¡Ay, Dios mío, qué bronca! Pensábamos que la Asamblea había hecho algo con el caso de Don Rodri, pero parece que nos quedamos con la cara de turco. Después de tanto alboroto y debate, resulta que la inmunidad sigue ahí, firme como una roca, al menos por ahora. La verdad, esto del caso Chaves se ha convertido en un brete de proporciones épicas, y parece que vamos a estar hablando de esto por mucho tiempo.
Para ponerlos al día rapidito, la Asamblea intentó levantarle la inmunidad al Presidente por esas movidas con RMC La Productora, unos $400 mil en contratitos turbios y unas comisiones que olían a chamaco. Se hablaba de Christian Bulgarelli, el empresario, que repartió fajones de billetes a Federico Cruz, el amigo y asesor del Presidente, con Don Rodri metiendo mano, según la Fiscalía. Un escándalo, díganlo ustedes. Pero bueno, la vida siempre encuentra la manera de complicarse, ¿verdad?
Lo que queda clarísimo es que, mientras siga siendo Presidente, el caso prácticamente se duerme la crista. No va a avanzar ni poquito, ni aunque le pongan elefantes encima. Hasta que no renuncie o acepte otro puesto, la Fiscalía no puede moverle ni una pestaña. Esto es como jugar al gato y al ratón, pero con leyes y abogados de por medio. Es una lata porque la gente quiere respuestas, pero la ley es la ley, y ahí tenemos que respetarla, aunque a veces dé ganas de tirarle piedras al techo.
Ahora viene lo interesante: si Don Rodri decide meterse a ministro de la Presidencia o cualquier otro cacharro en el próximo gobierno, ¡boom!, la inmunidad se extiende por cuatro años más. Imagínense la jugada: se refugia en otra posición para seguir protegido. ¡Qué estrategia, mae! Tendríamos que aprender de él, pero para bien, claro. Sería un golpe maestro para evitar enfrentar el juicio, y eso está generando bastante polémica entre la población.
Este juicio, recuerden, no sería ante la Sala Tercera, como los Supremos Poderes, sino en un tribunal penal ordinario. Esto cambia algunas cosas en el proceso, pero no necesariamente lo agiliza. Según la Fiscalía, la investigación no se cierra, simplemente se pone en pausa hasta que el Presidente pierda esa barrera que lo protege. Dicen que siguen comprometidos a investigar con objetividad y respeto a la ley, pero uno nunca sabe qué puede pasar. La política es impredecible, ¿eh?
Pero volviendo al punto de partida, esos cinco diputados rebeldes del PUSC, Leslye Bojorge, Melina Ajoy, Carlos Andrés Robles, María Marta Carballo y Horacio Alvarado, fueron los héroes (o villanos, dependiendo cómo lo vea uno) que impidieron que la Asamblea levantara la inmunidad. Rompieron la línea de fracción, desafiaron a su partido e incluso al candidato presidencial Juan Carlos Hidalgo. ¡Un coraje tremendo, aunque haya sido en contra de la corriente!
El caso ahora tendrá que esperar a que Don Rodri deje el cargo en mayo del 2026. Eso significa que tendremos casi dos años más de incertidumbre y debates acalorados. Mientras tanto, el Presidente seguirá haciendo sus cositas en Casa Amarilla, y nosotros seguiremos pendientes de cada movimiento. Veremos si la Fiscalía aprovecha al máximo ese tiempo para preparar el terreno y asegurarse de tener todas las pruebas necesarias cuando llegue el momento del juicio.
Con todo esto, uno se queda pensando: ¿cree usted que la justicia realmente llegará a buen término en este caso, o será solo humo y espejos hasta el 2026? ¿Deberían cambiar las reglas del juego para que los presidentes no tengan tanta protección frente a acusaciones de corrupción?
Para ponerlos al día rapidito, la Asamblea intentó levantarle la inmunidad al Presidente por esas movidas con RMC La Productora, unos $400 mil en contratitos turbios y unas comisiones que olían a chamaco. Se hablaba de Christian Bulgarelli, el empresario, que repartió fajones de billetes a Federico Cruz, el amigo y asesor del Presidente, con Don Rodri metiendo mano, según la Fiscalía. Un escándalo, díganlo ustedes. Pero bueno, la vida siempre encuentra la manera de complicarse, ¿verdad?
Lo que queda clarísimo es que, mientras siga siendo Presidente, el caso prácticamente se duerme la crista. No va a avanzar ni poquito, ni aunque le pongan elefantes encima. Hasta que no renuncie o acepte otro puesto, la Fiscalía no puede moverle ni una pestaña. Esto es como jugar al gato y al ratón, pero con leyes y abogados de por medio. Es una lata porque la gente quiere respuestas, pero la ley es la ley, y ahí tenemos que respetarla, aunque a veces dé ganas de tirarle piedras al techo.
Ahora viene lo interesante: si Don Rodri decide meterse a ministro de la Presidencia o cualquier otro cacharro en el próximo gobierno, ¡boom!, la inmunidad se extiende por cuatro años más. Imagínense la jugada: se refugia en otra posición para seguir protegido. ¡Qué estrategia, mae! Tendríamos que aprender de él, pero para bien, claro. Sería un golpe maestro para evitar enfrentar el juicio, y eso está generando bastante polémica entre la población.
Este juicio, recuerden, no sería ante la Sala Tercera, como los Supremos Poderes, sino en un tribunal penal ordinario. Esto cambia algunas cosas en el proceso, pero no necesariamente lo agiliza. Según la Fiscalía, la investigación no se cierra, simplemente se pone en pausa hasta que el Presidente pierda esa barrera que lo protege. Dicen que siguen comprometidos a investigar con objetividad y respeto a la ley, pero uno nunca sabe qué puede pasar. La política es impredecible, ¿eh?
Pero volviendo al punto de partida, esos cinco diputados rebeldes del PUSC, Leslye Bojorge, Melina Ajoy, Carlos Andrés Robles, María Marta Carballo y Horacio Alvarado, fueron los héroes (o villanos, dependiendo cómo lo vea uno) que impidieron que la Asamblea levantara la inmunidad. Rompieron la línea de fracción, desafiaron a su partido e incluso al candidato presidencial Juan Carlos Hidalgo. ¡Un coraje tremendo, aunque haya sido en contra de la corriente!
El caso ahora tendrá que esperar a que Don Rodri deje el cargo en mayo del 2026. Eso significa que tendremos casi dos años más de incertidumbre y debates acalorados. Mientras tanto, el Presidente seguirá haciendo sus cositas en Casa Amarilla, y nosotros seguiremos pendientes de cada movimiento. Veremos si la Fiscalía aprovecha al máximo ese tiempo para preparar el terreno y asegurarse de tener todas las pruebas necesarias cuando llegue el momento del juicio.
Con todo esto, uno se queda pensando: ¿cree usted que la justicia realmente llegará a buen término en este caso, o será solo humo y espejos hasta el 2026? ¿Deberían cambiar las reglas del juego para que los presidentes no tengan tanta protección frente a acusaciones de corrupción?