las autoridades medidas efectivas para combatir la creciente inseguridad. Pero dígame usted, ¿qué cree que sería la medida más efectiva para reducir la criminalidad en nuestro país, más allá de los operativos policiales? ¿Invertir más en educación, fortalecer el sistema judicial o promover programas sociales?
