38% de Costarricenses no han considerado ir a la Universidad importante ¿Son más importantes las carreras técnicas?

En Costa Rica piden mucho bachilleratos pero es más importante para mí la experiencia y las certificaciones
Al final del caso muchos pueden comprar un título pero la experiencia nadie se la quita
 
En Costa Rica, el 38% de los jóvenes adultos entre 25 y 34 años no ha logrado superar el nivel de educación secundaria, un dato alarmante que coloca al país en una situación crítica dentro de los parámetros educativos de la OCDE. Este déficit en la educación superior plantea serios retos, no solo en términos de equidad, sino también en la forma en que las oportunidades laborales se están distribuyendo.

En un contexto global donde las habilidades técnicas y el dominio del inglés son cada vez más valorados por el mercado, muchos se están preguntando si realmente vale la pena endeudarse para obtener un título universitario que no siempre asegura un empleo.

  • El crecimiento de la economía digital y la expansión de los sectores tecnológicos en Costa Rica han generado una demanda creciente de trabajadores técnicos y bilingües, lo que ha desplazado el valor tradicional del título universitario. En la práctica, los empleadores están buscando cada vez más profesionales capacitados en habilidades específicas, como programación, soporte técnico o servicios bilingües, que puedan cubrir las necesidades inmediatas del mercado laboral. Las empresas, tanto locales como internacionales, no están necesariamente interesadas en los diplomas universitarios, sino en la capacidad de los empleados para cumplir con funciones prácticas y especializadas.
  • Este cambio de paradigma está impactando fuertemente a las familias costarricenses, muchas de las cuales siguen viendo la universidad como el único camino hacia una vida mejor. Con la esperanza de que un título universitario les abra las puertas del mercado laboral, los padres suelen endeudarse considerablemente, hipotecando incluso sus casas para costear los estudios de sus hijos. Sin embargo, cuando esos jóvenes se gradúan y descubren que el mercado está saturado de profesionales en carreras que no tienen una demanda real, la realidad se convierte en una pesadilla. Muchas familias pierden sus bienes por no poder cubrir las deudas contraídas, mientras los jóvenes se encuentran desempleados o atrapados en trabajos mal remunerados que no corresponden a su formación.
  • El aumento de los llamados "NINIs" (jóvenes que ni estudian ni trabajan) es un síntoma claro de este desajuste. En Costa Rica, la tasa de NINIs ha crecido del 24.7% al 27.9% en los últimos años, a diferencia de otros países de la OCDE donde esta cifra ha disminuido. Esto no solo refleja un problema en el acceso a la educación, sino también en la efectividad de los sistemas de formación para preparar a los jóvenes para el mundo laboral real. Mientras tanto, las carreras técnicas están ganando popularidad, no solo por su corta duración y costo más accesible, sino también porque ofrecen una relación más directa entre la formación y la empleabilidad.

A pesar de ello, aún persiste una cierta estigmatización hacia las carreras técnicas, como si fueran una "segunda opción" frente a la universidad.

Sin embargo, las cifras muestran que, en la actualidad, los egresados de carreras técnicas en áreas como la tecnología, la ingeniería o el sector de servicios tienen más probabilidades de encontrar empleo rápidamente y con salarios competitivos. Mientras tanto, quienes optan por carreras universitarias en áreas saturadas, como derecho, administración o educación, se encuentran con un mercado laboral donde hay más oferta que demanda, lo que los coloca en una posición vulnerable.

La situación plantea una pregunta incómoda:
¿Es realmente necesario endeudarse durante años y poner en riesgo el patrimonio familiar para obtener un título universitario que, en muchos casos, no garantiza estabilidad laboral?

En un contexto donde las habilidades técnicas, el bilingüismo y la especialización son cada vez más demandados, parece que la universidad ya no es el único camino para alcanzar el éxito profesional. De hecho, cada vez más jóvenes están reconsiderando la idea de que un título universitario sea la mejor inversión para su futuro.

La reflexión sobre el valor de la educación superior en Costa Rica debe ir más allá del simple acceso a las aulas. Es urgente un replanteamiento profundo del sistema educativo, que actualmente parece estar desfasado respecto a las necesidades reales del mercado laboral. Mientras los centros educativos siguen formando a cientos de jóvenes en áreas con poca demanda, la economía está clamando por técnicos especializados que puedan cubrir las vacantes que el mercado actual ofrece.

El mito del título universitario como el único camino hacia una vida próspera se está desmoronando frente a la realidad del mercado laboral costarricense. Las carreras técnicas y la formación especializada han dejado de ser una opción secundaria y se están consolidando como la vía más segura para acceder a un empleo estable y bien remunerado.

Mientras tanto, los jóvenes y sus familias se enfrentan a decisiones difíciles, donde el costo de una mala elección educativa puede significar la pérdida de todo lo que han construido.
Una vez hablaba con un señor y me dijo: "es curioso que la mayoría de personas que tenemos demasiado dinero no somos estudiadas y las personas que estudiaron, son las pobres"...
Él podía darse el lujo gastar 120 millones en un mes...

También conocí a un socio de Montesillos... Y anda igual... Llegó a tener más de 10 mil cabezas de ganado.

Y yo hasta con maestría y acá estoy, con psiquiatra para no volverme loco y con salario mínimo.

Que increíble.
 
la educación universitaria no garantiza éxito en la vida, puede servir de base, pero hay otros factores que inciden. La educación técnica tiene la ventaja de proveer instrucción de manera práctica y rápida para laborar. En ambas, el carácter de cada persona influye para el éxito en la vida, se debe tener la capacidad de ver las oportunidades y ver cómo se aprovecha el conocimiento adquirido para aprovecharlas. y no sobra volverse un gran vendedor de su trabajo.
 
Todo depende del tipo de trabajo y las necesidades del mercado, a veces con conocimiento tecnico se puede encontrar un mejor trabajo
 
Última edición:
La educación universitaria en Costa Rica debe enfocarse en desarrollar competencias técnicas y habilidades blandas, vinculando estrechamente la academia con el sector productivo mediante prácticas y proyectos reales. Es crucial fomentar la formación interdisciplinaria, el emprendimiento, y la innovación para preparar a los estudiantes frente a los desafíos actuales. La flexibilidad curricular, la actualización continua de contenidos y el aprendizaje autodirigido son necesarios para mantener la relevancia de los programas. Además, es fundamental integrar la ética, responsabilidad social y habilidades comunicativas, así como aprovechar herramientas digitales.

Conclusión: La educación universitaria costarricense debería evolucionar para formar egresados que sean no solo técnicamente competentes, sino también flexibles, innovadores y conscientes del impacto social de su trabajo, logrando una mejor adaptación a las demandas cambiantes del mercado laboral y contribuyendo al desarrollo del país.
 
a como están las cosas si he visto demasiado desempleados y sin un trabajo o con muy pocas opciones y en cuanto a tiempo de estudio se refiere es mas rápido un técnico o curso
 
Cuál será el porcentaje de esas personas con titulos de carreras con salida laborar nula. Las universidades Públicas deberían ser más responsables y cerrar varias carreras que no tienen salida en el mercado laboral.
 
Depende de la carrera la Universidad sigue siendo fundamental sin embargo creo que deberían cambiar el plan de Estudios ya que muchos cada vez están más obsoletos
 
Quieren empezar a hacer dinero lo antes posible y no ven la necesidad de una carrera. Es necesario estudiar algo adecuado para llegar a los puestos más altos y que más remuneran el trabajo
 
Pagar una universidad en este país no es factible para muchos y me incluyo. Yo Opte por sacar un técnico medio y gracias a eso hoy tengo un buen puesto con el gobierno. Una carrera no define la capacidad de la persona para enfrentar los retos laborales, se de casos en mi trabajo que con master y licenciaturas la calidad del trabajo deja mucho que desear en esas personas con títulos universitarios.
 
Título de la UCR para adorno, trabajando con mejores condiciones por saber inglés y las mismas capacitaciones de la empresa. Ahora con 2 técnicos he visto más apertura qué con un. Título universitario
 
En mi experiencia todo depende de que se va a estudiar, ya que si es una carrera con mercado pues dele pero si lo va a hacer porque le gusta es mejor un tecnico y estudiar la carrera por gusto y no por un brete
 
Tomando en cuenta que un técnico dura alrededor de 1 año y una carrera universitaria alrededor de 3 años. Muchos prefieren no invertir tiempo en estudio
 
las universidades siguen graduando profesionales en carreras que no tienen mercado. Una persona y su familia invierte mucho dinero y tiempo para, que al graduarse, no tenga opciones de trabajo reales. el mercado cada vez demanda más técnicos, deseablemente bilingües, para trabajar en la industria tecnológica y centros de servicio al cliente (call center). Entonces, es preferible obtener un técnico profesional y luego, con una fuente de ingresos segura y razonable seguir incrementando el conocimiento con certificaciones profesionales o estudios universitarios.
Por ejemplo, en el tema de TI valen más las certificaciones que un título universitario.
La única institución que va más acorde con la demanda laboral es el Instituto Tecnológico.
 
Hay que aclarar conceptos: los institutos técnicos proveen formación para el desempeño laboral, esto es, se brindan conpetencias para trabajar en sectores específicos que provee el abanico industrial -entendido no solo cono manufactura de bienes, sino también de la dotación de servicios requeridos en la economía. En ese sentido, quien quiea desempeñarse laboralmente, encuentra en ellos excelentes opciones para formación y eventualmente empleo. Las universidades proveen formación académica, en las que se brindan capacidades para labores mas relacionadas con lo que se cubre, especialmente la capacidad de investigación y sistematización de conocimiento, en todo el abanico que las diferentes áreas de conocimiento requieren, fundamentadas en la filosofía como punto central para el desarrollo de lo anterior, y que se involucra desde las ciencias sociales hasta las ciencias exactas, pasando por ingenierías, derecho, economía, medicina, biología, química, física, agronomía etc. Son propósitos diferentes, y requieren aptitudes en las personas que quieran asistir a ellas, las cuales se manifiestan desde la formación educativa básica. Algunos son más hábiles en las destrezas manuales, lo que refleja aptitudes para lo técnico, en tanto otros son más hábiles en el uso de conocimientos y búsqueda de respuestas que requieren de análisis y teorización -método ciéntífico, que podrán recordar de las clases de ciencias en secundaria o si son más afortunados, desde la primaria inclusive, siendo estos últimos quienes muestran lo que se requiere para las universidades. En lo personal, me gustó por eso la claridad que tienen en Europa para ambos casos: para la formación laboral, tienen sendos institutos técnicos, los cuales son excelentes y para la investigación, las universidades, que también las tienen excelentes. En nuestro país se ha impulsado, tal vez de una manera algo ingenua, que las universidades representan la culiminación de la educación para que una persona en formación se incorpore a la sociedad a desempeñarse, y se dejó de lado lo importante qeu resulta la formación técnica para la comunidad. Hay que recordar que cuando se fundaron universidades, se buscó llenar también el vació en la formación técnica, lo que pudo haber contribuido a la creencia que se llegó a formar. Para ver los efectos de ambas, en lo técnco, la empleabilidad es muy alta y requerida, a veces con salarios o ingresos que superan los que podría ganar algún graduado universitario. Lo importante es que en ambos casos, se cumple el objetivo de formar profesionales en el sentido más amplio de esta palabra. Yo diría que en buena hora se da el fenómeno que da origen a este tema del foro, porque veo un despertar de conciencia en un sector de la población que requiere educación para formarse en lo profesional e incorporarse al mercado laboral.
 
Última edición:
En Costa Rica, el 38% de los jóvenes adultos entre 25 y 34 años no ha logrado superar el nivel de educación secundaria, un dato alarmante que coloca al país en una situación crítica dentro de los parámetros educativos de la OCDE. Este déficit en la educación superior plantea serios retos, no solo en términos de equidad, sino también en la forma en que las oportunidades laborales se están distribuyendo.

En un contexto global donde las habilidades técnicas y el dominio del inglés son cada vez más valorados por el mercado, muchos se están preguntando si realmente vale la pena endeudarse para obtener un título universitario que no siempre asegura un empleo.

  • El crecimiento de la economía digital y la expansión de los sectores tecnológicos en Costa Rica han generado una demanda creciente de trabajadores técnicos y bilingües, lo que ha desplazado el valor tradicional del título universitario. En la práctica, los empleadores están buscando cada vez más profesionales capacitados en habilidades específicas, como programación, soporte técnico o servicios bilingües, que puedan cubrir las necesidades inmediatas del mercado laboral. Las empresas, tanto locales como internacionales, no están necesariamente interesadas en los diplomas universitarios, sino en la capacidad de los empleados para cumplir con funciones prácticas y especializadas.
  • Este cambio de paradigma está impactando fuertemente a las familias costarricenses, muchas de las cuales siguen viendo la universidad como el único camino hacia una vida mejor. Con la esperanza de que un título universitario les abra las puertas del mercado laboral, los padres suelen endeudarse considerablemente, hipotecando incluso sus casas para costear los estudios de sus hijos. Sin embargo, cuando esos jóvenes se gradúan y descubren que el mercado está saturado de profesionales en carreras que no tienen una demanda real, la realidad se convierte en una pesadilla. Muchas familias pierden sus bienes por no poder cubrir las deudas contraídas, mientras los jóvenes se encuentran desempleados o atrapados en trabajos mal remunerados que no corresponden a su formación.
  • El aumento de los llamados "NINIs" (jóvenes que ni estudian ni trabajan) es un síntoma claro de este desajuste. En Costa Rica, la tasa de NINIs ha crecido del 24.7% al 27.9% en los últimos años, a diferencia de otros países de la OCDE donde esta cifra ha disminuido. Esto no solo refleja un problema en el acceso a la educación, sino también en la efectividad de los sistemas de formación para preparar a los jóvenes para el mundo laboral real. Mientras tanto, las carreras técnicas están ganando popularidad, no solo por su corta duración y costo más accesible, sino también porque ofrecen una relación más directa entre la formación y la empleabilidad.

A pesar de ello, aún persiste una cierta estigmatización hacia las carreras técnicas, como si fueran una "segunda opción" frente a la universidad.

Sin embargo, las cifras muestran que, en la actualidad, los egresados de carreras técnicas en áreas como la tecnología, la ingeniería o el sector de servicios tienen más probabilidades de encontrar empleo rápidamente y con salarios competitivos. Mientras tanto, quienes optan por carreras universitarias en áreas saturadas, como derecho, administración o educación, se encuentran con un mercado laboral donde hay más oferta que demanda, lo que los coloca en una posición vulnerable.

La situación plantea una pregunta incómoda:
¿Es realmente necesario endeudarse durante años y poner en riesgo el patrimonio familiar para obtener un título universitario que, en muchos casos, no garantiza estabilidad laboral?

En un contexto donde las habilidades técnicas, el bilingüismo y la especialización son cada vez más demandados, parece que la universidad ya no es el único camino para alcanzar el éxito profesional. De hecho, cada vez más jóvenes están reconsiderando la idea de que un título universitario sea la mejor inversión para su futuro.

La reflexión sobre el valor de la educación superior en Costa Rica debe ir más allá del simple acceso a las aulas. Es urgente un replanteamiento profundo del sistema educativo, que actualmente parece estar desfasado respecto a las necesidades reales del mercado laboral. Mientras los centros educativos siguen formando a cientos de jóvenes en áreas con poca demanda, la economía está clamando por técnicos especializados que puedan cubrir las vacantes que el mercado actual ofrece.

El mito del título universitario como el único camino hacia una vida próspera se está desmoronando frente a la realidad del mercado laboral costarricense. Las carreras técnicas y la formación especializada han dejado de ser una opción secundaria y se están consolidando como la vía más segura para acceder a un empleo estable y bien remunerado.

Mientras tanto, los jóvenes y sus familias se enfrentan a decisiones difíciles, donde el costo de una mala elección educativa puede significar la pérdida de todo lo que han construido.
Depende de la necesidad de cada quien
 
En Costa Rica, el 38% de los jóvenes adultos entre 25 y 34 años no ha logrado superar el nivel de educación secundaria, un dato alarmante que coloca al país en una situación crítica dentro de los parámetros educativos de la OCDE. Este déficit en la educación superior plantea serios retos, no solo en términos de equidad, sino también en la forma en que las oportunidades laborales se están distribuyendo.

En un contexto global donde las habilidades técnicas y el dominio del inglés son cada vez más valorados por el mercado, muchos se están preguntando si realmente vale la pena endeudarse para obtener un título universitario que no siempre asegura un empleo.

  • El crecimiento de la economía digital y la expansión de los sectores tecnológicos en Costa Rica han generado una demanda creciente de trabajadores técnicos y bilingües, lo que ha desplazado el valor tradicional del título universitario. En la práctica, los empleadores están buscando cada vez más profesionales capacitados en habilidades específicas, como programación, soporte técnico o servicios bilingües, que puedan cubrir las necesidades inmediatas del mercado laboral. Las empresas, tanto locales como internacionales, no están necesariamente interesadas en los diplomas universitarios, sino en la capacidad de los empleados para cumplir con funciones prácticas y especializadas.
  • Este cambio de paradigma está impactando fuertemente a las familias costarricenses, muchas de las cuales siguen viendo la universidad como el único camino hacia una vida mejor. Con la esperanza de que un título universitario les abra las puertas del mercado laboral, los padres suelen endeudarse considerablemente, hipotecando incluso sus casas para costear los estudios de sus hijos. Sin embargo, cuando esos jóvenes se gradúan y descubren que el mercado está saturado de profesionales en carreras que no tienen una demanda real, la realidad se convierte en una pesadilla. Muchas familias pierden sus bienes por no poder cubrir las deudas contraídas, mientras los jóvenes se encuentran desempleados o atrapados en trabajos mal remunerados que no corresponden a su formación.
  • El aumento de los llamados "NINIs" (jóvenes que ni estudian ni trabajan) es un síntoma claro de este desajuste. En Costa Rica, la tasa de NINIs ha crecido del 24.7% al 27.9% en los últimos años, a diferencia de otros países de la OCDE donde esta cifra ha disminuido. Esto no solo refleja un problema en el acceso a la educación, sino también en la efectividad de los sistemas de formación para preparar a los jóvenes para el mundo laboral real. Mientras tanto, las carreras técnicas están ganando popularidad, no solo por su corta duración y costo más accesible, sino también porque ofrecen una relación más directa entre la formación y la empleabilidad.

A pesar de ello, aún persiste una cierta estigmatización hacia las carreras técnicas, como si fueran una "segunda opción" frente a la universidad.

Sin embargo, las cifras muestran que, en la actualidad, los egresados de carreras técnicas en áreas como la tecnología, la ingeniería o el sector de servicios tienen más probabilidades de encontrar empleo rápidamente y con salarios competitivos. Mientras tanto, quienes optan por carreras universitarias en áreas saturadas, como derecho, administración o educación, se encuentran con un mercado laboral donde hay más oferta que demanda, lo que los coloca en una posición vulnerable.

La situación plantea una pregunta incómoda:
¿Es realmente necesario endeudarse durante años y poner en riesgo el patrimonio familiar para obtener un título universitario que, en muchos casos, no garantiza estabilidad laboral?

En un contexto donde las habilidades técnicas, el bilingüismo y la especialización son cada vez más demandados, parece que la universidad ya no es el único camino para alcanzar el éxito profesional. De hecho, cada vez más jóvenes están reconsiderando la idea de que un título universitario sea la mejor inversión para su futuro.

La reflexión sobre el valor de la educación superior en Costa Rica debe ir más allá del simple acceso a las aulas. Es urgente un replanteamiento profundo del sistema educativo, que actualmente parece estar desfasado respecto a las necesidades reales del mercado laboral. Mientras los centros educativos siguen formando a cientos de jóvenes en áreas con poca demanda, la economía está clamando por técnicos especializados que puedan cubrir las vacantes que el mercado actual ofrece.

El mito del título universitario como el único camino hacia una vida próspera se está desmoronando frente a la realidad del mercado laboral costarricense. Las carreras técnicas y la formación especializada han dejado de ser una opción secundaria y se están consolidando como la vía más segura para acceder a un empleo estable y bien remunerado.

Mientras tanto, los jóvenes y sus familias se enfrentan a decisiones difíciles, donde el costo de una mala elección educativa puede significar la pérdida de todo lo que han construido.
Muy pronto ya nadie va a querer estudiar de manera tradicional, las personas se estan dando.cuenta que se hace mas dinero y se consigue mas oportunidades en otras áreas que no son las de ser un empleado asalariado
 
En Costa Rica es demasiado dificil encontrar un empleo apenas sale uno de la universidad...y lo se porque mi hermana acaba de terminar una carrera y ya lleva 4 meses sin encontrar nada.... si bien a segun la carrera es mas complicado, no deberia serlo para una persona que tardo caso 5 años quemandose las pestañas dia a dia.
 

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