¡Aguante! Aquí les va la jugada: Aeris, la encargada de hacer funcionar nuestro querido aeropuerto Juan Santamaría, ahora tiene nuevos dueños. Se trata de un grupo mexicano, Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur), que compró toda la onda a Motiva S.A., un holding brasileño que tenía Aeris dentro de su cartera. La movida se hizo oficial este miércoles, y varios estamos rascándonos la cabeza pensando qué significa esto para nosotros, los ticos.
Para ponerles en contexto, Aeris lleva años operando el aeropuerto, y aunque ha tenido sus altibajos, digamos que nos ha mantenido conectados con el mundo. Motiva, desde Brasil, era quien estaba detrás de toda la vaina, pero ahora le pasa la estafeta a Asur, que ya maneja un montón de aeropuertos en México, Estados Unidos y hasta en Colombia. Eso sí es moverle el chunche a lo grande.
Según el comunicado oficial de Aeris, no deberían preocuparnos demasiado. Dicen que la “eventual integración” con Asur podría traer cosas buenas, como invertir en mejorar la infraestructura y meterle mano a la tecnología. Suena lindo en papel, pero a ver si luego cumplen la promesa, porque ya hemos visto tantas promesas vacías… ¡qué torta!
En declaraciones, Ricardo Hernández, el director ejecutivo de Aeris, aseguró que la compraventa no afectará la operación diaria del aeropuerto. Afirmó que el mismo equipo local seguirá al mando, con la misma estructura y forma de trabajar. Así que, por lo pronto, ahí va a seguir el brete de atender a los turistas y a los nacionales que llegan y salen del país. Esperemos que así siga siendo, porque cambiar todo de golpe sería un despiche.
Ahora, para entender bien la magnitud de la movida, Asur controla más de 16 aeropuertos internacionales. Esto significa que tienen experiencia en manejar volúmenes importantes de tráfico aéreo y en aplicar estándares internacionales de seguridad. Quizás eso sea bueno para nosotros, porque el aeropuerto necesita modernizarse y ponerse al día con otras terminales importantes de la región. Pero también hay que estar ojo avizor, para asegurarnos de que no empiecen a subir precios a diestra y siniestra.
Algunos analistas sugieren que la adquisición por parte de Asur podría abrir nuevas rutas comerciales y atraer a más aerolíneas al Juan Santamaría. Imaginen tener vuelos directos a destinos que ahora nos obligan a hacer conexiones largas y cansadoras. Sería una chivísima oportunidad para impulsar el turismo y facilitar los viajes de negocios. De verdad, si logran eso, valdría la pena el cambio.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Existe preocupación entre algunos trabajadores del sector aeronáutico sobre posibles reestructuraciones internas y cambios en las condiciones laborales. Aunque Hernández asegura que no habrá despidos ni recortes drásticos, siempre existe la incertidumbre. Hay que esperar a ver cómo se desarrolla la transición y qué medidas toma Asur para garantizar el bienestar de los empleados. Esta vara puede complicarse si no se maneja con transparencia.
Y hablando de futuro, ¿creen ustedes que la llegada de un grupo mexicano a la administración del aeropuerto Juan Santamaría será realmente beneficiosa para Costa Rica? ¿O simplemente estaremos cambiando un problema por otro? ¿Qué mejoras les gustaría ver implementadas en el aeropuerto en los próximos años, y qué precauciones creen que debemos tomar para evitar sorpresas desagradables?
Para ponerles en contexto, Aeris lleva años operando el aeropuerto, y aunque ha tenido sus altibajos, digamos que nos ha mantenido conectados con el mundo. Motiva, desde Brasil, era quien estaba detrás de toda la vaina, pero ahora le pasa la estafeta a Asur, que ya maneja un montón de aeropuertos en México, Estados Unidos y hasta en Colombia. Eso sí es moverle el chunche a lo grande.
Según el comunicado oficial de Aeris, no deberían preocuparnos demasiado. Dicen que la “eventual integración” con Asur podría traer cosas buenas, como invertir en mejorar la infraestructura y meterle mano a la tecnología. Suena lindo en papel, pero a ver si luego cumplen la promesa, porque ya hemos visto tantas promesas vacías… ¡qué torta!
En declaraciones, Ricardo Hernández, el director ejecutivo de Aeris, aseguró que la compraventa no afectará la operación diaria del aeropuerto. Afirmó que el mismo equipo local seguirá al mando, con la misma estructura y forma de trabajar. Así que, por lo pronto, ahí va a seguir el brete de atender a los turistas y a los nacionales que llegan y salen del país. Esperemos que así siga siendo, porque cambiar todo de golpe sería un despiche.
Ahora, para entender bien la magnitud de la movida, Asur controla más de 16 aeropuertos internacionales. Esto significa que tienen experiencia en manejar volúmenes importantes de tráfico aéreo y en aplicar estándares internacionales de seguridad. Quizás eso sea bueno para nosotros, porque el aeropuerto necesita modernizarse y ponerse al día con otras terminales importantes de la región. Pero también hay que estar ojo avizor, para asegurarnos de que no empiecen a subir precios a diestra y siniestra.
Algunos analistas sugieren que la adquisición por parte de Asur podría abrir nuevas rutas comerciales y atraer a más aerolíneas al Juan Santamaría. Imaginen tener vuelos directos a destinos que ahora nos obligan a hacer conexiones largas y cansadoras. Sería una chivísima oportunidad para impulsar el turismo y facilitar los viajes de negocios. De verdad, si logran eso, valdría la pena el cambio.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Existe preocupación entre algunos trabajadores del sector aeronáutico sobre posibles reestructuraciones internas y cambios en las condiciones laborales. Aunque Hernández asegura que no habrá despidos ni recortes drásticos, siempre existe la incertidumbre. Hay que esperar a ver cómo se desarrolla la transición y qué medidas toma Asur para garantizar el bienestar de los empleados. Esta vara puede complicarse si no se maneja con transparencia.
Y hablando de futuro, ¿creen ustedes que la llegada de un grupo mexicano a la administración del aeropuerto Juan Santamaría será realmente beneficiosa para Costa Rica? ¿O simplemente estaremos cambiando un problema por otro? ¿Qué mejoras les gustaría ver implementadas en el aeropuerto en los próximos años, y qué precauciones creen que debemos tomar para evitar sorpresas desagradables?