¡Ay, Dios mío! Ya diciembre está encima y con él la necesidad imperiosa de hacerle ruido a la Navidad. Pero parece que este año el Ministerio de Salud quiere apagarle el júbilo al pueblo tico, porque anda poniendo trabas a diestra y siniestra para la venta de pólvora. Amenazan con cierres, decomisos... ¡Un brete! Uno piensa, ¿a dónde vamos a parar?
Resulta que, según la directora de la Dirección de Vigilancia de la Salud, Jennyffer González, hay un decreto –el 32.852-S– que regula toda la movida de la pólvora y los espectáculos pirotécnicos. Dicen que tienes que tener permisos, papeles y demasías para poder vender esos chiripás que le gustan tanto a los niños y adultos. Uno se pregunta, ¿cuánto cuesta todo eso ahora para poder darle un poquito de alegría al país?
Y ojo, señores, porque no importa si es pólvora menuda de lucería o si quieres armar un espectáculo digno de ver, ¡todo tiene que estar autorizado! El Ministerio está tirándole duro a la fiscalización, revisando los almacenes, asegurándose de que los establecimientos tengan las condiciones adecuadas para guardar la mercancía y que todo esté bien etiquetado. Parece que quieren que nos quedemos sin brincar este año.
Lo que más preocupa es que no sólo andan tras los comerciantes. También le están metiendo presión a la gente común, recordándonos que los niños no pueden jugar con pólvora bajo ningún concepto. Obvio, nadie quiere que un nene se lastime, pero a veces uno necesita soltarle el estrés con unos petarditos, ¿verdad? La verdad, esto suena a exageración.
Pero ahí va la bronca, mae: el Ministerio dice que todo esto es por nuestra propia seguridad. Que están verificando que los establecimientos cumplen con todas las medidas de prevención contra incendios y que la pólvora se guarda correctamente. Entendemos que es importante, pero a veces se les sale un poco de las manos con tantas regulaciones y papeleo.
Esta situación ha levantado ampollas entre los dueños de los locales que venden pólvora. Muchos dicen que los requisitos son demasiado engorrosos y costosos, y que temen no poder abrir sus negocios este año. Imagínate, decenas de familias dependen de estas ventas para subsistir. Sería una pena que el “bienestar” de algunos termine afectando a otros muchos.
Para rematar, la población está siendo instada a comprar pólvora solo en lugares autorizados. Suena lógico, claro, pero ¿cómo sabemos cuáles son los lugares autorizados si nadie lo anuncia bien? Y además, con todos estos requisitos, ¿quién podrá conseguir los permisos a tiempo? Se complica la cosa, pa' puro...
En fin, parece que la celebración navideña tendrá un sabor agridulce este año. Entre tanta regulación y advertencias, uno se queda pensando: ¿Es realmente necesario ponerle tanta restricción a la alegría de la Navidad? ¿Deberían flexibilizar un poco los requisitos para permitir que más comercios puedan vender pólvora legalmente o estamos condenados a pasar diciembre en silencio?
Resulta que, según la directora de la Dirección de Vigilancia de la Salud, Jennyffer González, hay un decreto –el 32.852-S– que regula toda la movida de la pólvora y los espectáculos pirotécnicos. Dicen que tienes que tener permisos, papeles y demasías para poder vender esos chiripás que le gustan tanto a los niños y adultos. Uno se pregunta, ¿cuánto cuesta todo eso ahora para poder darle un poquito de alegría al país?
Y ojo, señores, porque no importa si es pólvora menuda de lucería o si quieres armar un espectáculo digno de ver, ¡todo tiene que estar autorizado! El Ministerio está tirándole duro a la fiscalización, revisando los almacenes, asegurándose de que los establecimientos tengan las condiciones adecuadas para guardar la mercancía y que todo esté bien etiquetado. Parece que quieren que nos quedemos sin brincar este año.
Lo que más preocupa es que no sólo andan tras los comerciantes. También le están metiendo presión a la gente común, recordándonos que los niños no pueden jugar con pólvora bajo ningún concepto. Obvio, nadie quiere que un nene se lastime, pero a veces uno necesita soltarle el estrés con unos petarditos, ¿verdad? La verdad, esto suena a exageración.
Pero ahí va la bronca, mae: el Ministerio dice que todo esto es por nuestra propia seguridad. Que están verificando que los establecimientos cumplen con todas las medidas de prevención contra incendios y que la pólvora se guarda correctamente. Entendemos que es importante, pero a veces se les sale un poco de las manos con tantas regulaciones y papeleo.
Esta situación ha levantado ampollas entre los dueños de los locales que venden pólvora. Muchos dicen que los requisitos son demasiado engorrosos y costosos, y que temen no poder abrir sus negocios este año. Imagínate, decenas de familias dependen de estas ventas para subsistir. Sería una pena que el “bienestar” de algunos termine afectando a otros muchos.
Para rematar, la población está siendo instada a comprar pólvora solo en lugares autorizados. Suena lógico, claro, pero ¿cómo sabemos cuáles son los lugares autorizados si nadie lo anuncia bien? Y además, con todos estos requisitos, ¿quién podrá conseguir los permisos a tiempo? Se complica la cosa, pa' puro...
En fin, parece que la celebración navideña tendrá un sabor agridulce este año. Entre tanta regulación y advertencias, uno se queda pensando: ¿Es realmente necesario ponerle tanta restricción a la alegría de la Navidad? ¿Deberían flexibilizar un poco los requisitos para permitir que más comercios puedan vender pólvora legalmente o estamos condenados a pasar diciembre en silencio?