Maes, a veces uno ve la política nacional y piensa que es una mejenga en la plaza del barrio, pero con corbata y en Cuesta de Moras. El último agarrón que se pegaron en la Asamblea es la prueba de que la cosa está que arde, y esta vez los protagonistas fueron la diputada frenteamplista Rocío Alfaro y el abogado de Rodrigo Chaves, José Miguel Villalobos. Y diay, ¡qué despiche se armó!
Resulta que estaban en la comisión que analiza si le levantan la inmunidad al presi por el caso "BCIE Cariñitos". La vara es que don José Miguel, en medio de su defensa, se puso en modo "profesor" y quiso regañar a los diputados. Les vino a decir, con un aire de superioridad, que los poderes Legislativo y Judicial están por el suelo en las encuestas y que deberían "pensar por qué la gente piensa así" antes de quejarse de las críticas. O sea, un intento de "ustedes están mal, escúchenme a mí". Sinceramente, creo que ahí se jaló una torta monumental, porque calculó pésimo el ambiente.
Pero se topó con pared. Rocío Alfaro, que para nadie es un secreto que no tiene pelos en la lengua, le devolvió el pase con todo y tacos. Primero le paró el carro, exigiéndole respeto para el Primer Poder de la República. Pero luego, mae, le tiró un dardo que seguro todavía le arde. Le dijo que así como la gente cuestiona a los políticos, también se cuestiona la función de ciertos abogados. Y soltó la bomba: "muchos se cuestionarán por qué hay abogados que se dedican a defender a narcotraficantes, a femicidas, a corruptos". ¡Pum! Directo y sin anestesia.
Y aquí es donde la vara se pone color de hormiga, porque la filosa respuesta de Alfaro no fue un tiro al aire. Cuando ella habla de ese tipo de defensas, no está inventando. El currículum de Villalobos en ese campo es... extenso. Recordemos que él ha sido abogado de figuras como Geovanny Segura, alias "Narizón", sospechoso de legitimación de capitales; representó a Harry Bodán en el mediático y atroz caso de María Luisa Cedeño; y defendió a uno de los extraditables más buscados por Estados Unidos, Alexánder Leudo Nieves, que por cierto, está desaparecido. La lista sigue y sigue, pasando por casos como La Trocha y el préstamo Caja-Fischel. ¡Qué despiche de lista, en serio!
Al final, este encontronazo va más allá del dime y direte del momento. Es un reflejo perfecto del país en el que estamos: polarizado, confrontativo y donde la línea entre la defensa legal y la ética pública es cada vez más borrosa. Villalobos, que además ha brincado de partido en partido como si nada (del PUSC al PAC, apoyando a Carlos Alvarado, declarándose seguidor del Frente Amplio y ahora candidato con Pueblo Soberano), quiso jugar de moralista y le sacaron los recibos al sol. Un recordatorio de que en política, y más en la Costa Rica de hoy, la memoria es larga y el archivo es implacable. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Se le pasó la mano a Rocío Alfaro o Villalobos se buscó solito la respuesta que le dieron?
Resulta que estaban en la comisión que analiza si le levantan la inmunidad al presi por el caso "BCIE Cariñitos". La vara es que don José Miguel, en medio de su defensa, se puso en modo "profesor" y quiso regañar a los diputados. Les vino a decir, con un aire de superioridad, que los poderes Legislativo y Judicial están por el suelo en las encuestas y que deberían "pensar por qué la gente piensa así" antes de quejarse de las críticas. O sea, un intento de "ustedes están mal, escúchenme a mí". Sinceramente, creo que ahí se jaló una torta monumental, porque calculó pésimo el ambiente.
Pero se topó con pared. Rocío Alfaro, que para nadie es un secreto que no tiene pelos en la lengua, le devolvió el pase con todo y tacos. Primero le paró el carro, exigiéndole respeto para el Primer Poder de la República. Pero luego, mae, le tiró un dardo que seguro todavía le arde. Le dijo que así como la gente cuestiona a los políticos, también se cuestiona la función de ciertos abogados. Y soltó la bomba: "muchos se cuestionarán por qué hay abogados que se dedican a defender a narcotraficantes, a femicidas, a corruptos". ¡Pum! Directo y sin anestesia.
Y aquí es donde la vara se pone color de hormiga, porque la filosa respuesta de Alfaro no fue un tiro al aire. Cuando ella habla de ese tipo de defensas, no está inventando. El currículum de Villalobos en ese campo es... extenso. Recordemos que él ha sido abogado de figuras como Geovanny Segura, alias "Narizón", sospechoso de legitimación de capitales; representó a Harry Bodán en el mediático y atroz caso de María Luisa Cedeño; y defendió a uno de los extraditables más buscados por Estados Unidos, Alexánder Leudo Nieves, que por cierto, está desaparecido. La lista sigue y sigue, pasando por casos como La Trocha y el préstamo Caja-Fischel. ¡Qué despiche de lista, en serio!
Al final, este encontronazo va más allá del dime y direte del momento. Es un reflejo perfecto del país en el que estamos: polarizado, confrontativo y donde la línea entre la defensa legal y la ética pública es cada vez más borrosa. Villalobos, que además ha brincado de partido en partido como si nada (del PUSC al PAC, apoyando a Carlos Alvarado, declarándose seguidor del Frente Amplio y ahora candidato con Pueblo Soberano), quiso jugar de moralista y le sacaron los recibos al sol. Un recordatorio de que en política, y más en la Costa Rica de hoy, la memoria es larga y el archivo es implacable. ¿Ustedes qué piensan, maes? ¿Se le pasó la mano a Rocío Alfaro o Villalobos se buscó solito la respuesta que le dieron?
