¡Duro, duro! Parece que la cosa está más apretada de lo que pensábamos. Una encuesta de la UCR sacudió la gallina ciega y reveló que casi el 25% de los hogares costarricenses se quedó sin billete para cubrir los gastos básicos durante el año pasado. Esto significa que mucha gente, mae, ha tenido que apriparse el cinturón más de lo normal.
La Encuesta Actualidades 2025, hecha por la UCR, pintó un panorama no muy alentador. Según los datos, un porcentaje considerable de familias ha estado lidiando con la falta de plata para llegar a fin de mes. No es cuento, varios se han visto obligados a buscarle la vuelta para cubrir las necesidades básicas, y eso, pues da estrés, imagínate.
Lo más preocupante es que muchos de estos hogares han tenido que recurrir a préstamos para salir del apuro. Un 64,7% tuvo que meterse de lleno en deudas para solventar esos gastos esenciales, lo cual demuestra una dependencia alarmante del crédito. ¡Qué situación! Uno se queda pensando qué va a pasar si las cosas siguen así, porque ya estamos empezando a ver bien la cara de la crisis.
Y ojo, que esto no le pega igual a todos. Las mujeres parecen estar sufriendo más con esta situación, reportando una mayor incidencia tanto en la falta de dinero como en la necesidad de endeudarse. Creo que hay que darle un vistazo a este tema desde la perspectiva de género, porque parece haber desigualdades profundas en juego.
Además, el nivel educativo juega un papel crucial. Quienes solo llegaron a primaria son los que más sufren, con un 31,1% afectados por la falta de liquidez, mientras que entre los universitarios la cifra baja drásticamente a apenas un 9%. Esto nos dice que la educación sigue siendo una herramienta fundamental para mejorar las condiciones económicas de las personas, y que aún tenemos mucho camino por recorrer para cerrar esas brechas.
Ahora, la encuesta también preguntó qué harían las personas si les cayera un buen regalo de ¢500.000. Sorprendentemente, la mayoría dijo que mantendría sus gastos igual (68,8%). Esto indica cierta cautela y planificación, aunque también puede reflejar la precariedad de la situación, donde hasta medio millón no asegura un colchón financiero seguro. Algunos (9,4%) planeaban aumentar sus gastos, y otros (21,8%) se encogerían un poco para ajustar el presupuesto, dependiendo de sus ingresos y expectativas.
Pero la verdadera prueba llega cuando surge una emergencia que requiere un gasto imprevisto de ¢500.000. En ese caso, casi la mitad de las personas (47,4%) admitió que tendría que pedir un préstamo. ¡Qué bronca! Solo un 33,8% contaría con ahorros o ingresos propios, y un triste 4,6% reconoce que ni loco podría cubrir ese gasto. El resto buscaría combinaciones ingeniosas, como vender alguna cosilla o recortar otros gastos. Lo cierto es que estos datos nos hablan de unos márgenes financieros muy estrechos, donde cualquier sobresalto puede tirar abajo toda la estabilidad.
¿Cómo vamos a salir de esta papa caliente? Según la UCR, estos resultados evidencian un balance económico doméstico frágil, donde cualquier cambio en los ingresos o gastos puede obligar a recurrir a préstamos y ayudas familiares para sobrevivir día a día. ¿Creem que las medidas que está tomando el gobierno son suficientes para enfrentar esta realidad? ¿O deberíamos estar buscando soluciones más creativas y urgentes para ayudar a las familias costarricenses a salir adelante?
La Encuesta Actualidades 2025, hecha por la UCR, pintó un panorama no muy alentador. Según los datos, un porcentaje considerable de familias ha estado lidiando con la falta de plata para llegar a fin de mes. No es cuento, varios se han visto obligados a buscarle la vuelta para cubrir las necesidades básicas, y eso, pues da estrés, imagínate.
Lo más preocupante es que muchos de estos hogares han tenido que recurrir a préstamos para salir del apuro. Un 64,7% tuvo que meterse de lleno en deudas para solventar esos gastos esenciales, lo cual demuestra una dependencia alarmante del crédito. ¡Qué situación! Uno se queda pensando qué va a pasar si las cosas siguen así, porque ya estamos empezando a ver bien la cara de la crisis.
Y ojo, que esto no le pega igual a todos. Las mujeres parecen estar sufriendo más con esta situación, reportando una mayor incidencia tanto en la falta de dinero como en la necesidad de endeudarse. Creo que hay que darle un vistazo a este tema desde la perspectiva de género, porque parece haber desigualdades profundas en juego.
Además, el nivel educativo juega un papel crucial. Quienes solo llegaron a primaria son los que más sufren, con un 31,1% afectados por la falta de liquidez, mientras que entre los universitarios la cifra baja drásticamente a apenas un 9%. Esto nos dice que la educación sigue siendo una herramienta fundamental para mejorar las condiciones económicas de las personas, y que aún tenemos mucho camino por recorrer para cerrar esas brechas.
Ahora, la encuesta también preguntó qué harían las personas si les cayera un buen regalo de ¢500.000. Sorprendentemente, la mayoría dijo que mantendría sus gastos igual (68,8%). Esto indica cierta cautela y planificación, aunque también puede reflejar la precariedad de la situación, donde hasta medio millón no asegura un colchón financiero seguro. Algunos (9,4%) planeaban aumentar sus gastos, y otros (21,8%) se encogerían un poco para ajustar el presupuesto, dependiendo de sus ingresos y expectativas.
Pero la verdadera prueba llega cuando surge una emergencia que requiere un gasto imprevisto de ¢500.000. En ese caso, casi la mitad de las personas (47,4%) admitió que tendría que pedir un préstamo. ¡Qué bronca! Solo un 33,8% contaría con ahorros o ingresos propios, y un triste 4,6% reconoce que ni loco podría cubrir ese gasto. El resto buscaría combinaciones ingeniosas, como vender alguna cosilla o recortar otros gastos. Lo cierto es que estos datos nos hablan de unos márgenes financieros muy estrechos, donde cualquier sobresalto puede tirar abajo toda la estabilidad.
¿Cómo vamos a salir de esta papa caliente? Según la UCR, estos resultados evidencian un balance económico doméstico frágil, donde cualquier cambio en los ingresos o gastos puede obligar a recurrir a préstamos y ayudas familiares para sobrevivir día a día. ¿Creem que las medidas que está tomando el gobierno son suficientes para enfrentar esta realidad? ¿O deberíamos estar buscando soluciones más creativas y urgentes para ayudar a las familias costarricenses a salir adelante?