Ay, mi clave... parece que el tiempo nos está jugando sucio, ¿eh? Apenas terminamos de quitarle las hojas secas a septiembre, y ya los comercios están luciendo sus mejores galas navideñas. Tres meses faltan para diciembre, sí, pero bueh, en Costa Rica somos así: adelantarnos a la fiesta y empezar a sentir esos nervios buenos de ver las calles iluminadas y escuchar villancicos.
Si le preguntas a cualquier 'viejo' de aquí, te dirá que esto de sacar la mercadería navideña tan temprano es algo relativamente nuevo. Antes, esperábamos tranquilamente a que pasaran las fiestas patrias, y ahí recién empezaba la transformación. Pero ahora, con tanta competencia y ganas de atraer al público, los supermercados y tiendas departamentales ya tienen los árboles, las guirnaldas y los nacimientos bien expuestos desde principios de septiembre. Algunos hasta antes, ¡diay!
Estuve caminando por el Multiplaza Escazú el otro día y me quedé boquiabierto. Un árbol gigante lleno de luces brillando en medio del centro comercial, señores. Casi me da un ataque de nostalgia anticipada, porque eso significa que pronto tendremos que pensar en comprar regalos, organizar cenas familiares y preparar la tradicional cena de Navidad. ¡Qué brete!
Pero no todo es alegría y adornos brillantes. Con la cercanía de las Navidades, también viene a relucir el tema del aguinaldo, ese ‘decimotercer mes’ que tanto esperamos los trabajadores. Según el Ministerio de Trabajo, todo aquel que haya trabajado al menos un mes para el mismo empleador entre el 1 de diciembre del año anterior y el 30 de noviembre del año en curso, tiene derecho a él. ¡Y ojo!, es libre de impuestos y cargas sociales, excepto las pensiones alimentarias. Así que, a calcular, maes.
El cálculo no es precisamente complejo: suman todos los salarios ordinarios y extraordinarios que recibieron durante ese período, dividen el resultado entre doce, y voilà, listo el aguinaldo. Es un alivio para muchas familias, especialmente en estos tiempos donde los precios siguen pegándole duro al bolsillo. Muchos lo destinan a pagar deudas, otros a comprar los regalos de Navidad, y algunos incluso lo guardan para afrontar los gastos de enero, que también son bastante fuertes, ya saben, cuentas acumuladas y todo eso.
Además, hay que recordar que el aguinaldo es una obligación legal para los patronos. No pueden salirse con la suya argumentando que no tienen fondos o que la empresa está pasando por dificultades. El incumplimiento puede acarrear multas y otras sanciones. Así que, si todavía no te han pagado tu aguinaldo, no dudes en reclamarle a tu jefe, ¡y contactar al Ministerio de Trabajo si es necesario! Que no se les vaya al lote, ¿eh?
Y hablando de tradiciones, mientras que Halloween va ganando terreno poco a poco, la Navidad sigue siendo la verdadera reina de las fiestas en Costa Rica. Las decoraciones de terror espantan a muy pocos; prefiriendo el brillo de las luces y la magia de los nacimientos. Se ven pocas casas y negocios ambientados para la noche del 31 de octubre, pero basta con echar un vistazo a cualquier centro comercial o calle peatonal para comprobar que la Navidad ha tomado posesión de la ciudad. ¡Qué chiva cómo se transforma todo!
En fin, con estos datos y reflexiones, creo que podemos concluir que el espíritu navideño ya está prendido en Costa Rica. Lo sintamos más o menos, estamos encaminándonos a una temporada llena de reuniones familiares, compras compulsivas y, con suerte, aguinaldos generosos. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos regular un poco más la exhibición temprana de productos navideños para no arruinar la esencia de las fiestas patrias o simplemente es parte del avance inevitable del consumismo globalizado?
Si le preguntas a cualquier 'viejo' de aquí, te dirá que esto de sacar la mercadería navideña tan temprano es algo relativamente nuevo. Antes, esperábamos tranquilamente a que pasaran las fiestas patrias, y ahí recién empezaba la transformación. Pero ahora, con tanta competencia y ganas de atraer al público, los supermercados y tiendas departamentales ya tienen los árboles, las guirnaldas y los nacimientos bien expuestos desde principios de septiembre. Algunos hasta antes, ¡diay!
Estuve caminando por el Multiplaza Escazú el otro día y me quedé boquiabierto. Un árbol gigante lleno de luces brillando en medio del centro comercial, señores. Casi me da un ataque de nostalgia anticipada, porque eso significa que pronto tendremos que pensar en comprar regalos, organizar cenas familiares y preparar la tradicional cena de Navidad. ¡Qué brete!
Pero no todo es alegría y adornos brillantes. Con la cercanía de las Navidades, también viene a relucir el tema del aguinaldo, ese ‘decimotercer mes’ que tanto esperamos los trabajadores. Según el Ministerio de Trabajo, todo aquel que haya trabajado al menos un mes para el mismo empleador entre el 1 de diciembre del año anterior y el 30 de noviembre del año en curso, tiene derecho a él. ¡Y ojo!, es libre de impuestos y cargas sociales, excepto las pensiones alimentarias. Así que, a calcular, maes.
El cálculo no es precisamente complejo: suman todos los salarios ordinarios y extraordinarios que recibieron durante ese período, dividen el resultado entre doce, y voilà, listo el aguinaldo. Es un alivio para muchas familias, especialmente en estos tiempos donde los precios siguen pegándole duro al bolsillo. Muchos lo destinan a pagar deudas, otros a comprar los regalos de Navidad, y algunos incluso lo guardan para afrontar los gastos de enero, que también son bastante fuertes, ya saben, cuentas acumuladas y todo eso.
Además, hay que recordar que el aguinaldo es una obligación legal para los patronos. No pueden salirse con la suya argumentando que no tienen fondos o que la empresa está pasando por dificultades. El incumplimiento puede acarrear multas y otras sanciones. Así que, si todavía no te han pagado tu aguinaldo, no dudes en reclamarle a tu jefe, ¡y contactar al Ministerio de Trabajo si es necesario! Que no se les vaya al lote, ¿eh?
Y hablando de tradiciones, mientras que Halloween va ganando terreno poco a poco, la Navidad sigue siendo la verdadera reina de las fiestas en Costa Rica. Las decoraciones de terror espantan a muy pocos; prefiriendo el brillo de las luces y la magia de los nacimientos. Se ven pocas casas y negocios ambientados para la noche del 31 de octubre, pero basta con echar un vistazo a cualquier centro comercial o calle peatonal para comprobar que la Navidad ha tomado posesión de la ciudad. ¡Qué chiva cómo se transforma todo!
En fin, con estos datos y reflexiones, creo que podemos concluir que el espíritu navideño ya está prendido en Costa Rica. Lo sintamos más o menos, estamos encaminándonos a una temporada llena de reuniones familiares, compras compulsivas y, con suerte, aguinaldos generosos. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que deberíamos regular un poco más la exhibición temprana de productos navideños para no arruinar la esencia de las fiestas patrias o simplemente es parte del avance inevitable del consumismo globalizado?
