¡Ay, Dios mío! Esto es pura adrenalina. Resulta que don Xavier Herrera, un trailero panameño, se encontró en un brete monumental la semana pasada. Imagínate, un tráiler enorme varado en medio de la ruta 301, un camino tan sinuoso que parece sacado de una película de terror para carros bajos. Pero la buena onda es que la comunidad tica, como siempre, demostró que ‘pura vida’ no es solo un dicho, sino una forma de ser.
La cosa es así: Don Xavier, confiando en su aplicación de GPS, se aventuró por esa ruta maldita. Parece que la app le jugó una mala pasada, porque ni mencionó que el camino era prácticamente imposible para un vehículo de esas dimensiones. Lo primero que sintió fue cómo el asfalto se iba reduciendo, dando paso a puentes estrechitos, pendientes que te hacen temblar las rodillas y baches... ¡muchísimos baches!
Don Xavier, desesperado, pensó en dar media vuelta, pero era inviable. Los lugares por donde había avanzado eran demasiado complicados para maniobrar. Según contó a nuestros colegas de CR Hoy, se encomendó a Dios, porque la preocupación ya lo tenía comiéndose vivo. ¡Imagínatelo, un tráiler de esas proporciones atrapado en un camino de cabeceras! Una torta, sin duda alguna.
Lo curioso es que la gente de Acosta ya sabía que don Xavier venía en camino. Se movilizaron a la velocidad de la luz, literalmente esperándolo en el centro del pueblo. Al principio, algunos le decían que no continuara, que era peligroso, pero un señor, impulsado por la preocupación de su hijo quien ya había visto pasar al tráiler, se subió a una moto y empezó a guiarlo. ¡Un verdadero ángel guardián!
Y ahí fue cuando la magia de ‘pura vida’ realmente brilló. La gente de Acosta organizó una colecta express para pagar un backhoe que lo ayudara a sacar el tráiler de aquel aprieto. No solo eso, sino que el backhoe tuvo que acomodar la carreta y empujarlo para evitar que se volcara. ¡Se rifaron como canicas! De hecho, la banca comunal también dio una mano, sirviendo de apoyo y asegurándose de que todo saliera bien.
Mientras el tráiler avanzaba con dificultad, la gente se agolpaba a orillas del camino, tomando fotos y videos para compartir en redes sociales. Algunos gritaban: “¡Ahí viene, se la jugó!”. Era impresionante ver cómo la curiosidad y la admiración se mezclaban con la voluntad de ayudar a alguien en necesidad. A don Xavier, entre tanto esfuerzo, le llevaron comida y agua fresca para levantarle el ánimo.
Finalmente, después de cuatro horas y media de recorrido, don Xavier logró reincorporarse a la carretera costanera sur en Parrita. Un trayecto que, según le avisaron, normalmente debería haber tomado en menos de la mitad de tiempo. Ya descansando en su casa, don Xavier ha recibido incontables mensajes de agradecimiento de los ticos, a quienes les expresa su profunda gratitud. Dice que nunca olvidará aquella experiencia y cómo la comunidad se volcó para apoyarlo.
Esta historia es un claro ejemplo de cómo el espíritu solidario y la calidez humana pueden vencer cualquier obstáculo. Demuestra que, a pesar de las dificultades, siempre hay gente dispuesta a echarle una mano. Ahora, dime tú: ¿crees que las aplicaciones de navegación deberían tener filtros que consideren el tipo de vehículo antes de indicar rutas?
La cosa es así: Don Xavier, confiando en su aplicación de GPS, se aventuró por esa ruta maldita. Parece que la app le jugó una mala pasada, porque ni mencionó que el camino era prácticamente imposible para un vehículo de esas dimensiones. Lo primero que sintió fue cómo el asfalto se iba reduciendo, dando paso a puentes estrechitos, pendientes que te hacen temblar las rodillas y baches... ¡muchísimos baches!
Don Xavier, desesperado, pensó en dar media vuelta, pero era inviable. Los lugares por donde había avanzado eran demasiado complicados para maniobrar. Según contó a nuestros colegas de CR Hoy, se encomendó a Dios, porque la preocupación ya lo tenía comiéndose vivo. ¡Imagínatelo, un tráiler de esas proporciones atrapado en un camino de cabeceras! Una torta, sin duda alguna.
Lo curioso es que la gente de Acosta ya sabía que don Xavier venía en camino. Se movilizaron a la velocidad de la luz, literalmente esperándolo en el centro del pueblo. Al principio, algunos le decían que no continuara, que era peligroso, pero un señor, impulsado por la preocupación de su hijo quien ya había visto pasar al tráiler, se subió a una moto y empezó a guiarlo. ¡Un verdadero ángel guardián!
Y ahí fue cuando la magia de ‘pura vida’ realmente brilló. La gente de Acosta organizó una colecta express para pagar un backhoe que lo ayudara a sacar el tráiler de aquel aprieto. No solo eso, sino que el backhoe tuvo que acomodar la carreta y empujarlo para evitar que se volcara. ¡Se rifaron como canicas! De hecho, la banca comunal también dio una mano, sirviendo de apoyo y asegurándose de que todo saliera bien.
Mientras el tráiler avanzaba con dificultad, la gente se agolpaba a orillas del camino, tomando fotos y videos para compartir en redes sociales. Algunos gritaban: “¡Ahí viene, se la jugó!”. Era impresionante ver cómo la curiosidad y la admiración se mezclaban con la voluntad de ayudar a alguien en necesidad. A don Xavier, entre tanto esfuerzo, le llevaron comida y agua fresca para levantarle el ánimo.
Finalmente, después de cuatro horas y media de recorrido, don Xavier logró reincorporarse a la carretera costanera sur en Parrita. Un trayecto que, según le avisaron, normalmente debería haber tomado en menos de la mitad de tiempo. Ya descansando en su casa, don Xavier ha recibido incontables mensajes de agradecimiento de los ticos, a quienes les expresa su profunda gratitud. Dice que nunca olvidará aquella experiencia y cómo la comunidad se volcó para apoyarlo.
Esta historia es un claro ejemplo de cómo el espíritu solidario y la calidez humana pueden vencer cualquier obstáculo. Demuestra que, a pesar de las dificultades, siempre hay gente dispuesta a echarle una mano. Ahora, dime tú: ¿crees que las aplicaciones de navegación deberían tener filtros que consideren el tipo de vehículo antes de indicar rutas?