¡Ay, Dios mío! Aquí andamos otra vez, con el mismo rollo del salario mínimo. Parece que esto nunca va a tener final. El Consejo Nacional de Salarios, esos que siempre tienen la última palabra, ya le dieron marcha al trámite pa' decidir cuánto nos van a aumentar el sueldo el año que viene – 2026, para que conste. Uno piensa, ¿cuándo sacarán las cuentas bien hechas?
Y como siempre, la cosa se puso interesante desde el principio. El lado laboral, los sindicatos que representan a la gente que trabaja duro, plantearon un aumento del 2,63%. Imagínate, casi tres puntos porcentuales. Eso sí que pega, chunche. Pero claro, los patrones, los dueños de las empresas, vinieron con la propuesta más conservadora: apenas un 1,63%, un cambio minúsculo que ni para comprar un pan alcanza.
Ahora les toca al sector estatal, los burócratas del gobierno, poner su granito de arena. Se espera que presenten sus números este miércoles. Lo único que queda es cruzar los dedos y esperar que no se inventen algún cuento raro pa' justificar un aumento ridículo. Porque vaya que necesitamos un buen empujón, la cosa está dura y los precios subiendo a toda velocidad. ¿Quién anda ganando ahí, diay?
La Uccaep, esos representantes de los empresarios, defendieron su propuesta con uñas y dientes diciendo que tienen en cuenta el costo de la vida y cómo le va al país económicamente. “Protección del empleo formal, reactivación económica…”, dicen ellos. Suena bonito, pero a veces uno se pregunta si realmente piensan en el bolsillo del trabajador o solo en llenar el suyo.
Para refrescarles la memoria a algunos, el año pasado el aumento fue de un 2,37%. Unos ¢2.370 más al mes por cada ¢100.000 que se gana. No es millonario, pero ayuda a llegar a fin de mes sin comer solo frijoles con arroz. Con la inflación que hay, eso se esfuma rapidísimo. Como agua entre las manos, pura pena.
La verdad, uno ya está cansado de este circo anual. Siempre la misma pelea, los mismos argumentos, y al final, un arreglo mediocre que no beneficia a nadie en realidad. Al final, parece que estamos atrapados en un brete económico donde los pobres siguen siendo pobres y los ricos… bueno, siguen siendo ricos.
Y ojo, porque este aumento que decidan en los próximos días va a estar vigente desde el 1 de enero del 2026. Así que, si no mejora mucho, nos tocará seguir apretándole el cinturón. ¡Qué sal! Ya uno no sabe si reírse o llorarse. La economía está dando tumbos y nosotros aquí batallando por unos cuantos colones extra.
En fin, señores lectores, la pregunta del millón: ¿creen que el Consejo Nacional de Salarios dará un golpe de timón y aumentará el salario mínimo de forma justa, o nos seguiremos lamentando mientras los políticos se llenan los bolsillos? Dejen sus opiniones en el foro, queremos saber qué piensa la gente de esto. ¡Vamos a darle!
Y como siempre, la cosa se puso interesante desde el principio. El lado laboral, los sindicatos que representan a la gente que trabaja duro, plantearon un aumento del 2,63%. Imagínate, casi tres puntos porcentuales. Eso sí que pega, chunche. Pero claro, los patrones, los dueños de las empresas, vinieron con la propuesta más conservadora: apenas un 1,63%, un cambio minúsculo que ni para comprar un pan alcanza.
Ahora les toca al sector estatal, los burócratas del gobierno, poner su granito de arena. Se espera que presenten sus números este miércoles. Lo único que queda es cruzar los dedos y esperar que no se inventen algún cuento raro pa' justificar un aumento ridículo. Porque vaya que necesitamos un buen empujón, la cosa está dura y los precios subiendo a toda velocidad. ¿Quién anda ganando ahí, diay?
La Uccaep, esos representantes de los empresarios, defendieron su propuesta con uñas y dientes diciendo que tienen en cuenta el costo de la vida y cómo le va al país económicamente. “Protección del empleo formal, reactivación económica…”, dicen ellos. Suena bonito, pero a veces uno se pregunta si realmente piensan en el bolsillo del trabajador o solo en llenar el suyo.
Para refrescarles la memoria a algunos, el año pasado el aumento fue de un 2,37%. Unos ¢2.370 más al mes por cada ¢100.000 que se gana. No es millonario, pero ayuda a llegar a fin de mes sin comer solo frijoles con arroz. Con la inflación que hay, eso se esfuma rapidísimo. Como agua entre las manos, pura pena.
La verdad, uno ya está cansado de este circo anual. Siempre la misma pelea, los mismos argumentos, y al final, un arreglo mediocre que no beneficia a nadie en realidad. Al final, parece que estamos atrapados en un brete económico donde los pobres siguen siendo pobres y los ricos… bueno, siguen siendo ricos.
Y ojo, porque este aumento que decidan en los próximos días va a estar vigente desde el 1 de enero del 2026. Así que, si no mejora mucho, nos tocará seguir apretándole el cinturón. ¡Qué sal! Ya uno no sabe si reírse o llorarse. La economía está dando tumbos y nosotros aquí batallando por unos cuantos colones extra.
En fin, señores lectores, la pregunta del millón: ¿creen que el Consejo Nacional de Salarios dará un golpe de timón y aumentará el salario mínimo de forma justa, o nos seguiremos lamentando mientras los políticos se llenan los bolsillos? Dejen sus opiniones en el foro, queremos saber qué piensa la gente de esto. ¡Vamos a darle!