¡Ay, Dios mío! Resulta que andan sueltos unos personajes bien turbios aprovechándose de la ilusión de irnos de vacaciones. La ACAV, la asociación de agencias de viajes, ha encendido todas las alarmas porque parece que cada vez hay más gente cayéndose en estos pinchazos. Te cuento, huele raro a estafa y no precisamente a coco loco.
Según nos explican desde la ACAV, el problema no es poca cosa. Se trata de agencias que ni siquiera tienen los papeles en regla, y otras que se disfrazan de agencias formales para meter la pata. La lana de la gente va volando y la pesadilla recién empieza. Parece que algunos prefieren vivir del parche y meterle mano a los sueños de otros, ¡qué descaro!
Y ojo, que no solo se trata de agencias nuevas, también hay individuos que se hacen pasar por agentes autorizados. Dicen ser de la ACAV, muestran unos documentos que parecen oficiales y pum, ya tienes el viaje pagado… ¡y luego te quedas viendo mariposas! Es como si te hubieran vendido un chunche podrido, pura decepción.
Pero, ¿qué se necesita realmente para saber si una agencia es pancha o no? La ACAV nos pone las cosas claras: primero, chequear si están inscritos en Hacienda, tener la patente municipal al día, y estar registrados en el ICT y el MIC. Son requisitos básicos, un mínimo indispensable para cualquier negocio serio. Si alguna de estas cositas no cuadra, ¡corre como alma que lleva diablo!
Lo más importante, según dicen los expertos, es no dejarse llevar por ofertas demasiado buenas para ser verdad. Si te ofrecen un viaje a Disney por precio de tamal, probablemente te estén intentando lavar el cerebro. ¡Desconfía!, el sentido común nunca falla. Investiga, compara precios, pide referencias y no te apresures a pagar nada hasta que estés seguro de que estás lidiando con gente seria.
Muchos turistas, especialmente aquellos que buscan gangas, caen en estas trampas pensando que van a ahorrar unos colones. Pero a final de cuentas, terminan perdiendo mucho más dinero y tiempo. Además, el estrés y la frustración de perder las vacaciones soñadas no tienen precio. ¡Menos mal que existen instituciones como la ACAV que nos avisan a tiempo!
Esta maraña de estafas pone en evidencia la necesidad de fortalecer los controles y la regulación del sector turístico. El Estado debería ponerle lupa a estas prácticas fraudulentas y castigar severamente a los responsables. Porque, díganlo en voz alta, ¡esto es un atropello a los derechos de los consumidores!
Así que ya sabes, antes de lanzarte a planear esas vacaciones tan esperadas, haz tu investigación, verifica los datos y no te dejes embaucar por promesas falsas. ¿Crees que deberíamos exigir una certificación obligatoria para todas las agencias de viajes en Costa Rica para evitar estas estafas o consideras que la responsabilidad recae principalmente en la educación y el criterio del consumidor?
Según nos explican desde la ACAV, el problema no es poca cosa. Se trata de agencias que ni siquiera tienen los papeles en regla, y otras que se disfrazan de agencias formales para meter la pata. La lana de la gente va volando y la pesadilla recién empieza. Parece que algunos prefieren vivir del parche y meterle mano a los sueños de otros, ¡qué descaro!
Y ojo, que no solo se trata de agencias nuevas, también hay individuos que se hacen pasar por agentes autorizados. Dicen ser de la ACAV, muestran unos documentos que parecen oficiales y pum, ya tienes el viaje pagado… ¡y luego te quedas viendo mariposas! Es como si te hubieran vendido un chunche podrido, pura decepción.
Pero, ¿qué se necesita realmente para saber si una agencia es pancha o no? La ACAV nos pone las cosas claras: primero, chequear si están inscritos en Hacienda, tener la patente municipal al día, y estar registrados en el ICT y el MIC. Son requisitos básicos, un mínimo indispensable para cualquier negocio serio. Si alguna de estas cositas no cuadra, ¡corre como alma que lleva diablo!
Lo más importante, según dicen los expertos, es no dejarse llevar por ofertas demasiado buenas para ser verdad. Si te ofrecen un viaje a Disney por precio de tamal, probablemente te estén intentando lavar el cerebro. ¡Desconfía!, el sentido común nunca falla. Investiga, compara precios, pide referencias y no te apresures a pagar nada hasta que estés seguro de que estás lidiando con gente seria.
Muchos turistas, especialmente aquellos que buscan gangas, caen en estas trampas pensando que van a ahorrar unos colones. Pero a final de cuentas, terminan perdiendo mucho más dinero y tiempo. Además, el estrés y la frustración de perder las vacaciones soñadas no tienen precio. ¡Menos mal que existen instituciones como la ACAV que nos avisan a tiempo!
Esta maraña de estafas pone en evidencia la necesidad de fortalecer los controles y la regulación del sector turístico. El Estado debería ponerle lupa a estas prácticas fraudulentas y castigar severamente a los responsables. Porque, díganlo en voz alta, ¡esto es un atropello a los derechos de los consumidores!
Así que ya sabes, antes de lanzarte a planear esas vacaciones tan esperadas, haz tu investigación, verifica los datos y no te dejes embaucar por promesas falsas. ¿Crees que deberíamos exigir una certificación obligatoria para todas las agencias de viajes en Costa Rica para evitar estas estafas o consideras que la responsabilidad recae principalmente en la educación y el criterio del consumidor?