¡Aguante la corriente! Parece que el mae típico finalmente le agarró el ojo al ahorro. Después de unos añitos donde parecíamos más preocupados por qué post comprar que por dónde meter la plata, los números de la Sugef dicen que tenemos más billetes guardados que nunca. ¡Más de ¢15 billones, diay! Eso sí es un cambio, ¿eh?
Resulta que, según los expertos, la pandemia nos dio un buen susto y nos hizo replantearnos cómo manejamos nuestro brete económico. Ya no basta con vivir al día; ahora la gente está pensando en el futuro, en tener un fondo para imprevistos y hasta para darse algunos lujos, como ese viajecito a Europa que tanto anhelamos. Jonathan Hernández, de Davivienda, explica que el ahorro ya no es solo tener la lana parada, sino aprender a tomar decisiones con cabeza y sin tanto estrés.
Y Carlos Valerin, el asesor financiero, nos dice que los wachos hemos recuperado la vocación financiera, que andamos tratando de ponerle orden a nuestras cuentas y destinándole un porcentajito de nuestros ingresos a invertir. Él recomienda empezar poco a poco, aunque sea con un 10%. Si no te alcanza, pues ponle el corazón y empieza con lo que puedas. Lo importante es romper con el círculo vicioso del gastar primero y pensar después.
Para los que les cuesta ahorrar, hay varias opciones. Por ejemplo, el ahorro programado, que es como tener un mayordomo automático que te aparta la lana sin que tengas que pensarlo. Muchos bancos ofrecen instrumentos interesantes para fomentar estos hábitos, así que vale la pena investigar un poquito. Además, la onda de guardar para pagar el marchamo, irse de vacaciones o tener un fondito para emergencias sigue siendo bien popular entre nosotros.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que cuidarnos de las compras impulsivas, esas que hacemos por ahí sin pensar dos veces. Preguntémonos siempre si realmente necesitamos ese chunche o si podemos esperarnos un ratito. Fijarnos metas cortas, como ahorrar para comprar un celular nuevo o para salir con los amigos, ayuda a mantener la motivación y ver el progreso.
Los papás también tienen un papel importantísimo en esto del ahorro, porque en las escuelas no nos enseñan mucho sobre cómo manejar el dinero. Entonces, los viejos tenemos que capacitarnos nosotros mismos para luego pasarle ese know-how a los chamacos. Enseñarles a ahorrar una parte de la mesada antes de gastarla en cositas innecesarias es una excelente práctica. ¡Así les damos el gusto y les enseñamos a valorar las cosas!
Las entidades bancarias también están haciendo su parte, creando productos especiales para jóvenes, con tarjetas de débito y acceso al Sinpe Móvil. Así los mocosos empiezan a manejar su dinero desde chiquitos y aprenden a hacerlo responsablemente. Monetarium, la plataforma web de Davivienda, ofrece juegos y actividades divertidas para que los nenes entiendan conceptos básicos de finanzas, como el ahorro, los bancos y la seguridad. ¡Qué chiva!
Ahora, la gran pregunta: con toda esta plata que estamos guardando, ¿estamos realmente preparados para afrontar los desafíos económicos que se avecinan? ¿Sabemos invertirla inteligentemente para que siga creciendo? ¿O simplemente la dejamos parada en el banco esperando a que alguien nos la robe? ¡Dime tú, qué piensas de todo esto?
	
		
			
		
		
	
				
			Resulta que, según los expertos, la pandemia nos dio un buen susto y nos hizo replantearnos cómo manejamos nuestro brete económico. Ya no basta con vivir al día; ahora la gente está pensando en el futuro, en tener un fondo para imprevistos y hasta para darse algunos lujos, como ese viajecito a Europa que tanto anhelamos. Jonathan Hernández, de Davivienda, explica que el ahorro ya no es solo tener la lana parada, sino aprender a tomar decisiones con cabeza y sin tanto estrés.
Y Carlos Valerin, el asesor financiero, nos dice que los wachos hemos recuperado la vocación financiera, que andamos tratando de ponerle orden a nuestras cuentas y destinándole un porcentajito de nuestros ingresos a invertir. Él recomienda empezar poco a poco, aunque sea con un 10%. Si no te alcanza, pues ponle el corazón y empieza con lo que puedas. Lo importante es romper con el círculo vicioso del gastar primero y pensar después.
Para los que les cuesta ahorrar, hay varias opciones. Por ejemplo, el ahorro programado, que es como tener un mayordomo automático que te aparta la lana sin que tengas que pensarlo. Muchos bancos ofrecen instrumentos interesantes para fomentar estos hábitos, así que vale la pena investigar un poquito. Además, la onda de guardar para pagar el marchamo, irse de vacaciones o tener un fondito para emergencias sigue siendo bien popular entre nosotros.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que cuidarnos de las compras impulsivas, esas que hacemos por ahí sin pensar dos veces. Preguntémonos siempre si realmente necesitamos ese chunche o si podemos esperarnos un ratito. Fijarnos metas cortas, como ahorrar para comprar un celular nuevo o para salir con los amigos, ayuda a mantener la motivación y ver el progreso.
Los papás también tienen un papel importantísimo en esto del ahorro, porque en las escuelas no nos enseñan mucho sobre cómo manejar el dinero. Entonces, los viejos tenemos que capacitarnos nosotros mismos para luego pasarle ese know-how a los chamacos. Enseñarles a ahorrar una parte de la mesada antes de gastarla en cositas innecesarias es una excelente práctica. ¡Así les damos el gusto y les enseñamos a valorar las cosas!
Las entidades bancarias también están haciendo su parte, creando productos especiales para jóvenes, con tarjetas de débito y acceso al Sinpe Móvil. Así los mocosos empiezan a manejar su dinero desde chiquitos y aprenden a hacerlo responsablemente. Monetarium, la plataforma web de Davivienda, ofrece juegos y actividades divertidas para que los nenes entiendan conceptos básicos de finanzas, como el ahorro, los bancos y la seguridad. ¡Qué chiva!
Ahora, la gran pregunta: con toda esta plata que estamos guardando, ¿estamos realmente preparados para afrontar los desafíos económicos que se avecinan? ¿Sabemos invertirla inteligentemente para que siga creciendo? ¿O simplemente la dejamos parada en el banco esperando a que alguien nos la robe? ¡Dime tú, qué piensas de todo esto?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		