¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo. Resulta que los diputados, pa'lante y sin mirar atrás, le dieron luz verde a unos $49 millones en préstamos para ayudar a la CCSS a cubrir esa deuda monstruosa que el Estado tiene acumulada. Pura plata prestada, imagínate. Me da urticaria pensar en cómo vamos a salir adelante con tanto endeudamiento.
La jugada es así: se trata de dos préstamos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), uno por $290 millones y otro por $200 millones. Dicen que son para apoyar la economía y tal, pero ojo porque gran parte se va directo a taparle el bache a la Caja. La diputada Paulina Ramírez, presidenta de la comisión hacendaria, soltó que el 99% de esa deuda no ha sido siquiera tocada por este gobierno. ¡Qué manera de echarle la culpa a los anteriores!
Y claro, ahí estaba la fracción del Gobierno poniendo cara de pocos amigos, diciendo que no estaban de acuerdo. Según ellos, no quieren pagar la deuda. ¿Será cierto? O será que ven venir la tormenta y prefieren aguantarse de espaldas? La verdad, diay, ya nadie sabe qué pensar.
Lo que sí está clarito es que la deuda de la CCSS sigue siendo un dolor de cabeza gigante, un ¢4,4 billones que nos persigue. Y estos $49 millones, aunque suenen a salvavidas, apenas son una gotita en un océano. Te acuerdas cuando decían que iban a solucionar el problema de la salud pública... bueno, seguimos igual, con hospitales colapsados y pacientes esperando meses por citas.
Pero esperemos que este movimiento tenga algún impacto positivo. Porque si no, qué pena. Con toda la bronca que hay en el país, la incertidumbre económica y los problemas sociales, lo último que necesitamos es estar ahogándonos en deudas. Pa’ colmo, dicen que van a discutirlo en el plenario legislativo, entonces prepárense para otra ronda de debates acalorados y promesas incumplibles.
Muchos analistas – esos mae que siempre tienen la respuesta – señalan que este tipo de soluciones a corto plazo solo sirven para maquillar la realidad. Que el verdadero problema es la falta de planificación a largo plazo y la ineficiencia en la gestión de los recursos públicos. ¡Qué razón tienen! Nos vemos solventando crisis con parches y no atacando las causas fundamentales.
Además, no podemos olvidar que estos préstamos vienen con intereses, lo que significa que al final terminaremos pagando mucho más de lo que pedimos prestado. ¿No sería mejor invertir en mejorar la eficiencia de la administración pública, fortalecer la recaudación tributaria y combatir la evasión fiscal? ¡Ufff!, a veces me pongo a pensar en estas cosas y me dan ganas de agarrarme la cabeza.
En fin, parece que estamos condenados a seguir bailando al ritmo de los mercados financieros internacionales y a depender de la buena voluntad de organismos multilaterales. Y tú, ¿crees que esta aprobación de préstamos realmente aliviará la carga financiera de la CCSS, o simplemente estaremos posponiendo el problema para el futuro? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios, queremos saber qué piensas!
La jugada es así: se trata de dos préstamos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), uno por $290 millones y otro por $200 millones. Dicen que son para apoyar la economía y tal, pero ojo porque gran parte se va directo a taparle el bache a la Caja. La diputada Paulina Ramírez, presidenta de la comisión hacendaria, soltó que el 99% de esa deuda no ha sido siquiera tocada por este gobierno. ¡Qué manera de echarle la culpa a los anteriores!
Y claro, ahí estaba la fracción del Gobierno poniendo cara de pocos amigos, diciendo que no estaban de acuerdo. Según ellos, no quieren pagar la deuda. ¿Será cierto? O será que ven venir la tormenta y prefieren aguantarse de espaldas? La verdad, diay, ya nadie sabe qué pensar.
Lo que sí está clarito es que la deuda de la CCSS sigue siendo un dolor de cabeza gigante, un ¢4,4 billones que nos persigue. Y estos $49 millones, aunque suenen a salvavidas, apenas son una gotita en un océano. Te acuerdas cuando decían que iban a solucionar el problema de la salud pública... bueno, seguimos igual, con hospitales colapsados y pacientes esperando meses por citas.
Pero esperemos que este movimiento tenga algún impacto positivo. Porque si no, qué pena. Con toda la bronca que hay en el país, la incertidumbre económica y los problemas sociales, lo último que necesitamos es estar ahogándonos en deudas. Pa’ colmo, dicen que van a discutirlo en el plenario legislativo, entonces prepárense para otra ronda de debates acalorados y promesas incumplibles.
Muchos analistas – esos mae que siempre tienen la respuesta – señalan que este tipo de soluciones a corto plazo solo sirven para maquillar la realidad. Que el verdadero problema es la falta de planificación a largo plazo y la ineficiencia en la gestión de los recursos públicos. ¡Qué razón tienen! Nos vemos solventando crisis con parches y no atacando las causas fundamentales.
Además, no podemos olvidar que estos préstamos vienen con intereses, lo que significa que al final terminaremos pagando mucho más de lo que pedimos prestado. ¿No sería mejor invertir en mejorar la eficiencia de la administración pública, fortalecer la recaudación tributaria y combatir la evasión fiscal? ¡Ufff!, a veces me pongo a pensar en estas cosas y me dan ganas de agarrarme la cabeza.
En fin, parece que estamos condenados a seguir bailando al ritmo de los mercados financieros internacionales y a depender de la buena voluntad de organismos multilaterales. Y tú, ¿crees que esta aprobación de préstamos realmente aliviará la carga financiera de la CCSS, o simplemente estaremos posponiendo el problema para el futuro? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios, queremos saber qué piensas!