¡Ay, Dios mío! Parece que la temporada invernal llegó con todo, y no precisamente trayendo buenas noticias. Las autoridades sanitarias andan echando humo porque la gripe H3N2 está dando guerra en el Reino Unido, y la onda es que podría llegar hasta nosotros. No quiero alarmar a nadie, pero parece que nos toca prepararnos para bretear con cuidado y, quizás, hasta desempolvar las mascarillas.
Según reportes, los hospitales allá están reventaditos, y la gente está corriendo a vacunarse como loca. Parece que este virus está mutando a diestra y siniestra, haciendo que incluso los que ya se habían vacunado en años anteriores estén cayéndose como moscas. ¡Qué vara!, justo cuando queríamos relajarnos y disfrutar de unas buenas fiestas decembrinas.
Para los que no están enterados, la H3N2 es una de esas grippes que le gusta cambiar de disfraz constantemente. Tiene dos proteínas, la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N), que se modifican rapidito, lo que significa que la inmunidad que tenías el año pasado ya no te sirve mucho este año. Es como intentar meterle clavo flojo a un tornillo nuevo, ¡no agarra! Eso explica por qué tanta gente está enferma, aunque ya se haya vacunado antes.
Los síntomas de esta variante llegan como rayo caído. Te despiertas con fiebre alta, tos que no te deja respirar, la nariz tapada o chorreando, y un dolor de cabeza que te hace sentir como si te hubieran dado una paliza. Algunos también sufren de dolores musculares, vómitos o diarrea, ¡para rematarlo! Lo peor es que golpea duro a los niños pequeños, los abuelitos y a los que tienen alguna condición médica como asma o diabetes. Hay que cuidarlos como oro en paño.
Aquí en Costa Rica, los profesionales de la salud dicen estar tranquilos, pero con ojo avizor. Explican que, aunque estamos viendo algunos casos, todavía no hay motivo para entrar en pánico. Se están monitoreando las tendencias y preparando las vacunas para asegurar que todos tengan acceso a ellas tan pronto como lleguen. Pero, ¡ojo!, no nos confíemos. Tenemos que mantenernos alerta y seguir las recomendaciones.
La verdad es que toda esta movida me recuerda un poco a los tiempos de la pandemia de COVID-19. ¿Se acuerdan de las colas kilométricas para conseguir pruebas PCR y de las restricciones que tuvimos que aguantar? Esperemos que las cosas no lleguen a ese extremo, pero tampoco podemos bajar la guardia. Tenemos que aprender de nuestros errores y tomar medidas preventivas desde ahora.
La recomendación de los doctores es clara: vacunarse, lavarse las manos seguido, ventilar las casas y oficinas, y evitar tocarse la cara con las manos sucias. Además, si tienes algún síntoma, quédate en casa y busca atención médica. ¡Mejor prevenir que lamentar!, como dice mi abu. Y recuerden, muchachos, ¡no compartan saliva ni vasos! A nadie le gusta contagiarse, menos con estos bichos rondando.
En fin, amigos, la gripe H3N2 nos está poniendo a prueba. Está claro que el virus no va a desaparecer de la noche a la mañana, y probablemente tendremos que convivir con él por un buen rato. Entonces, díganme... ¿Ustedes creen que deberíamos volver a usar mascarillas en lugares públicos para protegernos y proteger a los demás, o sería exagerado?
Según reportes, los hospitales allá están reventaditos, y la gente está corriendo a vacunarse como loca. Parece que este virus está mutando a diestra y siniestra, haciendo que incluso los que ya se habían vacunado en años anteriores estén cayéndose como moscas. ¡Qué vara!, justo cuando queríamos relajarnos y disfrutar de unas buenas fiestas decembrinas.
Para los que no están enterados, la H3N2 es una de esas grippes que le gusta cambiar de disfraz constantemente. Tiene dos proteínas, la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N), que se modifican rapidito, lo que significa que la inmunidad que tenías el año pasado ya no te sirve mucho este año. Es como intentar meterle clavo flojo a un tornillo nuevo, ¡no agarra! Eso explica por qué tanta gente está enferma, aunque ya se haya vacunado antes.
Los síntomas de esta variante llegan como rayo caído. Te despiertas con fiebre alta, tos que no te deja respirar, la nariz tapada o chorreando, y un dolor de cabeza que te hace sentir como si te hubieran dado una paliza. Algunos también sufren de dolores musculares, vómitos o diarrea, ¡para rematarlo! Lo peor es que golpea duro a los niños pequeños, los abuelitos y a los que tienen alguna condición médica como asma o diabetes. Hay que cuidarlos como oro en paño.
Aquí en Costa Rica, los profesionales de la salud dicen estar tranquilos, pero con ojo avizor. Explican que, aunque estamos viendo algunos casos, todavía no hay motivo para entrar en pánico. Se están monitoreando las tendencias y preparando las vacunas para asegurar que todos tengan acceso a ellas tan pronto como lleguen. Pero, ¡ojo!, no nos confíemos. Tenemos que mantenernos alerta y seguir las recomendaciones.
La verdad es que toda esta movida me recuerda un poco a los tiempos de la pandemia de COVID-19. ¿Se acuerdan de las colas kilométricas para conseguir pruebas PCR y de las restricciones que tuvimos que aguantar? Esperemos que las cosas no lleguen a ese extremo, pero tampoco podemos bajar la guardia. Tenemos que aprender de nuestros errores y tomar medidas preventivas desde ahora.
La recomendación de los doctores es clara: vacunarse, lavarse las manos seguido, ventilar las casas y oficinas, y evitar tocarse la cara con las manos sucias. Además, si tienes algún síntoma, quédate en casa y busca atención médica. ¡Mejor prevenir que lamentar!, como dice mi abu. Y recuerden, muchachos, ¡no compartan saliva ni vasos! A nadie le gusta contagiarse, menos con estos bichos rondando.
En fin, amigos, la gripe H3N2 nos está poniendo a prueba. Está claro que el virus no va a desaparecer de la noche a la mañana, y probablemente tendremos que convivir con él por un buen rato. Entonces, díganme... ¿Ustedes creen que deberíamos volver a usar mascarillas en lugares públicos para protegernos y proteger a los demás, o sería exagerado?
