¡Ay, Dios mío, qué vaina! La Asamblea Legislativa anda otra vez enredándose con el tema del fuero del Presidente Chaves. Parece que esto nunca termina, ¿verdad, compas? Ya es la segunda vez este año que los diputados tienen que decidir si lo dejan ir o si lo meten en el banquillo de los acusados por presunta beligerancia política. Esto pinta pa' un buen mamotreto.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) le puso el turbo al asunto, mandándole la solicitud formal a la Asamblea para quitarle el fuero. Dicen que todo esto viene por unas denuncias que agarraron vuelo, casi 24 en total, hechas por diputados hartos, grupos políticos encendidos y ciudadanos que ya no aguantan más. ¡Imagínate la bronca!
Para que les quede clarito, pa’ levantarle el fuero necesita 38 votos en el Plenario. Si logran esa cifra mágica, el caso pasa al TSE para que estos definan si el Presidente se pasó de la raya con la neutralidad política. Pues sí, según la ley, un jerarca público no puede andar metiéndose en movidas partidistas mientras está en el poder. ¡Eso es pan comido, mae!
En el Congreso, la cosa quedó medio turbia. Algunos dicen que van a analizarlo con calma y objetividad, otros ya están tomando posición. Don Óscar Izquierdo, del PLN, se mostró firme diciendo que todo debe hacerse con legalidad y transparencia. “Este proceso es esperado por ley”, soltó, “y debemos hacerlo bien, con todo respeto”. Él cree que los denunciantes hicieron lo correcto, defendiendo la función pública y las reglas del juego.
Pero no todo mundo piensa igual. El diputado Pacheco, del PUSC, dice que van a seguir el mismo protocolo de siempre, con comisiones y debates. Gilberto Campos, del PLP, advierte que este caso es diferente porque las consecuencias podrían ser fuertes, desde perder la credencial hasta quedar inhabilitado para ejercer cargos públicos. ¡Un buen susto para el Presidente!
Rocío Alfaro, del Frente Amplio, tampoco se andaba con rodeos: “Es importantísimo entender que la beligerancia tiene que ver con usar la plata de todos nosotros para favorecer causas particulares…partidarias, vamos”. Fabricio Alvarado, de Nueva República, prometió un análisis detallado y calmado, evitando “revanchismos políticos”. Uff, qué panorama…
Y luego aparece la fracción oficialista, encabezada por la diputada Cisneros, echando humo. Ella cuestiona las motivaciones de las denuncias y afirma que todo esto es un golpe institucional disfrazado. Se puso a mencionar a los denunciantes, nombres propios, como si fuera a demostrar que todo es una conspiración. “¿Será pura casualidad?”, se preguntó. ¡Uy, ahí huele a guarumo!
Ahora la Asamblea tiene que formar una comisión especial para revisar el papeleo del TSE y hacer un informe al Plenario. Ahí es donde se va a definir si el Presidente pierde o no el fuero. De aprobarse, el caso irá al TSE, y ahí ya no hay vuelta atrás: se determinará si cometió alguna falta y cuál será la pena. Con todo este rollo, ¿ustedes creen que la Asamblea realmente hará justicia o simplemente jugará a intereses políticos? Dígame, ¿hasta dónde llegará este chuquino?
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) le puso el turbo al asunto, mandándole la solicitud formal a la Asamblea para quitarle el fuero. Dicen que todo esto viene por unas denuncias que agarraron vuelo, casi 24 en total, hechas por diputados hartos, grupos políticos encendidos y ciudadanos que ya no aguantan más. ¡Imagínate la bronca!
Para que les quede clarito, pa’ levantarle el fuero necesita 38 votos en el Plenario. Si logran esa cifra mágica, el caso pasa al TSE para que estos definan si el Presidente se pasó de la raya con la neutralidad política. Pues sí, según la ley, un jerarca público no puede andar metiéndose en movidas partidistas mientras está en el poder. ¡Eso es pan comido, mae!
En el Congreso, la cosa quedó medio turbia. Algunos dicen que van a analizarlo con calma y objetividad, otros ya están tomando posición. Don Óscar Izquierdo, del PLN, se mostró firme diciendo que todo debe hacerse con legalidad y transparencia. “Este proceso es esperado por ley”, soltó, “y debemos hacerlo bien, con todo respeto”. Él cree que los denunciantes hicieron lo correcto, defendiendo la función pública y las reglas del juego.
Pero no todo mundo piensa igual. El diputado Pacheco, del PUSC, dice que van a seguir el mismo protocolo de siempre, con comisiones y debates. Gilberto Campos, del PLP, advierte que este caso es diferente porque las consecuencias podrían ser fuertes, desde perder la credencial hasta quedar inhabilitado para ejercer cargos públicos. ¡Un buen susto para el Presidente!
Rocío Alfaro, del Frente Amplio, tampoco se andaba con rodeos: “Es importantísimo entender que la beligerancia tiene que ver con usar la plata de todos nosotros para favorecer causas particulares…partidarias, vamos”. Fabricio Alvarado, de Nueva República, prometió un análisis detallado y calmado, evitando “revanchismos políticos”. Uff, qué panorama…
Y luego aparece la fracción oficialista, encabezada por la diputada Cisneros, echando humo. Ella cuestiona las motivaciones de las denuncias y afirma que todo esto es un golpe institucional disfrazado. Se puso a mencionar a los denunciantes, nombres propios, como si fuera a demostrar que todo es una conspiración. “¿Será pura casualidad?”, se preguntó. ¡Uy, ahí huele a guarumo!
Ahora la Asamblea tiene que formar una comisión especial para revisar el papeleo del TSE y hacer un informe al Plenario. Ahí es donde se va a definir si el Presidente pierde o no el fuero. De aprobarse, el caso irá al TSE, y ahí ya no hay vuelta atrás: se determinará si cometió alguna falta y cuál será la pena. Con todo este rollo, ¿ustedes creen que la Asamblea realmente hará justicia o simplemente jugará a intereses políticos? Dígame, ¿hasta dónde llegará este chuquino?
