¡Ay, qué pena! La comunidad de Aguas Zarcas está sacudida hasta las entrañas con la partida de Don Juan Carlos Bazán Lazo, un señor que todos conocían y apreciaban. El pobre se fue roído por la tristeza, dejando un vacío enorme en su familia y entre sus vecinos. La noticia pegó duro, porque era un tipo de los que siempre estaban dispuestos a echarle una mano, un verdadero ejemplo de buen corazón.
Según nos cuentan, la tragedia se dio el sábado en la noche, en el cruce de Los Chiles. Don Juan Carlos, después de trabajar arduamente en la lechería, regresaba a casa, agarradito a la esperanza de compartir unas risas con sus muchachos. Venía bajándose del bus, parece que distraído un momentito, cuando ¡bam!, un carro lo chocó de lleno. Una descarga terrible, una picadita que truncó una vida llena de sueños y proyectos.
Sus hijos, Juan Carlos, Yadira y Kevin, están destrozados. Imagínate la angustia de ver partir a tu papá, a ese hombro amigo que siempre estuvo ahí para apoyarte en cada brete. El mayor, Juan Carlos Céspedes, no podía disimular el dolor al hablar con nosotros: “Mi papá fue una gran persona, el mejor papá del mundo. Vivíamos juntos, nos echábamos unos consejitos… Ahora quién me va a decir ‘hijo, ponte las pilas’ cuando ande regado”. Se le quebró la voz y yo entendí, la pérdida es inmensa, una vara difícil de levantar.
Las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ya están investigando el caso. Por lo que sabemos, el conductor del carro no se percató de la presencia de Don Juan Carlos mientras cruzaba la calle. Dicen que estaba oscuro y quizás el conductor no vio bien. Pero da igual, ahora la verdad es que un hombre valioso ya no está entre nosotros. El protocolo indica que se abrió una investigación para determinar si hubo alguna irregularidad por parte del conductor y establecer responsabilidades legales.
Don Juan Carlos era conocido en la comunidad por su sencillez y humildad. Siempre tenía una sonrisa en la cara y unas palabras bonitas para todos. Recuerdo verlo platicando con los niños en la esquina, contándoles historias y enseñándoles cosas útiles. Era un faro de sabiduría popular, un maestro sin aulas ni pizarrón. De esos mae que te hacen sentir orgulloso de ser tico. No había pura pedantería, sino sabiduría curtida a base de experiencia y esfuerzo diario.
La gente del barrio no puede creer lo que pasó. Todos tienen una linda anécdota que contar sobre él. Desde ayudar a arreglar techos hasta compartir comida con los más necesitados. Era pura bondad, pura voluntad para mejorar el entorno. El velorio se realizó en la casa familiar y la iglesia católica estuvo repleta de personas que querían darle un último adiós al querido Don Juan Carlos. Un ambiente triste, cargado de recuerdos y de promesas de mantener vivo su legado.
Esta tragedia nos recuerda lo frágil que es la vida y la importancia de tomar precauciones al cruzar las calles, especialmente en zonas concurridas. También nos invita a valorar a nuestras familias y a aprovechar cada momento con ellos, porque nunca sabemos cuándo se nos va a cortar el hilo. ¡Qué salada situación! Una luz se apagó en Aguas Zarcas, pero su recuerdo seguirá brillando en el corazón de quienes lo conocieron. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían implementar medidas de seguridad viales más estrictas en puntos peligrosos como el de Los Chiles?
Ahora, díganme, ¿cuáles son algunas formas en que podemos honrar la memoria de personas como Don Juan Carlos y fortalecer el sentido de comunidad en nuestros barrios y comunidades?
Según nos cuentan, la tragedia se dio el sábado en la noche, en el cruce de Los Chiles. Don Juan Carlos, después de trabajar arduamente en la lechería, regresaba a casa, agarradito a la esperanza de compartir unas risas con sus muchachos. Venía bajándose del bus, parece que distraído un momentito, cuando ¡bam!, un carro lo chocó de lleno. Una descarga terrible, una picadita que truncó una vida llena de sueños y proyectos.
Sus hijos, Juan Carlos, Yadira y Kevin, están destrozados. Imagínate la angustia de ver partir a tu papá, a ese hombro amigo que siempre estuvo ahí para apoyarte en cada brete. El mayor, Juan Carlos Céspedes, no podía disimular el dolor al hablar con nosotros: “Mi papá fue una gran persona, el mejor papá del mundo. Vivíamos juntos, nos echábamos unos consejitos… Ahora quién me va a decir ‘hijo, ponte las pilas’ cuando ande regado”. Se le quebró la voz y yo entendí, la pérdida es inmensa, una vara difícil de levantar.
Las autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ya están investigando el caso. Por lo que sabemos, el conductor del carro no se percató de la presencia de Don Juan Carlos mientras cruzaba la calle. Dicen que estaba oscuro y quizás el conductor no vio bien. Pero da igual, ahora la verdad es que un hombre valioso ya no está entre nosotros. El protocolo indica que se abrió una investigación para determinar si hubo alguna irregularidad por parte del conductor y establecer responsabilidades legales.
Don Juan Carlos era conocido en la comunidad por su sencillez y humildad. Siempre tenía una sonrisa en la cara y unas palabras bonitas para todos. Recuerdo verlo platicando con los niños en la esquina, contándoles historias y enseñándoles cosas útiles. Era un faro de sabiduría popular, un maestro sin aulas ni pizarrón. De esos mae que te hacen sentir orgulloso de ser tico. No había pura pedantería, sino sabiduría curtida a base de experiencia y esfuerzo diario.
La gente del barrio no puede creer lo que pasó. Todos tienen una linda anécdota que contar sobre él. Desde ayudar a arreglar techos hasta compartir comida con los más necesitados. Era pura bondad, pura voluntad para mejorar el entorno. El velorio se realizó en la casa familiar y la iglesia católica estuvo repleta de personas que querían darle un último adiós al querido Don Juan Carlos. Un ambiente triste, cargado de recuerdos y de promesas de mantener vivo su legado.
Esta tragedia nos recuerda lo frágil que es la vida y la importancia de tomar precauciones al cruzar las calles, especialmente en zonas concurridas. También nos invita a valorar a nuestras familias y a aprovechar cada momento con ellos, porque nunca sabemos cuándo se nos va a cortar el hilo. ¡Qué salada situación! Una luz se apagó en Aguas Zarcas, pero su recuerdo seguirá brillando en el corazón de quienes lo conocieron. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían implementar medidas de seguridad viales más estrictas en puntos peligrosos como el de Los Chiles?
Ahora, díganme, ¿cuáles son algunas formas en que podemos honrar la memoria de personas como Don Juan Carlos y fortalecer el sentido de comunidad en nuestros barrios y comunidades?
