¡Ay, pata negra! Las fiestas de Zapote 2024 terminaron dejando a la Cruz Roja Costarricense con un brete considerable. Entre el calorazo, la cerveza y los toros indomables, los paramédicos y voluntarios tuvieron que atender a un centenar de personas, demostrando que la tradición taurina, aunque entretenida, siempre trae sus propios desafíos.
Según datos oficiales de la Benemérita Cruz Roja, la asistencia masiva al Redondel de Toros resultó en 100 atenciones, superando las expectativas iniciales. Lo que más preocupó al personal médico fueron los incidentes relacionados con los “toreros improvisados”, esos valientes (o imprudentes) que desafían a la fiera sin mucha experiencia, y terminan pagándolo caro.
Joshua López, paramédico de la Cruz Roja, nos explicó que “la Benemérita sigue trabajando incansablemente para brindar el auxilio necesario, no solo a los toreros, sino también al público en general”. Un esfuerzo titánico, diay, considerando el ambiente cargado de emociones y adrenalina que se vive en Zapote. Se desplegó un amplio operativo con personal médico, paramédicos, psicólogos y equipos de primera respuesta, preparados para cualquier eventualidad.
Del total de atenciones, 86 correspondieron a emergencias traumáticas, producto de caídas, golpes o embestidas inesperadas de los toros. Además, se registraron 13 emergencias médicas comunes, como problemas respiratorios o desmayos por el calor, y una emergencia gineco-obstétrica. No es para tomarselo a jala, eh; esas situaciones pueden complicarse rápido si no hay atención inmediata.
Uno de los casos más graves involucró a un torero improvisado que recibió una embestida directa de un toro, siendo trasladado en condición crítica a un centro médico. Sus familiares, desesperados, esperaban noticias mientras el mae luchaba por su vida. Esta situación pone de manifiesto la importancia de tomar precauciones extremas y respetar la fuerza de estos animales.
Las autoridades sanitarias han expresado su preocupación por la falta de preparación de muchos de los participantes en las corridas improvisadas. Muchos entran al redondel sin entender los riesgos ni contar con el equipo de protección adecuado, convirtiéndose en blanco fácil para los toros. Se ha propuesto reforzar las medidas de seguridad y promover campañas de concientización entre los asistentes, pero la tarea es ardua.
Este año, además de los ya conocidos retos físicos, el personal de salud tuvo que lidiar con la aglomeración de personas y la dificultad para acceder a algunas zonas del redondel. Lograr llegar rápidamente a las víctimas resultaba complicado, lo que exigió aún más esfuerzo y coordinación por parte del equipo de rescate. Fue un verdadero batallón, tratando de mantener la calma y ayudar a todos en medio del pandemonio. ¿Quién diría que ir a ver toros podía ser tan estresante?
Ahora bien, pensando en todo este panorama, ¿creen ustedes que debería haber regulaciones más estrictas para las corridas improvisadas en Zapote, incluso limitar la participación de quienes no tengan entrenamiento formal? ¿O prefieren que se mantenga así, como una manifestación espontánea de nuestra cultura, asumiendo los riesgos que ello implica? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
Según datos oficiales de la Benemérita Cruz Roja, la asistencia masiva al Redondel de Toros resultó en 100 atenciones, superando las expectativas iniciales. Lo que más preocupó al personal médico fueron los incidentes relacionados con los “toreros improvisados”, esos valientes (o imprudentes) que desafían a la fiera sin mucha experiencia, y terminan pagándolo caro.
Joshua López, paramédico de la Cruz Roja, nos explicó que “la Benemérita sigue trabajando incansablemente para brindar el auxilio necesario, no solo a los toreros, sino también al público en general”. Un esfuerzo titánico, diay, considerando el ambiente cargado de emociones y adrenalina que se vive en Zapote. Se desplegó un amplio operativo con personal médico, paramédicos, psicólogos y equipos de primera respuesta, preparados para cualquier eventualidad.
Del total de atenciones, 86 correspondieron a emergencias traumáticas, producto de caídas, golpes o embestidas inesperadas de los toros. Además, se registraron 13 emergencias médicas comunes, como problemas respiratorios o desmayos por el calor, y una emergencia gineco-obstétrica. No es para tomarselo a jala, eh; esas situaciones pueden complicarse rápido si no hay atención inmediata.
Uno de los casos más graves involucró a un torero improvisado que recibió una embestida directa de un toro, siendo trasladado en condición crítica a un centro médico. Sus familiares, desesperados, esperaban noticias mientras el mae luchaba por su vida. Esta situación pone de manifiesto la importancia de tomar precauciones extremas y respetar la fuerza de estos animales.
Las autoridades sanitarias han expresado su preocupación por la falta de preparación de muchos de los participantes en las corridas improvisadas. Muchos entran al redondel sin entender los riesgos ni contar con el equipo de protección adecuado, convirtiéndose en blanco fácil para los toros. Se ha propuesto reforzar las medidas de seguridad y promover campañas de concientización entre los asistentes, pero la tarea es ardua.
Este año, además de los ya conocidos retos físicos, el personal de salud tuvo que lidiar con la aglomeración de personas y la dificultad para acceder a algunas zonas del redondel. Lograr llegar rápidamente a las víctimas resultaba complicado, lo que exigió aún más esfuerzo y coordinación por parte del equipo de rescate. Fue un verdadero batallón, tratando de mantener la calma y ayudar a todos en medio del pandemonio. ¿Quién diría que ir a ver toros podía ser tan estresante?
Ahora bien, pensando en todo este panorama, ¿creen ustedes que debería haber regulaciones más estrictas para las corridas improvisadas en Zapote, incluso limitar la participación de quienes no tengan entrenamiento formal? ¿O prefieren que se mantenga así, como una manifestación espontánea de nuestra cultura, asumiendo los riesgos que ello implica? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
