Bueno, pues llegó el momento de aclararles la vaina, porque parece que el mar se nos quiere poner difícil estos últimos días del año. Según los expertos, vamos a tener un cambio bastante marcado en las condiciones marítimas, especialmente si andan pensando en irle a echar unas vueltas al Pacífico Norte. ¡Pero calma, mae!, que no todo está perdido, todavía podemos disfrutar de las playas, solo hay que estar un poquito más conscientes.
Rodney Mora, el coordinador del Módulo de Información Oceanográfica, nos explica que este cambio climático va de la mano con el fortalecimiento de esos vientos alisios que siempre nos traen curvas en diciembre y enero. También tenemos que estar pendientes de unos frentes fríos que quieren hacer su aparición en el Caribe, así que prepárense, porque eso influye mucho en cómo se comporta el mar. Es el patrón típico de la temporada, diay.
Y hablando del Pacífico Norte, ahí sí que se va a sentir el coso. Desde Punta Guiones hasta La Cruz, el mar se pone bien picadito, como decimos nosotros. La altura de las olas puede llegar a los 1.5 metros, e incluso hasta pasarse de los 2 metros si te aventuras más allá de la costa. Eso significa que los pescadores y aquellos que anden con embarcaciones pequeñas tienen que tener mucho cuidado, porque pueden meterse en problemas. ¡Qué torta si se sale algo!
Pero ojo, no todo es negativo. En la franja costera, las cosas siguen estando relativamente tranquilas para los bañistas. Podemos irnos a tirar unos clavos, broncearnos un poco, pero con precaución. Lo importante es estar atentos a esas posibles corrientes de resaca que pueden aparecer de repente y arrastrarnos. Siempre hay que estar listo para cualquier eventualidad, ¿eh?
Ahora, pasando al Pacífico Central y Sur, así como al Golfo de Nicoya, la cosa está más relajada. Las olas rondarán alrededor de 1 metro, con picos de hasta 1.2 metros. Un oleaje del sur, que le da una brisa agradable y facilita las actividades recreativas y turísticas. Pero igual, ¡mantengan los ojos abiertos!, porque las corrientes de resaca son facheras y pueden agarrarte desprevenido aunque el mar parezca mansito.
En el Caribe, la vaina cambia conforme avanzamos. Estos primeros dos días, las olas deberían andar más o menos en 1 metro de altura. Pero a medida que se acerca el fin de año, el oleaje podría subir hasta 1.5 metros, e incluso más en algunos lugares. Esto se debe a esos mismos frentes fríos y al fortalecimiento de los vientos alisios, que además prometen traer un ambiente más ventoso. ¡Qué cargarla! Ya estamos viendo cómo se complica el panorama.
Mora nos aclara que, aunque ahora mismo no haya frentes fríos pegándonos directamente, es normal que en esta época los vientos alisios se aceleren. Este fenómeno está asociado a esos sistemas de alta presión que tenemos allá en el Atlántico norte y terminan generando oleaje, especialmente en el Pacífico Norte y el Caribe. Así que ya saben, mánguiles, que esto es parte del ciclo natural. El resto del país mantiene condiciones más estables, eso sí, siempre recomendando no bajar la guardia.
En resumen, el mensaje es claro: las playas de Costa Rica siguen siendo un paraíso, pero hay que ser responsables. Manténganse informados, respeten las indicaciones de los guardavidas y eviten meterse al agua si hay mucho viento o mar picado. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad, gente? Ahora, dime tú: ¿Con estas advertencias, sigues planeando tu escapadita playera este fin de año, o prefieres buscar otro brete donde estés más seguro?
Rodney Mora, el coordinador del Módulo de Información Oceanográfica, nos explica que este cambio climático va de la mano con el fortalecimiento de esos vientos alisios que siempre nos traen curvas en diciembre y enero. También tenemos que estar pendientes de unos frentes fríos que quieren hacer su aparición en el Caribe, así que prepárense, porque eso influye mucho en cómo se comporta el mar. Es el patrón típico de la temporada, diay.
Y hablando del Pacífico Norte, ahí sí que se va a sentir el coso. Desde Punta Guiones hasta La Cruz, el mar se pone bien picadito, como decimos nosotros. La altura de las olas puede llegar a los 1.5 metros, e incluso hasta pasarse de los 2 metros si te aventuras más allá de la costa. Eso significa que los pescadores y aquellos que anden con embarcaciones pequeñas tienen que tener mucho cuidado, porque pueden meterse en problemas. ¡Qué torta si se sale algo!
Pero ojo, no todo es negativo. En la franja costera, las cosas siguen estando relativamente tranquilas para los bañistas. Podemos irnos a tirar unos clavos, broncearnos un poco, pero con precaución. Lo importante es estar atentos a esas posibles corrientes de resaca que pueden aparecer de repente y arrastrarnos. Siempre hay que estar listo para cualquier eventualidad, ¿eh?
Ahora, pasando al Pacífico Central y Sur, así como al Golfo de Nicoya, la cosa está más relajada. Las olas rondarán alrededor de 1 metro, con picos de hasta 1.2 metros. Un oleaje del sur, que le da una brisa agradable y facilita las actividades recreativas y turísticas. Pero igual, ¡mantengan los ojos abiertos!, porque las corrientes de resaca son facheras y pueden agarrarte desprevenido aunque el mar parezca mansito.
En el Caribe, la vaina cambia conforme avanzamos. Estos primeros dos días, las olas deberían andar más o menos en 1 metro de altura. Pero a medida que se acerca el fin de año, el oleaje podría subir hasta 1.5 metros, e incluso más en algunos lugares. Esto se debe a esos mismos frentes fríos y al fortalecimiento de los vientos alisios, que además prometen traer un ambiente más ventoso. ¡Qué cargarla! Ya estamos viendo cómo se complica el panorama.
Mora nos aclara que, aunque ahora mismo no haya frentes fríos pegándonos directamente, es normal que en esta época los vientos alisios se aceleren. Este fenómeno está asociado a esos sistemas de alta presión que tenemos allá en el Atlántico norte y terminan generando oleaje, especialmente en el Pacífico Norte y el Caribe. Así que ya saben, mánguiles, que esto es parte del ciclo natural. El resto del país mantiene condiciones más estables, eso sí, siempre recomendando no bajar la guardia.
En resumen, el mensaje es claro: las playas de Costa Rica siguen siendo un paraíso, pero hay que ser responsables. Manténganse informados, respeten las indicaciones de los guardavidas y eviten meterse al agua si hay mucho viento o mar picado. Mejor prevenir que lamentar, ¿verdad, gente? Ahora, dime tú: ¿Con estas advertencias, sigues planeando tu escapadita playera este fin de año, o prefieres buscar otro brete donde estés más seguro?
