¡Ay, Dios mío! Ya casi llegamos al mes de diciembre y con él, la época de parrandas, primos lejanos apareciendo de la nada y, por supuesto, mesas repletas de comida que te hacen olvidar todos esos buenos hábitos que te esforzaste tanto por tener durante todo el año. Según expertos, si no le echas cuidado, podrías terminar engordando entre cuatro y cinco kilogramos, ¡más de lo que pesaba Pío Leiva!
El Colegio de Profesionales en Nutrición (CPN) ya puso el guantes, avisándonos que la Navidad no es el verdadero enemigo, sino nuestra incapacidad para ponerle freno a esas tentaciones. Lo que pasa es que nos vamos de almoço con toda la familia, luego tenemos la cena de empresa, después la posada del trabajo y para colmo, la tradicional cena de Nochebuena. ¡Una detrás de otra! Y claro, ahí donde entra el problema.
Leslie Pérez, nutricionista y la vocera del CPN, nos explica que “la época navideña no es el problema en sí, el riesgo aparece cuando se encadenan almuerzos, convivios y cenas sin escuchar las señales del cuerpo”. O sea, que si sientes que ya estás lleno, ¡para de meterle! No te dejes llevar por la pena de decirle “no” a la abuela que te ofrece otro pedazo de tamal. ¡Tu salud vale más que complacer a doña Lola!
Y ojo con las enfermedades crónicas, porque estos excesos pueden jugarte una mala pasada. Si tienes diabetes, hipertensión o colesterol alto, ¡redoble! Porque las fiestas pueden hacer que se te vayan totalmente de control. Además, nadie quiere pasar las vacaciones con dolor de cabeza, hinchazón o sintiéndose fatal, ¿verdad?
Otro problemón es que muchos dejamos de hacer ejercicio porque estamos ocupados asistiendo a eventos sociales. ¡Pero qué tontería! Basta con caminar un rato después de la comida o subir y bajar escaleras unas cuantas veces para quemar algunas caloritas extra. Recuerda, “mover el tosco” siempre es bueno, aunque sea poquito.
Lo peor de todo es la presión social de “comerlo todo lo que se ofrece”. ¡Pero a quién le importa eso! Si te sientes lleno, di “gracias, estoy bien” y guarda un poco para más tarde. Nadie va a pensar que eres malo por no aceptar todo lo que te ponen en el plato. Recuerda, tu bienestar es lo primero. Es importante escuchar al cuerpo, ¿eh? Que no te metas a jalar una torta porque alguien te está presionando.
Ahora sí, ¡buena noticia! No todo está perdido. El CPN nos da algunos consejos para sobrevivir a las fiestas sin engordar demasiado. Primero, mantén horarios regulares de alimentación, come frutas y verduras en abundancia, bebe mucha agua e intenta moverte un poquito. Segundo, modera las porciones y no te excedas con los dulces y el alcohol. ¡Un brindis casual tampoco mata a nadie, pero no te vayas de la fiesta empinando! Te digo, no hay que prohibirse nada, sino comer con conciencia.
En resumen, mae, disfruta las fiestas, comparte con tus seres queridos y come rico, ¡pero con cabeza! No te dejes llevar por los excesos y recuerda que cuidarte es fundamental. Preparate con anticipación, revisa los menús antes de salir, comparte postres y vive la alimentación como una experiencia placentera. Y tú, ¿qué estrategia vas a utilizar este año para evitar subirte esos kilitos extra en Navidad? ¡Déjanos tus consejos en los comentarios!
El Colegio de Profesionales en Nutrición (CPN) ya puso el guantes, avisándonos que la Navidad no es el verdadero enemigo, sino nuestra incapacidad para ponerle freno a esas tentaciones. Lo que pasa es que nos vamos de almoço con toda la familia, luego tenemos la cena de empresa, después la posada del trabajo y para colmo, la tradicional cena de Nochebuena. ¡Una detrás de otra! Y claro, ahí donde entra el problema.
Leslie Pérez, nutricionista y la vocera del CPN, nos explica que “la época navideña no es el problema en sí, el riesgo aparece cuando se encadenan almuerzos, convivios y cenas sin escuchar las señales del cuerpo”. O sea, que si sientes que ya estás lleno, ¡para de meterle! No te dejes llevar por la pena de decirle “no” a la abuela que te ofrece otro pedazo de tamal. ¡Tu salud vale más que complacer a doña Lola!
Y ojo con las enfermedades crónicas, porque estos excesos pueden jugarte una mala pasada. Si tienes diabetes, hipertensión o colesterol alto, ¡redoble! Porque las fiestas pueden hacer que se te vayan totalmente de control. Además, nadie quiere pasar las vacaciones con dolor de cabeza, hinchazón o sintiéndose fatal, ¿verdad?
Otro problemón es que muchos dejamos de hacer ejercicio porque estamos ocupados asistiendo a eventos sociales. ¡Pero qué tontería! Basta con caminar un rato después de la comida o subir y bajar escaleras unas cuantas veces para quemar algunas caloritas extra. Recuerda, “mover el tosco” siempre es bueno, aunque sea poquito.
Lo peor de todo es la presión social de “comerlo todo lo que se ofrece”. ¡Pero a quién le importa eso! Si te sientes lleno, di “gracias, estoy bien” y guarda un poco para más tarde. Nadie va a pensar que eres malo por no aceptar todo lo que te ponen en el plato. Recuerda, tu bienestar es lo primero. Es importante escuchar al cuerpo, ¿eh? Que no te metas a jalar una torta porque alguien te está presionando.
Ahora sí, ¡buena noticia! No todo está perdido. El CPN nos da algunos consejos para sobrevivir a las fiestas sin engordar demasiado. Primero, mantén horarios regulares de alimentación, come frutas y verduras en abundancia, bebe mucha agua e intenta moverte un poquito. Segundo, modera las porciones y no te excedas con los dulces y el alcohol. ¡Un brindis casual tampoco mata a nadie, pero no te vayas de la fiesta empinando! Te digo, no hay que prohibirse nada, sino comer con conciencia.
En resumen, mae, disfruta las fiestas, comparte con tus seres queridos y come rico, ¡pero con cabeza! No te dejes llevar por los excesos y recuerda que cuidarte es fundamental. Preparate con anticipación, revisa los menús antes de salir, comparte postres y vive la alimentación como una experiencia placentera. Y tú, ¿qué estrategia vas a utilizar este año para evitar subirte esos kilitos extra en Navidad? ¡Déjanos tus consejos en los comentarios!