Mano, a todos nos pasa que nos damos cuenta de que estamos echando barriguita cuando la ropa nos aprieta o cuando nos vemos en fotos y decimos '¡Ay, me he tragado el mundo!'. Pero hay una cosita que la mayoría pura vida ignoramos y que puede darnos una pista bien clara sobre cómo anda nuestra salud: nuestro cuello, sí, el que usas pa' mirar al frente y echarte unas risas con tus amigos.
Resulta que el grosor de tu cuello puede decirte más de lo que piensas. Ya sabemos que el famoso IMC es un poco medio, porque a los fisicos y atletas les va raro con esas medidas, pues tienen masa muscular a montón. Por eso, agarrarte una cinta métrica y medirte el cuello puede ser más útil de lo que parece para entender si todo está bien o si ya le estás entrando al despiche.
Según expertos, pa’ las féminas la medida ideal del cuello estaría entre 33 y 35 centímetros, y pa’ los machos, entre 37 y 40. Pero ojo, que no es tan simple. Si andas levantando pesas como si no hubiera un mañana, es normal que tu cuello esté más grueso, sobre todo si sos boxeador o jugador de rugby, esos tienen cuellos monumentales. Pero si no andás en el gimnasio y tu cuello se ve enorme, eso podría ser una señal de que ya le estás dando duro al carrete y a los panes con queso.
Lo que le preocupa a los doctores es la grasa que se acumula alrededor del cuello. Esa grasa no es como la que tienes en las caderas, que es blanda y tranquila. La grasa del cuello está conectada con esa grasa visceral que se guarda en el abdomen, cerca de los órganos. ¡Imagínate!, esa grasa es súper activa y juega con el azúcar en la sangre, el colesterol y hasta la presión arterial. Entonces, cuanto más gordito estés, más grande estará tu cuello, y eso no pinta bueno, chunche.
Y ¿por qué es tan grave esto? Pues resulta que un cuello grande puede ser señal de síndrome metabólico, una movida peligrosa que aumenta el riesgo de tener diabetes tipo dos o problemas con el corazón y los vasitos sanguíneos. Todo porque el exceso de grasa libera sustancias peligrosas en la sangre, que pueden fastidiar el hígado y subir el colesterol. Además, puede que te quedes sin respirar bien cuando duermes, ¡qué bronca!, y eso te deja cansado todo el día.
Ahora, si te midiste el cuello y salió grande, ¡no te agites tantito! La solución es pura vida: come sano, ejérciate regularmente y durmiendo como un angelito. Un poquito de cardio, levantar pesas, comer legumbres, frutas y verduras, y dormir ocho horas, ¡y listo! Ya estarás en camino a recuperar la figura y la salud. Y recuerda que descansar bien ayuda a que el cuerpo funcione como debe ser y no le eche desmadre.
Pero si tu cuello está más flaco de lo normal, tampoco es pa’ ponerle drama. Puede ser señal de anemia, y eso significa que necesitas hierro, vitaminas y quizás hasta una transfusión de sangre. También es común encontrar gente con una vértebra extra en el cuello, ¡sí, así como leyendo! Algunas personas nacen con ocho vértebras en lugar de siete, pero casi nunca causa problemas, a menos que te empiece a dormirse la mano, diay.
Al final, lo importante es prestarle atención a tu cuerpo. Así que la próxima vez que te mires al espejo, fíjate bien en tu cuello. Podría estar tratando de contarte algo importante. ¿Te has medido el cuello últimamente? Si es así, ¿cuál fue tu resultado y te preocupó?
Resulta que el grosor de tu cuello puede decirte más de lo que piensas. Ya sabemos que el famoso IMC es un poco medio, porque a los fisicos y atletas les va raro con esas medidas, pues tienen masa muscular a montón. Por eso, agarrarte una cinta métrica y medirte el cuello puede ser más útil de lo que parece para entender si todo está bien o si ya le estás entrando al despiche.
Según expertos, pa’ las féminas la medida ideal del cuello estaría entre 33 y 35 centímetros, y pa’ los machos, entre 37 y 40. Pero ojo, que no es tan simple. Si andas levantando pesas como si no hubiera un mañana, es normal que tu cuello esté más grueso, sobre todo si sos boxeador o jugador de rugby, esos tienen cuellos monumentales. Pero si no andás en el gimnasio y tu cuello se ve enorme, eso podría ser una señal de que ya le estás dando duro al carrete y a los panes con queso.
Lo que le preocupa a los doctores es la grasa que se acumula alrededor del cuello. Esa grasa no es como la que tienes en las caderas, que es blanda y tranquila. La grasa del cuello está conectada con esa grasa visceral que se guarda en el abdomen, cerca de los órganos. ¡Imagínate!, esa grasa es súper activa y juega con el azúcar en la sangre, el colesterol y hasta la presión arterial. Entonces, cuanto más gordito estés, más grande estará tu cuello, y eso no pinta bueno, chunche.
Y ¿por qué es tan grave esto? Pues resulta que un cuello grande puede ser señal de síndrome metabólico, una movida peligrosa que aumenta el riesgo de tener diabetes tipo dos o problemas con el corazón y los vasitos sanguíneos. Todo porque el exceso de grasa libera sustancias peligrosas en la sangre, que pueden fastidiar el hígado y subir el colesterol. Además, puede que te quedes sin respirar bien cuando duermes, ¡qué bronca!, y eso te deja cansado todo el día.
Ahora, si te midiste el cuello y salió grande, ¡no te agites tantito! La solución es pura vida: come sano, ejérciate regularmente y durmiendo como un angelito. Un poquito de cardio, levantar pesas, comer legumbres, frutas y verduras, y dormir ocho horas, ¡y listo! Ya estarás en camino a recuperar la figura y la salud. Y recuerda que descansar bien ayuda a que el cuerpo funcione como debe ser y no le eche desmadre.
Pero si tu cuello está más flaco de lo normal, tampoco es pa’ ponerle drama. Puede ser señal de anemia, y eso significa que necesitas hierro, vitaminas y quizás hasta una transfusión de sangre. También es común encontrar gente con una vértebra extra en el cuello, ¡sí, así como leyendo! Algunas personas nacen con ocho vértebras en lugar de siete, pero casi nunca causa problemas, a menos que te empiece a dormirse la mano, diay.
Al final, lo importante es prestarle atención a tu cuerpo. Así que la próxima vez que te mires al espejo, fíjate bien en tu cuello. Podría estar tratando de contarte algo importante. ¿Te has medido el cuello últimamente? Si es así, ¿cuál fue tu resultado y te preocupó?