¡Ay, pata! La pura verdad, esto del bullying en las escuelas se nos está yendo de las manos. Esta vez, la bronca llegó a Heredia con la muerte de Ricardo González Rivera, un muchacho del Liceo Samuel Sáenz. Se dice que estaba pasando por un brete feísimo por culpa de unos matones, y ahora estamos todos sacudidos.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) reaccionó rápido, claro, porque la cosa cayó duro en redes sociales. Pidieron al liceo que les pasen toda la vaina: informes sobre el protocolo anti-bullying, qué pasó ahí, si realmente se hizo algo para ayudar al chico. Quieren saber si cumplieron con todo lo que debían hacer para protegerlo. Parece que alguien no anduvo medio atento, y ahora miramos esto tan triste.
Según el MEP, están revisando si se aplicó correctamente el protocolo, tanto el de bullying como el de violencia en general – físico, psicológico, pa’ que estén seguros de que no se dejó nada librado al azar. Además, la Contraloría de Derechos Estudiantiles también anda metida en la onda, viendo si hubo alguna falla en el sistema y cómo evitar que esto vuelva a pasar. Están haciendo el acompañamiento pertinente, como dicen ellos, pero bueno, eso ya lo sabremos.
Ahora, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) es quien está llevando las pesquisas, así que el MEP prefiere no meter baza todavía para no entorpecer la investigación. Pero sí aseguraron que desde que se enteraron de la movida, han estado dando apoyo al liceo, a los alumnos y a los profes, tratando de alivianar un poco el ambiente que, imagínense, debe estar bien cargado allá adentro.
En la página de Facebook del liceo publicaron un mensaje de pesar, ofreciéndole sus condolencias a la familia del joven. “Acompañamos con sincero afecto y solidaridad a su familia, amigos y compañeros en este momento de dolor”, escribieron. Un poquito tarde, ¿no creen? Me da mucha pena, porque la pérdida de un joven siempre es terrible, y más aún cuando parece que se pudo haber evitado.
Este caso nos recuerda que el bullying no es un juego de niños, ni algo que se pueda dejar pasar. Es un problema serio que afecta la salud mental de nuestros jóvenes y puede tener consecuencias devastadoras. Tenemos que tomar cartas en el asunto, padres, profesores, directores, todos. No podemos seguir ignorando las señales.
Y hablando de señales, ¿cuántas veces hemos visto a algún niño o adolescente siendo intimidado y no hemos hecho nada? Nos quedamos mirando, pensando que ‘no es nuestro negocio’, o que ‘ya se le pasará’. Pero la realidad es que al no actuar, estamos contribuyendo a que el ciclo de violencia siga adelante. ¡Qué torta! Necesitamos cambiar esa actitud y empezar a defender a los más débiles.
Es que, diay, ¿hasta cuándo vamos a esperar para darle importancia a este tema? Este caso debería servirnos de alerta para exigir cambios reales en nuestras escuelas, medidas preventivas efectivas y sanciones contundentes para los agresores. Ahora me pregunto, ¿cree usted que las escuelas tienen los recursos y la capacitación necesarios para prevenir y abordar adecuadamente casos de bullying, o necesitamos una reforma urgente en el sistema educativo?
El Ministerio de Educación Pública (MEP) reaccionó rápido, claro, porque la cosa cayó duro en redes sociales. Pidieron al liceo que les pasen toda la vaina: informes sobre el protocolo anti-bullying, qué pasó ahí, si realmente se hizo algo para ayudar al chico. Quieren saber si cumplieron con todo lo que debían hacer para protegerlo. Parece que alguien no anduvo medio atento, y ahora miramos esto tan triste.
Según el MEP, están revisando si se aplicó correctamente el protocolo, tanto el de bullying como el de violencia en general – físico, psicológico, pa’ que estén seguros de que no se dejó nada librado al azar. Además, la Contraloría de Derechos Estudiantiles también anda metida en la onda, viendo si hubo alguna falla en el sistema y cómo evitar que esto vuelva a pasar. Están haciendo el acompañamiento pertinente, como dicen ellos, pero bueno, eso ya lo sabremos.
Ahora, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) es quien está llevando las pesquisas, así que el MEP prefiere no meter baza todavía para no entorpecer la investigación. Pero sí aseguraron que desde que se enteraron de la movida, han estado dando apoyo al liceo, a los alumnos y a los profes, tratando de alivianar un poco el ambiente que, imagínense, debe estar bien cargado allá adentro.
En la página de Facebook del liceo publicaron un mensaje de pesar, ofreciéndole sus condolencias a la familia del joven. “Acompañamos con sincero afecto y solidaridad a su familia, amigos y compañeros en este momento de dolor”, escribieron. Un poquito tarde, ¿no creen? Me da mucha pena, porque la pérdida de un joven siempre es terrible, y más aún cuando parece que se pudo haber evitado.
Este caso nos recuerda que el bullying no es un juego de niños, ni algo que se pueda dejar pasar. Es un problema serio que afecta la salud mental de nuestros jóvenes y puede tener consecuencias devastadoras. Tenemos que tomar cartas en el asunto, padres, profesores, directores, todos. No podemos seguir ignorando las señales.
Y hablando de señales, ¿cuántas veces hemos visto a algún niño o adolescente siendo intimidado y no hemos hecho nada? Nos quedamos mirando, pensando que ‘no es nuestro negocio’, o que ‘ya se le pasará’. Pero la realidad es que al no actuar, estamos contribuyendo a que el ciclo de violencia siga adelante. ¡Qué torta! Necesitamos cambiar esa actitud y empezar a defender a los más débiles.
Es que, diay, ¿hasta cuándo vamos a esperar para darle importancia a este tema? Este caso debería servirnos de alerta para exigir cambios reales en nuestras escuelas, medidas preventivas efectivas y sanciones contundentes para los agresores. Ahora me pregunto, ¿cree usted que las escuelas tienen los recursos y la capacitación necesarios para prevenir y abordar adecuadamente casos de bullying, o necesitamos una reforma urgente en el sistema educativo?