¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con movidas en el TSE. Resulta que el vocero, Gustavo Román, tiene encima dos denuncias por presunta beligerancia política. Sí, usted me escucha bien, el mismo que siempre sale a dar sus descargos, ahora está en medio del ojo del huracán. Ya saben cómo son las cosas aquí en Costa Rica, entre candidato y candidato, siempre hay picardía.
Juan Luis Rivera, el coordinador del Cuerpo de Letrados, confirmó la jugada esta tarde. Según él, tres ciudadanas tramaron una denuncia y un grupo de diputados, aparentemente hartos de algunas declaraciones, le siguieron el paso. Parece que el pobre Gustavo se pasó de lanza, o quizás simplemente expresó su opinión demasiado abiertamente... ahí queda la duda, ¿verdad?
Ahora, el papeleo anda dando vueltas en el TSE, buscando expedientes y asignando números. Luego viene la parte seria, donde la Sección Especializada – integrada por unos magistrados suplentes – tendrá que decidir si se acepta o se desecha la acusación. Si la aceptan, prepárense para ver al señor Román tener que explicar qué quiso decir exactamente con esas declaraciones polémicas. Un brete el que lleva, díganlo ustedes.
Pero miren la cosa, la diputada Pilar Cisneros, jefa del oficialismo, salió con todo en una conferencia de prensa. Le echó la bronca a Román por supuesta parcialidad política, alegando que usó su posición para desacreditar al Presidente Chaves y perjudicar a quienes buscan la continuidad del actual gobierno. Según ella, el señor Román andaba diciendo que la democracia no admite tiranos, ¡directamente apuntándole al Presidente! ¡Qué carga!
Cisneros enfatizó que no se trata de ninguna revancha por la petición del TSE de levantarle la inmunidad al Presidente. Asegura que tienen pruebas sólidas y que Román tendrá que responder por sus actos. Dicen que empezaron a recolectar sus declaraciones desde que se pidió levantar la inmunidad al Presidente, así que llevan tiempo investigando el tema. ¡Un trabajo concienzudo, sin lugar a dudas!
Román, como era de esperarse, no tardó en reaccionar. Dijo que no va a meterse en calificativos ni a defenderse públicamente, porque eso le compete al propio Tribunal. Él, como funcionario público, está sujeto a denuncias y escrutinios, y eso lo entiende como parte del trabajo. Pero remarcó que se puede criticar a un partido o a una candidatura, pero no a un Gobierno, porque el Gobierno no está en campaña. Ese es el punto clave, según él.
Y añadió una reflexión interesante: que lo bueno de todo este lío es que Cisneros parece haber reconocido la existencia del ilícito de la beligerancia. Si logran esa meta pedagógica, considera Román, entonces será algo para celebrar. ¡Imagínese! Que finalmente lleguemos a un acuerdo sobre qué es y qué no es beligerancia política. Sería un avance considerable para nuestra democracia. Aunque, pensándolo bien, aquí en Costa Rica raramente las cosas son tan simples, ¿no les parece?
Bueno, amigos, esta novela apenas empieza. Las próximas semanas prometen estar llenas de idas y venidas judiciales, descargos y contra-descargos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que las denuncias tienen fundamentos sólidos o que se trata de una estrategia política para desprestigiar al TSE? ¿Deberían los funcionarios públicos tener derecho a expresar opiniones políticas, aunque sean críticas hacia el gobierno, o deberían mantenerse estrictamente neutrales? Déjenme leer sus comentarios, ¡quiero saber qué piensan!
	
		
			
		
		
	
				
			Juan Luis Rivera, el coordinador del Cuerpo de Letrados, confirmó la jugada esta tarde. Según él, tres ciudadanas tramaron una denuncia y un grupo de diputados, aparentemente hartos de algunas declaraciones, le siguieron el paso. Parece que el pobre Gustavo se pasó de lanza, o quizás simplemente expresó su opinión demasiado abiertamente... ahí queda la duda, ¿verdad?
Ahora, el papeleo anda dando vueltas en el TSE, buscando expedientes y asignando números. Luego viene la parte seria, donde la Sección Especializada – integrada por unos magistrados suplentes – tendrá que decidir si se acepta o se desecha la acusación. Si la aceptan, prepárense para ver al señor Román tener que explicar qué quiso decir exactamente con esas declaraciones polémicas. Un brete el que lleva, díganlo ustedes.
Pero miren la cosa, la diputada Pilar Cisneros, jefa del oficialismo, salió con todo en una conferencia de prensa. Le echó la bronca a Román por supuesta parcialidad política, alegando que usó su posición para desacreditar al Presidente Chaves y perjudicar a quienes buscan la continuidad del actual gobierno. Según ella, el señor Román andaba diciendo que la democracia no admite tiranos, ¡directamente apuntándole al Presidente! ¡Qué carga!
Cisneros enfatizó que no se trata de ninguna revancha por la petición del TSE de levantarle la inmunidad al Presidente. Asegura que tienen pruebas sólidas y que Román tendrá que responder por sus actos. Dicen que empezaron a recolectar sus declaraciones desde que se pidió levantar la inmunidad al Presidente, así que llevan tiempo investigando el tema. ¡Un trabajo concienzudo, sin lugar a dudas!
Román, como era de esperarse, no tardó en reaccionar. Dijo que no va a meterse en calificativos ni a defenderse públicamente, porque eso le compete al propio Tribunal. Él, como funcionario público, está sujeto a denuncias y escrutinios, y eso lo entiende como parte del trabajo. Pero remarcó que se puede criticar a un partido o a una candidatura, pero no a un Gobierno, porque el Gobierno no está en campaña. Ese es el punto clave, según él.
Y añadió una reflexión interesante: que lo bueno de todo este lío es que Cisneros parece haber reconocido la existencia del ilícito de la beligerancia. Si logran esa meta pedagógica, considera Román, entonces será algo para celebrar. ¡Imagínese! Que finalmente lleguemos a un acuerdo sobre qué es y qué no es beligerancia política. Sería un avance considerable para nuestra democracia. Aunque, pensándolo bien, aquí en Costa Rica raramente las cosas son tan simples, ¿no les parece?
Bueno, amigos, esta novela apenas empieza. Las próximas semanas prometen estar llenas de idas y venidas judiciales, descargos y contra-descargos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que las denuncias tienen fundamentos sólidos o que se trata de una estrategia política para desprestigiar al TSE? ¿Deberían los funcionarios públicos tener derecho a expresar opiniones políticas, aunque sean críticas hacia el gobierno, o deberían mantenerse estrictamente neutrales? Déjenme leer sus comentarios, ¡quiero saber qué piensan!