¡Ay, Dios mío! Qué bronca la que se vivió anoche en Juan Viñas, Cartago. Un carro se fue pa' abajo, directo a un río, y la cosa quedó clarísima: estamos hablando de un golpe durísimo para toda la comunidad. Se dice que eran seis personas adentro –tres adultos y tres nenes– y hasta ahora, la búsqueda sigue intensa.
La verdad, el panorama es complicado. El vehículo, aparentemente, resbaló y salió de la carretera, cayendo unos 150 metros hasta llegar al río. Imagínatelo: pura pendiente empinada y vegetación densa. La Cruz Roja llegó rapidito, pero acceder al lugar era un brete, se necesitaba la ayuda de todos los servicios de emergencia y, además, voluntarios del sector.
Lo bueno es que, contra viento y marea, pudieron rescatar a tres personas: un señor, una dama y un chamaco de unos ocho añitos. El niño y la señora están en condición crítica en el Hospital William Allen de Turrialba – ojalá se recuperen pronto. El señor tuvo suerte, solo necesitó unas curitas ahí mismo en el sitio. Pero la preocupación es enorme porque faltan tres personas desaparecidas, y el tiempo apremia, diay.
Por lo que cuentan los testigos, luego del golpe, todos lucharon por agarrarse a lo que pudieran –troncos, rocas– para no ser arrastrados por la corriente. Con razón los equipos de rescate tuvieron que trabajar a marchas forzadas, enfrentándose a una topografía infernal y a un río bastante bravo. Se movilizaron bomberos, personal de la Cruz Roja especializada, y hasta gente del vecindario que quería echarle una mano, porque esto nos afecta a todos, mae.
Las autoridades han advertido que la zona es peligrosísima y que cualquier movimiento hay que hacerlo con muchísima precaución. Las lluvias de estos días tampoco ayudan, porque el río está crecido y la visibilidad es limitada. Estamos rezando para que encuentren a los tres que siguen desaparecidos, y que puedan estar bien, aunque la cosa pinta complicada.
La noticia cayó como una bomba en Juan Viñas. La gente está consternada, preocupada por sus vecinos y amigos. Hay un ambiente de tristeza y esperanza a la vez –esperanza de que los demás sobrevivientes aparezcan sanos y salvos. Este tipo de tragedias te hacen valorar la vida y agradecer cada momento, ¿eh?
Es que resulta que estas carreteras rurales, a veces, dan miedo. Falta mantenimiento, señalización deficiente… Uno va manejando con cuidado, tratando de anticiparse a cualquier eventualidad, pero siempre existe el riesgo. Esta desgracia debería servir para que las autoridades le pongan empeño a mejorar la infraestructura vial en zonas remotas, pa’ evitar que pasen cosas así. Más alumbrado, más señales claras, y pa’ qué hablar de un buen bacheo...
Ahora, más allá de las investigaciones y las medidas correctivas, la pregunta que queda flotando es: ¿Cómo podemos, como comunidad, brindarle apoyo a las familias afectadas por esta tragedia? ¿Y tú, qué opinas? ¿Crees que las autoridades deberían hacer más énfasis en la seguridad vial en las zonas rurales de nuestro país?
La verdad, el panorama es complicado. El vehículo, aparentemente, resbaló y salió de la carretera, cayendo unos 150 metros hasta llegar al río. Imagínatelo: pura pendiente empinada y vegetación densa. La Cruz Roja llegó rapidito, pero acceder al lugar era un brete, se necesitaba la ayuda de todos los servicios de emergencia y, además, voluntarios del sector.
Lo bueno es que, contra viento y marea, pudieron rescatar a tres personas: un señor, una dama y un chamaco de unos ocho añitos. El niño y la señora están en condición crítica en el Hospital William Allen de Turrialba – ojalá se recuperen pronto. El señor tuvo suerte, solo necesitó unas curitas ahí mismo en el sitio. Pero la preocupación es enorme porque faltan tres personas desaparecidas, y el tiempo apremia, diay.
Por lo que cuentan los testigos, luego del golpe, todos lucharon por agarrarse a lo que pudieran –troncos, rocas– para no ser arrastrados por la corriente. Con razón los equipos de rescate tuvieron que trabajar a marchas forzadas, enfrentándose a una topografía infernal y a un río bastante bravo. Se movilizaron bomberos, personal de la Cruz Roja especializada, y hasta gente del vecindario que quería echarle una mano, porque esto nos afecta a todos, mae.
Las autoridades han advertido que la zona es peligrosísima y que cualquier movimiento hay que hacerlo con muchísima precaución. Las lluvias de estos días tampoco ayudan, porque el río está crecido y la visibilidad es limitada. Estamos rezando para que encuentren a los tres que siguen desaparecidos, y que puedan estar bien, aunque la cosa pinta complicada.
La noticia cayó como una bomba en Juan Viñas. La gente está consternada, preocupada por sus vecinos y amigos. Hay un ambiente de tristeza y esperanza a la vez –esperanza de que los demás sobrevivientes aparezcan sanos y salvos. Este tipo de tragedias te hacen valorar la vida y agradecer cada momento, ¿eh?
Es que resulta que estas carreteras rurales, a veces, dan miedo. Falta mantenimiento, señalización deficiente… Uno va manejando con cuidado, tratando de anticiparse a cualquier eventualidad, pero siempre existe el riesgo. Esta desgracia debería servir para que las autoridades le pongan empeño a mejorar la infraestructura vial en zonas remotas, pa’ evitar que pasen cosas así. Más alumbrado, más señales claras, y pa’ qué hablar de un buen bacheo...
Ahora, más allá de las investigaciones y las medidas correctivas, la pregunta que queda flotando es: ¿Cómo podemos, como comunidad, brindarle apoyo a las familias afectadas por esta tragedia? ¿Y tú, qué opinas? ¿Crees que las autoridades deberían hacer más énfasis en la seguridad vial en las zonas rurales de nuestro país?