¡Ay, Dios mío! Resulta que ahora los gringos le dan un sopapo a miles de familias latinas. El gobierno de Trump, que ya sabemos cómo anda, decidió cancelar los programas de reunificación familiar para residentes temporales de siete países: Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití y Honduras. Parece que se les olvidaron los valores básicos, mae.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), esto es para “ponerle un alto al abuso” del programa de parole humanitario. Dicen que extranjeros con evaluaciones deficientes estaban saltándose el proceso normal para traer a sus familiares. Pero vamos a ser honestos, eso suena a excusa barata para endurecer las cosas contra nosotros, la gente humilde que busca una oportunidad de vida decente.
Para refrescarles la memoria, el parole humanitario, ese que tanto critican ahora, permitía a estos paisanos vivir temporalmente en Estados Unidos mientras tramitaban otros documentos. No era un pase libre, claro, pero daba esperanza a muchas familias separadas. Ahora, ¡zas!, todo terminado. Ya saben, la política anti-migrante de Trump va viento en popa, sin importarles el sufrimiento ajeno.
Y no es novedad que Trump viene con toda esta onda de deportar gente. Han sacado del país a más de dos millones y medio de inmigrantes ilegales, entre deportaciones forzosas y salidas voluntarias, según ellos mismos. Se creen Tarzán expulsando monos de la selva, cuando estamos hablando de personas con sueños y aspiraciones. ¡Qué poca empatía!
Pero ojo, que la cosa no es tan simple. Estos programas, especialmente los de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron implementados hace poco, durante el gobierno de Biden. Y los de Cuba y Haití, aunque viejos, también recibieron actualizaciones el año pasado. Entonces, ¿qué tanto abuso hubo realmente?
Lo que preocupa a muchos es el impacto directo que esto tendrá en las familias. Imaginen la angustia de tener que despedirse de sus seres queridos, de saber que quizás nunca volverán a verlos. En Costa Rica entendemos bien el dolor de la separación, pero esto es a una escala mucho mayor. Es una verdadera pena, diay.
Además, recordemos que el DHS insiste en que estos programas presentaban “brechas de seguridad” y eran aprovechados por “actores malintencionados”. Eso suena a cuento chino para justificar medidas radicales. Ya sabemos cómo andan las cosas allá, con tanta manipulación y propaganda. Lo único seguro es que esto afectará directamente a comunidades enteras y generará más incertidumbre y miedo. Parece que la vara se puso bien alta para poder acceder al sueño americano.
En fin, esta decisión nos deja con sabor a bronca, pero también con la necesidad de seguir luchando por los derechos de los migrantes y de las familias. Una pregunta para pensar: ¿cree usted que Estados Unidos debería priorizar la seguridad nacional por encima de la reunificación familiar, o existe una forma de equilibrar ambos aspectos? Compartamos nuestras opiniones y veamos qué sale de este buen debate.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), esto es para “ponerle un alto al abuso” del programa de parole humanitario. Dicen que extranjeros con evaluaciones deficientes estaban saltándose el proceso normal para traer a sus familiares. Pero vamos a ser honestos, eso suena a excusa barata para endurecer las cosas contra nosotros, la gente humilde que busca una oportunidad de vida decente.
Para refrescarles la memoria, el parole humanitario, ese que tanto critican ahora, permitía a estos paisanos vivir temporalmente en Estados Unidos mientras tramitaban otros documentos. No era un pase libre, claro, pero daba esperanza a muchas familias separadas. Ahora, ¡zas!, todo terminado. Ya saben, la política anti-migrante de Trump va viento en popa, sin importarles el sufrimiento ajeno.
Y no es novedad que Trump viene con toda esta onda de deportar gente. Han sacado del país a más de dos millones y medio de inmigrantes ilegales, entre deportaciones forzosas y salidas voluntarias, según ellos mismos. Se creen Tarzán expulsando monos de la selva, cuando estamos hablando de personas con sueños y aspiraciones. ¡Qué poca empatía!
Pero ojo, que la cosa no es tan simple. Estos programas, especialmente los de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron implementados hace poco, durante el gobierno de Biden. Y los de Cuba y Haití, aunque viejos, también recibieron actualizaciones el año pasado. Entonces, ¿qué tanto abuso hubo realmente?
Lo que preocupa a muchos es el impacto directo que esto tendrá en las familias. Imaginen la angustia de tener que despedirse de sus seres queridos, de saber que quizás nunca volverán a verlos. En Costa Rica entendemos bien el dolor de la separación, pero esto es a una escala mucho mayor. Es una verdadera pena, diay.
Además, recordemos que el DHS insiste en que estos programas presentaban “brechas de seguridad” y eran aprovechados por “actores malintencionados”. Eso suena a cuento chino para justificar medidas radicales. Ya sabemos cómo andan las cosas allá, con tanta manipulación y propaganda. Lo único seguro es que esto afectará directamente a comunidades enteras y generará más incertidumbre y miedo. Parece que la vara se puso bien alta para poder acceder al sueño americano.
En fin, esta decisión nos deja con sabor a bronca, pero también con la necesidad de seguir luchando por los derechos de los migrantes y de las familias. Una pregunta para pensar: ¿cree usted que Estados Unidos debería priorizar la seguridad nacional por encima de la reunificación familiar, o existe una forma de equilibrar ambos aspectos? Compartamos nuestras opiniones y veamos qué sale de este buen debate.
