¡Ay, pata! Ocho años tuvieron que pasar para ver a nuestra selección Sub 17 rugiendo en un Mundial. Este lunes, en Catar, la tricolor hizo su magia – bueno, casi – contra Emiratos Árabes Unidos, terminando con un empate 1 a 1 que, aunque no es victoria, nos deja con vida en la competencia. Se armó un brete, díganle a Randall Row que la cosa no pinta fácil.
Para los que no estaban al tanto, esto es el Mundial Sub 17, una vitrina gigante para los jóvenes talentos del fútbol mundial. Costa Rica había desaparecido de estas instancias desde 2015, así que este regreso era motivo de pura alegría. La expectativa estaba a tope, imagínense, los muchachos buscando hacer historia lejos de casa, bajo un solazo catarí. Pero, como suele suceder, el fútbol tiene sus propias reglas, y a veces te da cosazos inesperados.
Desde el pitazo inicial se veía que el equipo quería demostrar de qué estaba hecho. Pero justo cuando empezábamos a sentirnos cómodos, ¡bam!, llegó la torta. Un descuido defensivo, una pérdida de balón desafortunada de Isaac Badilla, y el delantero emiratí listo para explotar al contragolpe. Badilla, intentando corregir, terminó cometiendo una falta dentro del área que el árbitro, tras revisar el VAR con calma, sancionó con roja directa. ¡Imaginen el desazón!
Quedarse con 10 hombres tan temprano en el partido, con un rival motivado, no es precisamente la receta para el éxito. Row, el profe, tuvo que cambiar la estrategia sobre la marcha, priorizando la defensa y tratando de minimizar los daños. El planteamiento se tornó más táctico, más pensando en aguantar que en atacar. Al descanso, con el marcador en cero, parecía que habíamos logrado controlar la tempestad, pero la verdad es que estábamos sobreviviendo a duras penas, diay.
Pero el fútbol, como bien sabemos, siempre tiene sorpresas guardadas. En la segunda mitad, Emiratos salió con todo a buscar el gol, presionando alto y complicando la salida limpia de Costa Rica. Resistimos, sudamos la camiseta, aguantamos embates… y cuando ya pensábamos que el empate era definitivo, ¡golazo de Adel! Un cabezazo certero que dejó sin opciones a nuestro arquero y puso a temblar a toda la afición tica. Fue un baldón de agua fría, nadie lo esperaba.
Pero la resiliencia de estos muchachos es tremenda. En lugar de bajar los brazos, reaccionaron con velocidad y determinación. Cinco minutos después del gol emiratí, llegó la respuesta que necesitábamos. Una gran jugada colectiva, un rebote confuso en el área, y apareció Nick Bennette para mandar la pelota al fondo de la red, ¡gol de pura raza! Revivió a todos, demostrando que este equipo tiene corazón y huevos.
Así, con un hombre menos y jugando prácticamente a matar tiempo, logramos aguantar el empate hasta el final del partido. No fue una victoria contundente, ni un espectáculo memorable, pero rescatamos un valioso punto que nos acerca a la clasificación. Ahora nos toca enfrentar a Senegal y a Croacia, dos rivales duros que pondrán a prueba nuestra fortaleza mental y física. Este Mundial tiene 48 equipos, repartidos en 12 grupos, y solo los dos primeros de cada grupo avanzan, además de los ocho mejores terceros lugares. Así que todavía hay margen para soñar.
Ahora bien, teniendo en cuenta este empate luchado a brazo limpio, y sabiendo que los próximos partidos serán aún más exigentes, ¿creen que este punto sirve como un buen impulso anímico para el resto del campeonato, o es necesario jugar con mayor intensidad para asegurar la clasificación a la siguiente ronda? ¡Vamos a debatirlo en el Foro!
Para los que no estaban al tanto, esto es el Mundial Sub 17, una vitrina gigante para los jóvenes talentos del fútbol mundial. Costa Rica había desaparecido de estas instancias desde 2015, así que este regreso era motivo de pura alegría. La expectativa estaba a tope, imagínense, los muchachos buscando hacer historia lejos de casa, bajo un solazo catarí. Pero, como suele suceder, el fútbol tiene sus propias reglas, y a veces te da cosazos inesperados.
Desde el pitazo inicial se veía que el equipo quería demostrar de qué estaba hecho. Pero justo cuando empezábamos a sentirnos cómodos, ¡bam!, llegó la torta. Un descuido defensivo, una pérdida de balón desafortunada de Isaac Badilla, y el delantero emiratí listo para explotar al contragolpe. Badilla, intentando corregir, terminó cometiendo una falta dentro del área que el árbitro, tras revisar el VAR con calma, sancionó con roja directa. ¡Imaginen el desazón!
Quedarse con 10 hombres tan temprano en el partido, con un rival motivado, no es precisamente la receta para el éxito. Row, el profe, tuvo que cambiar la estrategia sobre la marcha, priorizando la defensa y tratando de minimizar los daños. El planteamiento se tornó más táctico, más pensando en aguantar que en atacar. Al descanso, con el marcador en cero, parecía que habíamos logrado controlar la tempestad, pero la verdad es que estábamos sobreviviendo a duras penas, diay.
Pero el fútbol, como bien sabemos, siempre tiene sorpresas guardadas. En la segunda mitad, Emiratos salió con todo a buscar el gol, presionando alto y complicando la salida limpia de Costa Rica. Resistimos, sudamos la camiseta, aguantamos embates… y cuando ya pensábamos que el empate era definitivo, ¡golazo de Adel! Un cabezazo certero que dejó sin opciones a nuestro arquero y puso a temblar a toda la afición tica. Fue un baldón de agua fría, nadie lo esperaba.
Pero la resiliencia de estos muchachos es tremenda. En lugar de bajar los brazos, reaccionaron con velocidad y determinación. Cinco minutos después del gol emiratí, llegó la respuesta que necesitábamos. Una gran jugada colectiva, un rebote confuso en el área, y apareció Nick Bennette para mandar la pelota al fondo de la red, ¡gol de pura raza! Revivió a todos, demostrando que este equipo tiene corazón y huevos.
Así, con un hombre menos y jugando prácticamente a matar tiempo, logramos aguantar el empate hasta el final del partido. No fue una victoria contundente, ni un espectáculo memorable, pero rescatamos un valioso punto que nos acerca a la clasificación. Ahora nos toca enfrentar a Senegal y a Croacia, dos rivales duros que pondrán a prueba nuestra fortaleza mental y física. Este Mundial tiene 48 equipos, repartidos en 12 grupos, y solo los dos primeros de cada grupo avanzan, además de los ocho mejores terceros lugares. Así que todavía hay margen para soñar.
Ahora bien, teniendo en cuenta este empate luchado a brazo limpio, y sabiendo que los próximos partidos serán aún más exigentes, ¿creen que este punto sirve como un buen impulso anímico para el resto del campeonato, o es necesario jugar con mayor intensidad para asegurar la clasificación a la siguiente ronda? ¡Vamos a debatirlo en el Foro!
