¡Ay, Dios mío! Un año ya... Parece mentira, pero la familia Salas sigue buscando a Daniela Escobar, esa jovencita de Sámara que desapareció sin dejar rastro hace un año. El caso ha estado dando vueltas, rodeado de rumores y poca información oficial, dejando a sus padres y hermanos en una incertidumbre que te parte el alma.
Daniela, vecina querida de Nicoya, se esfumó el 15 de octubre del año pasado. Desde entonces, la familia ha ido de frente, golpeando puertas, presentando pruebas y buscando respuestas, pero el silencio de las autoridades ha sido ensordecedor. Imagínate la bronca que les está cayendo, sin saber qué pasó con su hija, luchando contra la desesperación y la frustración diaria.
Sandra Salas, la madre de Daniela, no pierde la fe, aunque reconoce que el dolor es inmenso. Las sandalias que usó Daniela por última vez reposan como un tesoro guardado. "Cada día es una agonía, una angustia que no termina", dice con la voz quebrada. Relata cómo ha sentido el peso del tiempo, agravado por la pérdida de su propia madre, quien no pudo soportar la tristeza de ver a su nieta desaparecer. ¡Qué torta!
Lo peor de todo, según la familia, es el silencio de la Fiscalía. Han presentado testigos dispuestos a declarar y pruebas importantes, pero dicen que nadie las escucha. "Nosotros hemos llevado personas dispuestas a declarar, testimonios importantes, pero no los han querido escuchar. No sé por qué. Solo silencio, y eso duele mucho.", lamenta Doña Sandra. Parece que se quieren ir al traste con el caso, dejándolo enfriar.
Pero la familia no se da por vencida. Junto a la comunidad de Sámara, realizaron intensas búsquedas por tierra y mar, incluso contando con la colaboración de buzos y pescadores. Se intentó descartar la posibilidad de un accidente acuático, pero nunca encontraron nada. Esa vara se quedó pendiente, creando aún más preguntas.
Víctor Salas, el hermano de Daniela, también expresa su frustración con el sistema judicial. Afirma que Costa Rica está lejos de ofrecer respuestas eficaces en estos casos, y denuncia la indiferencia de las autoridades. Dice sentirse como si Daniela estuviera pidiendo ayuda y le cerraran la boca con un expediente. ¡Qué nivel de injusticia!
La familia ha organizado marchas, colectas e incluso financiado investigaciones paralelas, encontrando pistas que, según ellos, la Fiscalía ha ignorado. Acusan que el caso fue archivado basándose en un testimonio poco creíble, mientras que pruebas más sólidas permanecen sin analizar. Este lunes, se unirán a una nueva marcha pacífica en Sámara, sumándose a otros colectivos que buscan justicia para todas las personas desaparecidas. ¡Vamos a levantar la voz!
Mientras tanto, la familia renueva su llamado a las autoridades para que reabran el caso y retomen la búsqueda. Su mensaje es claro: no descansarán hasta encontrar la verdad, y piden solidaridad a otras familias que enfrentan situaciones similares. ¿Creemos que las autoridades deberían darle una atención prioritaria a este caso y desplegar todos los recursos necesarios para esclarecer la desaparición de Daniela, o es que el sistema de justicia costarricense está fallando a estas familias?
Daniela, vecina querida de Nicoya, se esfumó el 15 de octubre del año pasado. Desde entonces, la familia ha ido de frente, golpeando puertas, presentando pruebas y buscando respuestas, pero el silencio de las autoridades ha sido ensordecedor. Imagínate la bronca que les está cayendo, sin saber qué pasó con su hija, luchando contra la desesperación y la frustración diaria.
Sandra Salas, la madre de Daniela, no pierde la fe, aunque reconoce que el dolor es inmenso. Las sandalias que usó Daniela por última vez reposan como un tesoro guardado. "Cada día es una agonía, una angustia que no termina", dice con la voz quebrada. Relata cómo ha sentido el peso del tiempo, agravado por la pérdida de su propia madre, quien no pudo soportar la tristeza de ver a su nieta desaparecer. ¡Qué torta!
Lo peor de todo, según la familia, es el silencio de la Fiscalía. Han presentado testigos dispuestos a declarar y pruebas importantes, pero dicen que nadie las escucha. "Nosotros hemos llevado personas dispuestas a declarar, testimonios importantes, pero no los han querido escuchar. No sé por qué. Solo silencio, y eso duele mucho.", lamenta Doña Sandra. Parece que se quieren ir al traste con el caso, dejándolo enfriar.
Pero la familia no se da por vencida. Junto a la comunidad de Sámara, realizaron intensas búsquedas por tierra y mar, incluso contando con la colaboración de buzos y pescadores. Se intentó descartar la posibilidad de un accidente acuático, pero nunca encontraron nada. Esa vara se quedó pendiente, creando aún más preguntas.
Víctor Salas, el hermano de Daniela, también expresa su frustración con el sistema judicial. Afirma que Costa Rica está lejos de ofrecer respuestas eficaces en estos casos, y denuncia la indiferencia de las autoridades. Dice sentirse como si Daniela estuviera pidiendo ayuda y le cerraran la boca con un expediente. ¡Qué nivel de injusticia!
La familia ha organizado marchas, colectas e incluso financiado investigaciones paralelas, encontrando pistas que, según ellos, la Fiscalía ha ignorado. Acusan que el caso fue archivado basándose en un testimonio poco creíble, mientras que pruebas más sólidas permanecen sin analizar. Este lunes, se unirán a una nueva marcha pacífica en Sámara, sumándose a otros colectivos que buscan justicia para todas las personas desaparecidas. ¡Vamos a levantar la voz!
Mientras tanto, la familia renueva su llamado a las autoridades para que reabran el caso y retomen la búsqueda. Su mensaje es claro: no descansarán hasta encontrar la verdad, y piden solidaridad a otras familias que enfrentan situaciones similares. ¿Creemos que las autoridades deberían darle una atención prioritaria a este caso y desplegar todos los recursos necesarios para esclarecer la desaparición de Daniela, o es que el sistema de justicia costarricense está fallando a estas familias?