¡Ay, Dios mío! Anoche nos sacudió el suelo como si fuera un brete y ahora la preocupación sigue latente. Después del sismo de 6.1 que nos dio un buen susto a todos los ticos, los comités de emergencia andan peinando las zonas costeras, especialmente alrededor de Quepos y Jacó, revisando si hay riesgo de deslizamientos. Y créeme, la gente anda más nerviosa que gato en aserradero.
Alejandro Picado, el presidente de la CNE, comentó que hasta altas horas de la mañana ya habían contabilizado más de cien réplicas – ¡más de cien! – dijo que es bueno tener un plan de emergencia listo, conocer la ruta de evacuación y saber dónde ir en caso de que la cosa se complique. Lo que me hace pensar… ¿cuántos de nosotros realmente tenemos eso bien claro?
Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Cuando tiemble, agarra lo indispensable y corre pa’l cerro”. Supongo que aunque sea pura tradición, tiene bastante lógica. Este sismo, que se originó a unos 17 kilómetros de profundidad cerca de Quepos, producto de la placa de Cocos, nos recordó de golpe que estamos en un país sísmicamente activo, que esto puede pasar en cualquier momento y que hay que estar preparados para lo peor. No es cuento, mae.
Muchos negocios y casas sufrieron daños menores: vidrios rotos, cosas tiradas al piso, rayones en las paredes... Nada grave afortunadamente, pero suficiente para darles un cosquilleo a los dueños. En algunos puntos de Jacó, Parrita y Quepos se fueron las luces, dejando a varios vecinos a oscuras y con la incertidumbre rondándoles. La verdad, es que uno se queda pensando qué habría pasado si hubiera sido algo más fuerte.
Las imágenes de Quepos amaneciendo con mercancía regada por las calles, compartidas por Ambar Segura, dan una idea clara del impacto del temblor. Se veía un montón de fruta y verdura tirada, tiendas con estanterías vacías y la gente tratando de limpiar el desastre. Eso da pena, porque al final son familias que dependen de esos productos para ganarse el pan. Imagínate perderte toda la mercancía así, de la noche a la mañana… ¡qué sal!
Y no solo los comerciantes sufrieron. Algunos vecinos de zonas consideradas de alto riesgo recibieron la orden de desalojar sus hogares preventivamente. Eso es duro, imagínate tener que dejar tu casa, tus pertenencias, sin saber cuándo vas a poder regresar. Es una incertidumbre terrible, sobre todo para los más vulnerables. El gobierno ha estado ofreciendo refugios temporales y asistencia humanitaria, pero nada reemplaza el hogar propio, diay.
Entrevisté a Doña Rosa, una señora que vive cerca del río Savegre, en San Isidro de El General, y me dijo que está rezándole a Dios para que no haya deslizamientos. Dijo que desde el terremoto de 1991, nunca había sentido uno tan fuerte. Me comentaba que mucha gente está llevando sus cosas a la iglesia del pueblo, buscando refugio y consuelo. La fe, a veces, es lo único que nos queda para enfrentar estas situaciones adversas.
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para prepararnos ante futuros sismos? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana, reforzar la infraestructura y educar a la población sobre cómo actuar en caso de emergencia? Dime tu opinión en el foro, quiero leer tus ideas sobre este tema que nos preocupa a todos. ¡Que te vaya bien, mae!
Alejandro Picado, el presidente de la CNE, comentó que hasta altas horas de la mañana ya habían contabilizado más de cien réplicas – ¡más de cien! – dijo que es bueno tener un plan de emergencia listo, conocer la ruta de evacuación y saber dónde ir en caso de que la cosa se complique. Lo que me hace pensar… ¿cuántos de nosotros realmente tenemos eso bien claro?
Recuerdo que mi abuela siempre decía: “Cuando tiemble, agarra lo indispensable y corre pa’l cerro”. Supongo que aunque sea pura tradición, tiene bastante lógica. Este sismo, que se originó a unos 17 kilómetros de profundidad cerca de Quepos, producto de la placa de Cocos, nos recordó de golpe que estamos en un país sísmicamente activo, que esto puede pasar en cualquier momento y que hay que estar preparados para lo peor. No es cuento, mae.
Muchos negocios y casas sufrieron daños menores: vidrios rotos, cosas tiradas al piso, rayones en las paredes... Nada grave afortunadamente, pero suficiente para darles un cosquilleo a los dueños. En algunos puntos de Jacó, Parrita y Quepos se fueron las luces, dejando a varios vecinos a oscuras y con la incertidumbre rondándoles. La verdad, es que uno se queda pensando qué habría pasado si hubiera sido algo más fuerte.
Las imágenes de Quepos amaneciendo con mercancía regada por las calles, compartidas por Ambar Segura, dan una idea clara del impacto del temblor. Se veía un montón de fruta y verdura tirada, tiendas con estanterías vacías y la gente tratando de limpiar el desastre. Eso da pena, porque al final son familias que dependen de esos productos para ganarse el pan. Imagínate perderte toda la mercancía así, de la noche a la mañana… ¡qué sal!
Y no solo los comerciantes sufrieron. Algunos vecinos de zonas consideradas de alto riesgo recibieron la orden de desalojar sus hogares preventivamente. Eso es duro, imagínate tener que dejar tu casa, tus pertenencias, sin saber cuándo vas a poder regresar. Es una incertidumbre terrible, sobre todo para los más vulnerables. El gobierno ha estado ofreciendo refugios temporales y asistencia humanitaria, pero nada reemplaza el hogar propio, diay.
Entrevisté a Doña Rosa, una señora que vive cerca del río Savegre, en San Isidro de El General, y me dijo que está rezándole a Dios para que no haya deslizamientos. Dijo que desde el terremoto de 1991, nunca había sentido uno tan fuerte. Me comentaba que mucha gente está llevando sus cosas a la iglesia del pueblo, buscando refugio y consuelo. La fe, a veces, es lo único que nos queda para enfrentar estas situaciones adversas.
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno está haciendo lo suficiente para prepararnos ante futuros sismos? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana, reforzar la infraestructura y educar a la población sobre cómo actuar en caso de emergencia? Dime tu opinión en el foro, quiero leer tus ideas sobre este tema que nos preocupa a todos. ¡Que te vaya bien, mae!