¡Quiiiubo, Foro! Resulta que Costa Rica, pa’ todos lados conocida como el país de los técnicos y los servicios, anda buscando cambiarle el chip al asunto del outsourcing. Ya saben, toda esa movida de mandar trabajos a otras partes para ahorrar unos billetes. Pero parece que las cosas andan cambiando, y ahora toca construir nuestras propias herramientas y saber hacerlas nosotros mismos, ¡una verdadera vara!
Durante años, el modelo de Business Process Outsourcing (BPO) nos ha dado oxígeno, permitiendo a empresas nacionales e internacionales aprovechar nuestro talento y acceso a tecnología punta. Hemos sido un hub regional, eso sí nadie lo va a negar. Pero la onda es que ahora, con toda esta revolución digital, los jefes de las grandes empresas están pensando diferente. Un estudio de IBM lo dice clarito: más del 60% de los CEOs quieren tener el control total de sus datos y procesos, y eso implica crear capacidad propia, poner a trabajar a nuestros propios mae. ¡Un cambio de marea, diay!
Pa’ nosotros, esto no es solo un cambio de estrategia, es una oportunidad dorada. Dejá de ser solamente el lugar donde hacen el trabajo ajeno y conviértete en el centro donde creamos las soluciones. Fortalecer la formación de profesionales en áreas digitales, apoyar a las empresas locales para que innoven, y sacar provecho de nuestras universidades y centros tecnológicos… ¡esto es lo que hay que hacer, y rápido, porque la competencia no espera ni un segundo! Necesitamos transformar ese conocimiento que atraemos en habilidades que generamos y mantenemos aquí.
Ahora bien, no piensen que esto significa cortar de raíz con los socios estratégicos. No, hombre, ¡para nada! La idea es reinventar el juego, pasarnos de ser simples ejecutores a convertirse en co-creadores. Que la transferencia de conocimiento termine en competencias sólidas para el país. Tenemos todo a favor: talento, estabilidad política y una cultura que valora la innovación. ¡Pero ojo!, no nos duermamos en los laureles; el mundo está cambiando a velocidad de vértigo y tenemos que estar listos para adaptarnos.
Esto me recuerda a cuando queríamos apostarle al turismo y dejamos que las cadenas hoteleras extranjeras se llevaran la mayor parte de la tajada. Ahora estamos tratando de recuperar terreno, pero la cosa no es fácil. Con la soberanía tecnológica, la jugada es evitar repetir esa historia. Conseguir que las empresas que llegan a invertir en Costa Rica también contribuyan a formar talento local y a desarrollar soluciones propias. Eso sería darle un giro tremendo a nuestra economía.
Pero aquí viene el brete, ¿verdad? Porque no es tan simple como decir “construyamos capacidades”. ¿Quién va a financiar todo esto? ¿Cómo vamos a asegurar que la educación técnica esté actualizada con las últimas tendencias? ¿Y cómo vamos a incentivar a las empresas a invertir en investigación y desarrollo, cuando les resulta más barato contratar servicios externos?
Algunos expertos sugieren que el gobierno debería ofrecer incentivos fiscales a las empresas que inviertan en capacitación y desarrollo tecnológico. Otros proponen crear fondos de inversión semilla para startups locales que estén desarrollando soluciones innovadoras. También es importante fortalecer la colaboración entre las universidades, las empresas y el sector público, para garantizar que la formación de profesionales esté alineada con las necesidades del mercado laboral. En fin, ¡hay mucho por hacer, maes!
Entonces, ¿será posible que Costa Rica dé este salto cuántico hacia la soberanía tecnológica? ¿Lograremos convertirnos en un polo de innovación y desarrollo, en lugar de simplemente un destino para el outsourcing? ¡Dime tú, qué piensas! ¿Crees que estamos preparados para enfrentar este desafío o nos iremos al traste intentándolo?
Durante años, el modelo de Business Process Outsourcing (BPO) nos ha dado oxígeno, permitiendo a empresas nacionales e internacionales aprovechar nuestro talento y acceso a tecnología punta. Hemos sido un hub regional, eso sí nadie lo va a negar. Pero la onda es que ahora, con toda esta revolución digital, los jefes de las grandes empresas están pensando diferente. Un estudio de IBM lo dice clarito: más del 60% de los CEOs quieren tener el control total de sus datos y procesos, y eso implica crear capacidad propia, poner a trabajar a nuestros propios mae. ¡Un cambio de marea, diay!
Pa’ nosotros, esto no es solo un cambio de estrategia, es una oportunidad dorada. Dejá de ser solamente el lugar donde hacen el trabajo ajeno y conviértete en el centro donde creamos las soluciones. Fortalecer la formación de profesionales en áreas digitales, apoyar a las empresas locales para que innoven, y sacar provecho de nuestras universidades y centros tecnológicos… ¡esto es lo que hay que hacer, y rápido, porque la competencia no espera ni un segundo! Necesitamos transformar ese conocimiento que atraemos en habilidades que generamos y mantenemos aquí.
Ahora bien, no piensen que esto significa cortar de raíz con los socios estratégicos. No, hombre, ¡para nada! La idea es reinventar el juego, pasarnos de ser simples ejecutores a convertirse en co-creadores. Que la transferencia de conocimiento termine en competencias sólidas para el país. Tenemos todo a favor: talento, estabilidad política y una cultura que valora la innovación. ¡Pero ojo!, no nos duermamos en los laureles; el mundo está cambiando a velocidad de vértigo y tenemos que estar listos para adaptarnos.
Esto me recuerda a cuando queríamos apostarle al turismo y dejamos que las cadenas hoteleras extranjeras se llevaran la mayor parte de la tajada. Ahora estamos tratando de recuperar terreno, pero la cosa no es fácil. Con la soberanía tecnológica, la jugada es evitar repetir esa historia. Conseguir que las empresas que llegan a invertir en Costa Rica también contribuyan a formar talento local y a desarrollar soluciones propias. Eso sería darle un giro tremendo a nuestra economía.
Pero aquí viene el brete, ¿verdad? Porque no es tan simple como decir “construyamos capacidades”. ¿Quién va a financiar todo esto? ¿Cómo vamos a asegurar que la educación técnica esté actualizada con las últimas tendencias? ¿Y cómo vamos a incentivar a las empresas a invertir en investigación y desarrollo, cuando les resulta más barato contratar servicios externos?
Algunos expertos sugieren que el gobierno debería ofrecer incentivos fiscales a las empresas que inviertan en capacitación y desarrollo tecnológico. Otros proponen crear fondos de inversión semilla para startups locales que estén desarrollando soluciones innovadoras. También es importante fortalecer la colaboración entre las universidades, las empresas y el sector público, para garantizar que la formación de profesionales esté alineada con las necesidades del mercado laboral. En fin, ¡hay mucho por hacer, maes!
Entonces, ¿será posible que Costa Rica dé este salto cuántico hacia la soberanía tecnológica? ¿Lograremos convertirnos en un polo de innovación y desarrollo, en lugar de simplemente un destino para el outsourcing? ¡Dime tú, qué piensas! ¿Crees que estamos preparados para enfrentar este desafío o nos iremos al traste intentándolo?