Maes, no sé si ya vieron la última vara que anda circulando, pero está para sentarse a analizarla con calma. Salió un sondeo digital del Observatorio del Desarrollo de la UCR que pone a Álvaro Ramos (PLN) y a Ariel Robles (FA) volando en la intención de voto para 2026. Como era de esperar, las campañas salieron a celebrar casi que con pólvora. Ramos hasta dijo que era “la voz de un pueblo que despierta”. Todo muy bonito, muy épico, pero diay… llegó el analista Mario Quirós y, con la tranquilidad de un cirujano, les aguó por completo la fiesta.
Y es que aquí es donde la cosa se pone buena, porque lo que Quirós explica es que este sondeo es, en resumen, un despiche metodológico. Ojo a la radiografía que hace el mae: la encuesta se pasó por redes sociales y WhatsApp. O sea, la respondió el que quiso, no una muestra aleatoria y representativa del país. ¿El resultado? Una foto súper distorsionada. El 92% de los que respondieron tienen estudios universitarios, el 86% vive en la GAM y la mayoría son hombres mayores de 40. En tico: la encuesta la respondió un grupo muy específico de gente, el que probablemente ya está metido en la discusión política digital, y no la señora de La Lucha que vende pejibayes o el güila que bretea en una piñera en la Zona Norte.
Lo más delicado del asunto, y aquí es donde uno como periodista se pone quisquilloso, es la forma en que se usan estos datos. Quirós lo dice clarito: usar este sondeo para proclamarse líder es un “acto de desinformación”. ¡Fuertísimo! Y tiene toda la razón. Una cosa es un ejercicio exploratorio para ver por dónde anda el sentir de la gente en Twitter, y otra muy distinta es venderlo como si fuera el resultado de las elecciones de mañana. Es fácil para una campaña caer en la tentación, claro. Ven un número que les gusta y lo convierten en su nueva pancarta. El problema es que están construyendo un castillo de naipes sobre una base que, según el propio analista, tiene un “sesgo estructural” que impide proyectar nada a nivel nacional.
Esta vara va más allá de un simple sondeo o de si Ramos o Robles van de primeros en una encuesta de WhatsApp. El tema de fondo es la enorme responsabilidad que tenemos todos, desde los políticos hasta nosotros los ciudadanos, de no comernos entero el primer cuento que nos echan. Vivimos en la era de las burbujas informativas, donde es muy fácil rodearse solo de opiniones que confirman lo que ya pensamos. Este sondeo es el ejemplo perfecto de una burbuja: un montón de gente con perfiles muy similares opinando lo mismo. Tomar eso como la "voz del pueblo" no solo es un error técnico, es ignorar la diversidad y complejidad de la Costa Rica real que está fuera de esa burbuja digital.
Al final, este tipo de ejercicios son como un espejismo en el desierto político. Desde lejos parece que te muestra un panorama claro, pero cuando te acercas, te das cuenta de que no hay nada sólido. Sirve para generar titulares, para darle munición a los seguidores más fieles y para que los candidatos inflen el pecho un par de días. Pero nuestro brete como ciudadanos informados es aprender a diferenciar un dato científico de un titular sabroso pero vacío. La democracia es algo muy serio como para basarla en encuestas que tienen menos representatividad que el chat de la familia.
Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que los partidos abusan de estos sondeos para pulsear opinión, aunque sepan que no son la foto real del país? ¿O es que en la política de hoy todo se vale con tal de ganar titulares?
Y es que aquí es donde la cosa se pone buena, porque lo que Quirós explica es que este sondeo es, en resumen, un despiche metodológico. Ojo a la radiografía que hace el mae: la encuesta se pasó por redes sociales y WhatsApp. O sea, la respondió el que quiso, no una muestra aleatoria y representativa del país. ¿El resultado? Una foto súper distorsionada. El 92% de los que respondieron tienen estudios universitarios, el 86% vive en la GAM y la mayoría son hombres mayores de 40. En tico: la encuesta la respondió un grupo muy específico de gente, el que probablemente ya está metido en la discusión política digital, y no la señora de La Lucha que vende pejibayes o el güila que bretea en una piñera en la Zona Norte.
Lo más delicado del asunto, y aquí es donde uno como periodista se pone quisquilloso, es la forma en que se usan estos datos. Quirós lo dice clarito: usar este sondeo para proclamarse líder es un “acto de desinformación”. ¡Fuertísimo! Y tiene toda la razón. Una cosa es un ejercicio exploratorio para ver por dónde anda el sentir de la gente en Twitter, y otra muy distinta es venderlo como si fuera el resultado de las elecciones de mañana. Es fácil para una campaña caer en la tentación, claro. Ven un número que les gusta y lo convierten en su nueva pancarta. El problema es que están construyendo un castillo de naipes sobre una base que, según el propio analista, tiene un “sesgo estructural” que impide proyectar nada a nivel nacional.
Esta vara va más allá de un simple sondeo o de si Ramos o Robles van de primeros en una encuesta de WhatsApp. El tema de fondo es la enorme responsabilidad que tenemos todos, desde los políticos hasta nosotros los ciudadanos, de no comernos entero el primer cuento que nos echan. Vivimos en la era de las burbujas informativas, donde es muy fácil rodearse solo de opiniones que confirman lo que ya pensamos. Este sondeo es el ejemplo perfecto de una burbuja: un montón de gente con perfiles muy similares opinando lo mismo. Tomar eso como la "voz del pueblo" no solo es un error técnico, es ignorar la diversidad y complejidad de la Costa Rica real que está fuera de esa burbuja digital.
Al final, este tipo de ejercicios son como un espejismo en el desierto político. Desde lejos parece que te muestra un panorama claro, pero cuando te acercas, te das cuenta de que no hay nada sólido. Sirve para generar titulares, para darle munición a los seguidores más fieles y para que los candidatos inflen el pecho un par de días. Pero nuestro brete como ciudadanos informados es aprender a diferenciar un dato científico de un titular sabroso pero vacío. La democracia es algo muy serio como para basarla en encuestas que tienen menos representatividad que el chat de la familia.
Diay, maes, ¿qué opinan ustedes? ¿Creen que los partidos abusan de estos sondeos para pulsear opinión, aunque sepan que no son la foto real del país? ¿O es que en la política de hoy todo se vale con tal de ganar titulares?