¡Ay, Dios mío! Resulta que el Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica anda bastante molestos con la ley nueva sobre los medicamentos que acaba de aprobar la Asamblea Legislativa. Parece que les hinchó el botón con toda la movida económica y poco le dieron al tema de la salud pública. Esto salió a la luz justo después de que el expediente número 23.234, ahora bautizado como Ley de Fomento y Promoción de la Competencia en el Mercado de Medicamentos, diera el visto bueno en segundo debate.
Para el Colegio, la cosa es clarísima: cualquier cambio en estos temas debe poner primero al medicamento como un “bien esencial” para vivir y estar saludable, derechos que tenemos plasmados en la Constitución. No es jaco ni capricho, ¡es la ley! Ellos argumentan que regular esto no se trata solo de bajar precios, sino de controlar la calidad, que sea seguro, que funcione como debe, que haya pa’ todos y que la gente tenga la info correcta para tomar decisiones informadas. En pocas palabras, ¡la vara completa!
“La bronca de los medicamentos no puede ser solamente qué tanto cuestan”, soltó el Dr. Andrés Guzmán, fiscal del Colegio, con esa sinceridad que tienen los profes. “Estamos hablando de cosas que nos pueden salvar la vida, así que cualquier cambio debe garantizar que lo que llega a la población esté seguro, funcione bien y sea de calidad”. Ya se imaginan, él no andaba precisamente contento con la situación y puso el dedo en la llaga.
Aunque reconocen que sí hay que buscar formas de que los medicamentos estén más accesibles y que entre más competencia al mercado, el gremio está preocupado porque la ley parece enfocarse casi exclusivamente en el dinero. Se sienten olvidados al ver que dejan pasar por alto otras cosas importantes, como si estuvieran vendiendo juguetes en lugar de medicina. Es como querer arreglar un carro solo cambiando la pintura, ¿eh?
Una de las mayores preocupaciones es que mencionan la garantía de abastecimiento, pero no explican cómo van a lograrlo. Eso deja la puerta abierta a muchos problemas, pues puede que al final falten medicamentos importantes y la gente quede varada. Además, la ley habla de cosas como la importación paralela y homologación de registros sanitarios, que ya existían antes, pero el Colegio insiste en que el control de esos registros es tarea exclusiva del Ministerio de Salud, como dice la Corte Constitucional. Ahí no hay margen para juegos.
“El registro sanitario no es un trámite cualquiera, es crucial para proteger a la población,” enfatizó Guzmán. “Si se relaja o se interpreta a la ligera, puede haber consecuencias graves para los pacientes.” Ya se ven venir los problemas si alguien decide jugar sucio buscando abaratar costos sin importar la calidad.
El Colegio sí dio unas palmadas en la espalda por fortalecer el acceso a la información para los usuarios, pero recalcaron que el precio no puede ser lo único que importa al elegir un medicamento. Hay que pensar en lo que necesita el paciente, qué tan efectivo es el medicamento y contar con la ayuda de un buen farmacéutico, alguien que sepa lo que hace y pueda aconsejar correctamente. No andar comprando al azar, ¿verdad?
Al final, queda la interrogante de cómo se va a definir el precio de referencia, porque la ley aún no aclara eso. Dejan esa parte pendiente para otra reglamentación, y eso da espacio para que haya manipulación y abusos. Y acá viene mi pregunta para ustedes, compas: ¿Creen que esta ley realmente ayudará a que los medicamentos sean más accesibles para todos los costarricenses, o simplemente estamos pintándole la resámara a un problema mucho más complejo?
Para el Colegio, la cosa es clarísima: cualquier cambio en estos temas debe poner primero al medicamento como un “bien esencial” para vivir y estar saludable, derechos que tenemos plasmados en la Constitución. No es jaco ni capricho, ¡es la ley! Ellos argumentan que regular esto no se trata solo de bajar precios, sino de controlar la calidad, que sea seguro, que funcione como debe, que haya pa’ todos y que la gente tenga la info correcta para tomar decisiones informadas. En pocas palabras, ¡la vara completa!
“La bronca de los medicamentos no puede ser solamente qué tanto cuestan”, soltó el Dr. Andrés Guzmán, fiscal del Colegio, con esa sinceridad que tienen los profes. “Estamos hablando de cosas que nos pueden salvar la vida, así que cualquier cambio debe garantizar que lo que llega a la población esté seguro, funcione bien y sea de calidad”. Ya se imaginan, él no andaba precisamente contento con la situación y puso el dedo en la llaga.
Aunque reconocen que sí hay que buscar formas de que los medicamentos estén más accesibles y que entre más competencia al mercado, el gremio está preocupado porque la ley parece enfocarse casi exclusivamente en el dinero. Se sienten olvidados al ver que dejan pasar por alto otras cosas importantes, como si estuvieran vendiendo juguetes en lugar de medicina. Es como querer arreglar un carro solo cambiando la pintura, ¿eh?
Una de las mayores preocupaciones es que mencionan la garantía de abastecimiento, pero no explican cómo van a lograrlo. Eso deja la puerta abierta a muchos problemas, pues puede que al final falten medicamentos importantes y la gente quede varada. Además, la ley habla de cosas como la importación paralela y homologación de registros sanitarios, que ya existían antes, pero el Colegio insiste en que el control de esos registros es tarea exclusiva del Ministerio de Salud, como dice la Corte Constitucional. Ahí no hay margen para juegos.
“El registro sanitario no es un trámite cualquiera, es crucial para proteger a la población,” enfatizó Guzmán. “Si se relaja o se interpreta a la ligera, puede haber consecuencias graves para los pacientes.” Ya se ven venir los problemas si alguien decide jugar sucio buscando abaratar costos sin importar la calidad.
El Colegio sí dio unas palmadas en la espalda por fortalecer el acceso a la información para los usuarios, pero recalcaron que el precio no puede ser lo único que importa al elegir un medicamento. Hay que pensar en lo que necesita el paciente, qué tan efectivo es el medicamento y contar con la ayuda de un buen farmacéutico, alguien que sepa lo que hace y pueda aconsejar correctamente. No andar comprando al azar, ¿verdad?
Al final, queda la interrogante de cómo se va a definir el precio de referencia, porque la ley aún no aclara eso. Dejan esa parte pendiente para otra reglamentación, y eso da espacio para que haya manipulación y abusos. Y acá viene mi pregunta para ustedes, compas: ¿Creen que esta ley realmente ayudará a que los medicamentos sean más accesibles para todos los costarricenses, o simplemente estamos pintándole la resámara a un problema mucho más complejo?
