¡Ay, Dios mío, qué tela! Resulta que mientras andábamos todos festejando anticipadamente la Navidad y haciendo compras online a diestra y siniestra, el Banco Nacional nos soltó una bomba que nos hace replantearnos cómo usamos nuestros celulares. Parece que esa cosita práctica que te facilita la vida, el autorrelleno automático, podría estar abriendo la puerta a unos taimados estafadores, y no precisamente llamándonos por teléfono.
El rollo es que, según Lener Herra, el jefazo de Prevención del Fraude del Banco Nacional, esta función que viene incorporada en casi todos los smartphones –ya sean iPhones o Android– puede ser aprovechada por los delincuentes para hacer movimientos fraudulentos sin que ni siquiera nos demos cuenta a tiempo. Imagínate, estás ahí, pensando que te ahorras unos segundos al escribir tu código OTP, y resulta que estás regalándole tu plata a alguien que anda tramando cosas turbias.
Para clarificar, los códigos OTP son esas contraseñas de un solo uso que te mandan los bancos para confirmar pagos, transferencias, o cuando accedes a alguna aplicación. Son como un resorte extra de seguridad, ¿verdad? Pues parece que ese resorte puede saltar si entramos, aunque sea fugazmente, a una página web falsa, o clonada. Ahí es donde entra el peligro: el celular, en su afán de ayudarnos, completa el código automáticamente sin que tengamos la menor idea de lo que está pasando.
Y ojo, porque los estafadores ya no andan con rodeos de llamar por teléfono ni mandar correos electrónicos sospechosos. Ahora, con un link engañoso en WhatsApp, una publicación atractivísima en Facebook, o un mensaje de texto que aparenta ser legítimo, logran que caigamos directo en sus trampas. Es una evolución constante, vamos, ¡qué nivel de astucia tienen estos tipos! Por eso, el consejo principal es tomarle el pelo al celular y no confiarles todo, incluso si parece súper cómodo.
El Banco Nacional, pa’ ponerle pausa a este brete, nos dio unas recomendaciones bien claras para evitar que nos timen. Primero, tener nuestras tarjetas siempre a la vista, así nadie se las roba. Segundo, ¡por favor!, nunca compartir el PIN ni dejar que otros usen nuestras tarjetas, eso es pan comido para los pillos. Tercero, olvidémonos de anotar contraseñas en papeles o en el cel, mejor memorizarlas y cambiarlas cada cierto tiempo, por si acaso.
También nos dicen que desconfiemos de promociones que nos lleguen de la nada por redes sociales o mensajes, mejor ir directamente a los sitios oficiales. Revisar bien los montos y monedas antes de confirmar cualquier pago, pues a veces se equivocan un poquito y nosotros terminamos pagando cosas que no queremos. Y algo importantísimo: nunca abrir links que vengan de fuentes desconocidas, aunque parezcan ser de alguien de confianza. Una tarjetita exclusiva para comprar por internet también ayuda, así podemos controlar mejor los movimientos.
Y atención a esto: ¡nunca, nunca, nunca! Compartir los códigos OTP. Ese código es solo para ti, para validar las cosas que tú estés haciendo. Si te lo piden por teléfono, mensaje o por dónde sea, ¡corre a avisarle al Banco! Porque eso ya huele a gallina podrida. De hecho, el Banco Nacional quiere recalcar que jamás van a pedirte esa clase de información por esos medios. Así que si recibes una llamada o mensaje pidiendo tu número de tarjeta, clave o cualquier dato personal, ¡cuelga inmediatamente y llama al 2212-2000 para verificar!
Ahora, cuéntenme, ¿ustedes desactivaron el autorrelleno automático en sus teléfonos después de escuchar esto? ¿Creen que los bancos deberían hacer más para proteger a sus clientes de estas estafas tan sofisticadas, o la responsabilidad recae principalmente en nuestra propia precaución?
El rollo es que, según Lener Herra, el jefazo de Prevención del Fraude del Banco Nacional, esta función que viene incorporada en casi todos los smartphones –ya sean iPhones o Android– puede ser aprovechada por los delincuentes para hacer movimientos fraudulentos sin que ni siquiera nos demos cuenta a tiempo. Imagínate, estás ahí, pensando que te ahorras unos segundos al escribir tu código OTP, y resulta que estás regalándole tu plata a alguien que anda tramando cosas turbias.
Para clarificar, los códigos OTP son esas contraseñas de un solo uso que te mandan los bancos para confirmar pagos, transferencias, o cuando accedes a alguna aplicación. Son como un resorte extra de seguridad, ¿verdad? Pues parece que ese resorte puede saltar si entramos, aunque sea fugazmente, a una página web falsa, o clonada. Ahí es donde entra el peligro: el celular, en su afán de ayudarnos, completa el código automáticamente sin que tengamos la menor idea de lo que está pasando.
Y ojo, porque los estafadores ya no andan con rodeos de llamar por teléfono ni mandar correos electrónicos sospechosos. Ahora, con un link engañoso en WhatsApp, una publicación atractivísima en Facebook, o un mensaje de texto que aparenta ser legítimo, logran que caigamos directo en sus trampas. Es una evolución constante, vamos, ¡qué nivel de astucia tienen estos tipos! Por eso, el consejo principal es tomarle el pelo al celular y no confiarles todo, incluso si parece súper cómodo.
El Banco Nacional, pa’ ponerle pausa a este brete, nos dio unas recomendaciones bien claras para evitar que nos timen. Primero, tener nuestras tarjetas siempre a la vista, así nadie se las roba. Segundo, ¡por favor!, nunca compartir el PIN ni dejar que otros usen nuestras tarjetas, eso es pan comido para los pillos. Tercero, olvidémonos de anotar contraseñas en papeles o en el cel, mejor memorizarlas y cambiarlas cada cierto tiempo, por si acaso.
También nos dicen que desconfiemos de promociones que nos lleguen de la nada por redes sociales o mensajes, mejor ir directamente a los sitios oficiales. Revisar bien los montos y monedas antes de confirmar cualquier pago, pues a veces se equivocan un poquito y nosotros terminamos pagando cosas que no queremos. Y algo importantísimo: nunca abrir links que vengan de fuentes desconocidas, aunque parezcan ser de alguien de confianza. Una tarjetita exclusiva para comprar por internet también ayuda, así podemos controlar mejor los movimientos.
Y atención a esto: ¡nunca, nunca, nunca! Compartir los códigos OTP. Ese código es solo para ti, para validar las cosas que tú estés haciendo. Si te lo piden por teléfono, mensaje o por dónde sea, ¡corre a avisarle al Banco! Porque eso ya huele a gallina podrida. De hecho, el Banco Nacional quiere recalcar que jamás van a pedirte esa clase de información por esos medios. Así que si recibes una llamada o mensaje pidiendo tu número de tarjeta, clave o cualquier dato personal, ¡cuelga inmediatamente y llama al 2212-2000 para verificar!
Ahora, cuéntenme, ¿ustedes desactivaron el autorrelleno automático en sus teléfonos después de escuchar esto? ¿Creen que los bancos deberían hacer más para proteger a sus clientes de estas estafas tan sofisticadas, o la responsabilidad recae principalmente en nuestra propia precaución?