¡Ay, Dios mío! Acá estamos otra vez, con Temblorito dando guerra en nuestro cantón. Resulta que el Volcán Tenorio, ese grandote dormilón, sigue moviéndose y moviendo a sus alrededores. La Red Sismológica Nacional (RSN) nos soltó la bomba: 85 sismos en los últimos días, algunos bien sentidos, y todo esto cerca de Tierras Morenas de Tilarán. ¡Qué desmadre!
Para ponerlos al día, la cosa empezó el 1 de octubre, con un temblorcito de 2.4. Pero luego, el sábado 4, vino el plato fuerte: un sismo de 5.4, ¡con todo y campanas! Según los geólogos de la UCR, estos movimientos están asociados a la Falla Chiripa, una bestia que ya nos dio sustos en el pasado, como esos terremotos de Guatuso en 1911 y Tilarán en 1973. ¡Imagínate la bronca! Recordamos a nuestros abuelos contándonos esas historias, y ahora parece que la historia quiere repetirse.
Lo bueno, dicen los expertos, es que esta actividad no está ligada directamente a la erupción del Tenorio. Eso sí, la falla Chiripa es un sistema complejo, con una extensión de unos 30 kilómetros, y atraviesa justo debajo del volcán. Como si fuera un río subterráneo de tensión que busca liberarse. Y ahí vamos nosotros, viviendo encima de él, ¡esperando que no se nos venga abajo la casa! A pesar de que los científicos aseguran que no podemos predecirlos, uno se pone a pensar... ¿qué estaría pasando allá abajo?
La RSN-UCR anda monitoreando la situación con lupa, diciendo que los sismos se concentran a unos 7 kilómetros al sureste de la cima del Tenorio y a 9 kilómetros al noreste de Tierras Morenas. Se nota que le están poniendo toda la carne al asador, pero uno siempre piensa: 'Si hubieran sabido antes, quizás podríamos haber hecho algo'. No digo que sean culpables, pero uno se siente un poco vulnerable, ¿saben?
Ahora bien, hay que recordar que Costa Rica es un país sísmico por excelencia, así que estar alerta es lo mínimo que podemos hacer. Ya saben, revisar qué tan seguros están los muebles, tener una mochila lista con cosas esenciales, y saber cómo actuar en caso de un temblor mayor. Misma vaina que hacemos cada año, pero con la particularidad de que esta vez, el Temblorito está insistiendo mucho. Y eso, amigos, no es juego de niños.
Y aquí viene lo interesante: los especialistas recalcan que esta sismicidad se da en fallas que cruzan debajo del volcán, pero no tienen nada que ver con el material magmático dentro del Tenorio. Es decir, no significa que el volcán vaya a explotar, ¡gracias a Dios! Aunque, siendo honestos, uno se pone un poco nervioso al escuchar todas estas explicaciones técnicas. A veces, me gustaría que simplemente dijera: 'Todo está bien, tranquilos', pero claro, eso sería mentir.
Desde tiempos inmemoriales, la Escuela Centroamericana de Geología ha estudiado a fondo el sistema de fallas Chiripa. Han realizado trabajos e investigaciones que nos ayudan a entender mejor cómo funciona esta falla y qué riesgos implica vivir cerca de ella. Pero la verdad, uno se queda con la incertidumbre. Ver a los técnicos con sus aparatos, midiendo y analizando, te hace sentir importante, pero también pequeño ante la fuerza de la naturaleza. Uno se acuerda de los antiguos, que ofrecían velas y rezaban a San Isidro Labrador para protegerse de los desastres naturales.
En fin, esperamos que esto no se complique más y que pronto volvamos a la tranquilidad. Por mientras, andaremos con cuidado y revisando los planes de emergencia. Una preguntita para ustedes, mis queridos lectores: ¿Cómo han afectado estos sismos su rutina diaria y qué medidas extra han tomado para protegerse y a sus familias? Compartan sus experiencias y consejos en el foro, ¡porque juntos somos más fuertes!
Para ponerlos al día, la cosa empezó el 1 de octubre, con un temblorcito de 2.4. Pero luego, el sábado 4, vino el plato fuerte: un sismo de 5.4, ¡con todo y campanas! Según los geólogos de la UCR, estos movimientos están asociados a la Falla Chiripa, una bestia que ya nos dio sustos en el pasado, como esos terremotos de Guatuso en 1911 y Tilarán en 1973. ¡Imagínate la bronca! Recordamos a nuestros abuelos contándonos esas historias, y ahora parece que la historia quiere repetirse.
Lo bueno, dicen los expertos, es que esta actividad no está ligada directamente a la erupción del Tenorio. Eso sí, la falla Chiripa es un sistema complejo, con una extensión de unos 30 kilómetros, y atraviesa justo debajo del volcán. Como si fuera un río subterráneo de tensión que busca liberarse. Y ahí vamos nosotros, viviendo encima de él, ¡esperando que no se nos venga abajo la casa! A pesar de que los científicos aseguran que no podemos predecirlos, uno se pone a pensar... ¿qué estaría pasando allá abajo?
La RSN-UCR anda monitoreando la situación con lupa, diciendo que los sismos se concentran a unos 7 kilómetros al sureste de la cima del Tenorio y a 9 kilómetros al noreste de Tierras Morenas. Se nota que le están poniendo toda la carne al asador, pero uno siempre piensa: 'Si hubieran sabido antes, quizás podríamos haber hecho algo'. No digo que sean culpables, pero uno se siente un poco vulnerable, ¿saben?
Ahora bien, hay que recordar que Costa Rica es un país sísmico por excelencia, así que estar alerta es lo mínimo que podemos hacer. Ya saben, revisar qué tan seguros están los muebles, tener una mochila lista con cosas esenciales, y saber cómo actuar en caso de un temblor mayor. Misma vaina que hacemos cada año, pero con la particularidad de que esta vez, el Temblorito está insistiendo mucho. Y eso, amigos, no es juego de niños.
Y aquí viene lo interesante: los especialistas recalcan que esta sismicidad se da en fallas que cruzan debajo del volcán, pero no tienen nada que ver con el material magmático dentro del Tenorio. Es decir, no significa que el volcán vaya a explotar, ¡gracias a Dios! Aunque, siendo honestos, uno se pone un poco nervioso al escuchar todas estas explicaciones técnicas. A veces, me gustaría que simplemente dijera: 'Todo está bien, tranquilos', pero claro, eso sería mentir.
Desde tiempos inmemoriales, la Escuela Centroamericana de Geología ha estudiado a fondo el sistema de fallas Chiripa. Han realizado trabajos e investigaciones que nos ayudan a entender mejor cómo funciona esta falla y qué riesgos implica vivir cerca de ella. Pero la verdad, uno se queda con la incertidumbre. Ver a los técnicos con sus aparatos, midiendo y analizando, te hace sentir importante, pero también pequeño ante la fuerza de la naturaleza. Uno se acuerda de los antiguos, que ofrecían velas y rezaban a San Isidro Labrador para protegerse de los desastres naturales.
En fin, esperamos que esto no se complique más y que pronto volvamos a la tranquilidad. Por mientras, andaremos con cuidado y revisando los planes de emergencia. Una preguntita para ustedes, mis queridos lectores: ¿Cómo han afectado estos sismos su rutina diaria y qué medidas extra han tomado para protegerse y a sus familias? Compartan sus experiencias y consejos en el foro, ¡porque juntos somos más fuertes!