¡Ay, Dios mío! Esto pinta pa’ un chinchorreo largo, pura polémica y poca claridad. Resulta que Don Rodrigo, nuestro presidente, mandó cambiar la norma técnica del aborto terapéutico, ¿recuerdan?, esa que protege a la muger cuando su vida corre peligro. Pero aquí viene la fregada, chavos: llevamos más de 24 horas y la nueva versión sigue guardadita, como si fuera el secreto de la Coca Cola. CR Hoy ha pedido la boleta, hemos insistido, pero parece que la Presidencia y el Ministerio de Salud nos dan largas… ¡Qué torta!
Para ponerlos al día, esta normita existe precisamente para salvar vidas, tanto la de la mamá como la del bebé, según dicen. Y ojo, porque aquí tenemos un brete ideológico tremendo: Chaves y la vicepresidenta, Mary Munive, tienen ideas bien distintas sobre esto. Él dice que se deshizo de la vieja norma porque es “provida”, pero solo cuando la vida de la mamá está en juego. Agregó que ahora, la única opción para un aborto sin problema legal es si la madre va a morir o el bebé va a morirse dentro de ella... ¡Qué carga!
Pero esperen, que aún hay más. Todo empezó porque Don Rodrigo le prometió a la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC) que iba a meterle mano a la norma antes del 15 de octubre, y claro, así se puso a renegar. Esto se está moviendo como pelota en feria, con la normativa sirviendo como herramienta política en plena campaña electoral. Ya ven la jugada, ¿verdad?
Si revisamos lo que dice Chaves versus lo que dice Munive, las cosas se ponen todavía más raras. Después de una misa en la Basílica de los Ángeles, donde el arzobispo habló sobre el tema, Munive salió diciendo que el gobierno es “provida” y también a favor de la madre. Explicó que no podemos permitir que una madre muera y deje huérfanos a sus hijos... ¡Qué nivel de contradicción, wey!
Y eso no es todo, porque hace unos meses, la propia Munive le pidió a la Sala Constitucional que rechazara una demanda de unos grupitos que no están contentos con la norma actual. Según ella, la norma es necesaria para proteger los derechos de las mujeres embarazadas. Argumenta que la norma de 2019 oficializa procesos que ya estaban en el Código Penal desde 1970, y que no crea “causales nuevas”. Eso sí, defendió a capa y espada la importancia de atender emergencias obstétricas, asegurando que la seguridad de la madre siempre es lo primero, incluso por encima de la objeción de conciencia de los médicos.
La defensa del Ministerio ante la Sala Constitucional explica que una emergencia obstétrica es cuando la vida de la madre o el bebé está en peligro. Recalcan que en esos casos, los doctores tienen la obligación ética y legal de ayudar, aunque no quieran por motivos personales. Así lo explican en sus documentos: “En estos casos se prioriza el deber ético y legal de atención del profesional de la salud por encima de la objeción de conciencia individual cuando no hay alternativa disponible.” Suena a letra chica, ¿no creen?
La verdad es que toda esta novela me tiene al pelo. Uno pensaría que en pleno siglo XXI, discutir sobre la salud reproductiva de las mujeres sería cosa del pasado, pero aquí seguimos metidos en un lío político y religioso que nadie parece querer resolver de forma clara y transparente. Se anda dando vueltas, se hacen promesas vacías, y mientras tanto, las mujeres se quedan en medio, sin saber qué esperar. Este caso se va a ir al traste si siguen así, ¡qué sal!
Con todo esto, me pregunto: ¿creen ustedes que este secretismo alrededor de las modificaciones a la norma del aborto esconde algo más oscuro que una simple diferencia de opiniones? ¿Debería el gobierno ser más transparente sobre estos temas cruciales que afectan directamente a la salud y los derechos de las mujeres costarricenses? ¡Den su opinión, mangos!
Para ponerlos al día, esta normita existe precisamente para salvar vidas, tanto la de la mamá como la del bebé, según dicen. Y ojo, porque aquí tenemos un brete ideológico tremendo: Chaves y la vicepresidenta, Mary Munive, tienen ideas bien distintas sobre esto. Él dice que se deshizo de la vieja norma porque es “provida”, pero solo cuando la vida de la mamá está en juego. Agregó que ahora, la única opción para un aborto sin problema legal es si la madre va a morir o el bebé va a morirse dentro de ella... ¡Qué carga!
Pero esperen, que aún hay más. Todo empezó porque Don Rodrigo le prometió a la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC) que iba a meterle mano a la norma antes del 15 de octubre, y claro, así se puso a renegar. Esto se está moviendo como pelota en feria, con la normativa sirviendo como herramienta política en plena campaña electoral. Ya ven la jugada, ¿verdad?
Si revisamos lo que dice Chaves versus lo que dice Munive, las cosas se ponen todavía más raras. Después de una misa en la Basílica de los Ángeles, donde el arzobispo habló sobre el tema, Munive salió diciendo que el gobierno es “provida” y también a favor de la madre. Explicó que no podemos permitir que una madre muera y deje huérfanos a sus hijos... ¡Qué nivel de contradicción, wey!
Y eso no es todo, porque hace unos meses, la propia Munive le pidió a la Sala Constitucional que rechazara una demanda de unos grupitos que no están contentos con la norma actual. Según ella, la norma es necesaria para proteger los derechos de las mujeres embarazadas. Argumenta que la norma de 2019 oficializa procesos que ya estaban en el Código Penal desde 1970, y que no crea “causales nuevas”. Eso sí, defendió a capa y espada la importancia de atender emergencias obstétricas, asegurando que la seguridad de la madre siempre es lo primero, incluso por encima de la objeción de conciencia de los médicos.
La defensa del Ministerio ante la Sala Constitucional explica que una emergencia obstétrica es cuando la vida de la madre o el bebé está en peligro. Recalcan que en esos casos, los doctores tienen la obligación ética y legal de ayudar, aunque no quieran por motivos personales. Así lo explican en sus documentos: “En estos casos se prioriza el deber ético y legal de atención del profesional de la salud por encima de la objeción de conciencia individual cuando no hay alternativa disponible.” Suena a letra chica, ¿no creen?
La verdad es que toda esta novela me tiene al pelo. Uno pensaría que en pleno siglo XXI, discutir sobre la salud reproductiva de las mujeres sería cosa del pasado, pero aquí seguimos metidos en un lío político y religioso que nadie parece querer resolver de forma clara y transparente. Se anda dando vueltas, se hacen promesas vacías, y mientras tanto, las mujeres se quedan en medio, sin saber qué esperar. Este caso se va a ir al traste si siguen así, ¡qué sal!
Con todo esto, me pregunto: ¿creen ustedes que este secretismo alrededor de las modificaciones a la norma del aborto esconde algo más oscuro que una simple diferencia de opiniones? ¿Debería el gobierno ser más transparente sobre estos temas cruciales que afectan directamente a la salud y los derechos de las mujeres costarricenses? ¡Den su opinión, mangos!