¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con los cambios en el sistema. Esta vez le toca al Banco Central tumbarle mano a cómo hacemos nuestras compras por internet. Resulta que quieren modificar algunas reglas del juego para proteger nuestros aguacates digitales, pero algunos ya andan pensando si esto no será otro despache para complicarnos la vida.
Según el BCCR, las compras online van viento en popa, representando ya casi el 20% de todas las transacciones en el país. Eso quiere decir que somos cada día más los que preferimos hacer nuestras compras desde la comodidad del sofá, sin tener que lidiar con el tráfico infernal ni las filas largas. Pero también significa que somos más blancos fáciles para los estafadores, y ahí es donde entra en juego este nuevo intento de regularización.
La idea es implementar el famoso “EMV SRC”, que suena a chino, pero básicamente implica que las tarjetas virtuales que usamos en apps tipo billeteras digitales tengan un código único para cada compra, como si fuera un chunche personal que cambia cada vez que pagamos. Así, aunque alguien logre robar la información de nuestra tarjeta, no podría usarla porque el código sería diferente. Suena chiva, ¿verdad?
Además, ahora los bancos tendrán que pedirnos que confirmemos cada compra con nuestro huella o cara, o incluso con un pin secreto que solo nosotros sabemos. Ya sé lo que estás pensando: ¡qué lata! Pero dicen que es para evitar que hagan compras a nombre nuestro si la tarjeta cae en malas manos. Y ojo, que te notifican por mensaje o email cada vez que actives una billetera o pongas un límite, pa' que estés al tanto si algún chorizo anda metiendo pata.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, varon. El BCCR también quiere que nos eduquen en cómo usar estas nuevas tecnologías, y eso significa que tendremos que dedicarle tiempo y paciencia. Y si una compra supera cierto límite, te la pueden rechazar automáticamente, lo cual puede ser un problema si necesitas comprar algo urgente. Imagínate estar ahí, listo para afincar esa Vara súper importante, y de repente te sale un “rechazado”. ¡Un despiche!
Y aquí viene lo interesante: si una transacción se hace fraudulenta y no siguieron los protocolos, el banco tendrá que asumir la pérdida. Si eres comerciante y usas un servicio de pago que no cumple con los estándares, tú mismo te comes el chayote. Esto, de entrada, parece darle un empujón a las empresas para que inviertan en seguridad y adopten estas nuevas medidas. Claro, siempre y cuando les quede rentable, diay.
Todo esto debería estar implementado antes de 2026, pero todavía queda mucho camino por recorrer. El BCCR ya envió la propuesta a todos los involucrados, desde el presidente Roger Madrigal hasta gigantes como Mastercard y Visa, esperando sus opiniones. Ahora, el balón está en la cancha del Ministerio de Economía para que le den su visto bueno. Vamos a ver si esto resulta ser una vara buena para protegernos del fraude o un brete más para aguantar.
Ahora dime, compa: ¿crees que estas medidas realmente nos harán más seguros al comprar online, o simplemente serán otra capa de burocracia que nos complique la existencia? ¡Déjanos tus comentarios abajo y cuéntanos qué piensas de esta movida del BCCR!
Según el BCCR, las compras online van viento en popa, representando ya casi el 20% de todas las transacciones en el país. Eso quiere decir que somos cada día más los que preferimos hacer nuestras compras desde la comodidad del sofá, sin tener que lidiar con el tráfico infernal ni las filas largas. Pero también significa que somos más blancos fáciles para los estafadores, y ahí es donde entra en juego este nuevo intento de regularización.
La idea es implementar el famoso “EMV SRC”, que suena a chino, pero básicamente implica que las tarjetas virtuales que usamos en apps tipo billeteras digitales tengan un código único para cada compra, como si fuera un chunche personal que cambia cada vez que pagamos. Así, aunque alguien logre robar la información de nuestra tarjeta, no podría usarla porque el código sería diferente. Suena chiva, ¿verdad?
Además, ahora los bancos tendrán que pedirnos que confirmemos cada compra con nuestro huella o cara, o incluso con un pin secreto que solo nosotros sabemos. Ya sé lo que estás pensando: ¡qué lata! Pero dicen que es para evitar que hagan compras a nombre nuestro si la tarjeta cae en malas manos. Y ojo, que te notifican por mensaje o email cada vez que actives una billetera o pongas un límite, pa' que estés al tanto si algún chorizo anda metiendo pata.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, varon. El BCCR también quiere que nos eduquen en cómo usar estas nuevas tecnologías, y eso significa que tendremos que dedicarle tiempo y paciencia. Y si una compra supera cierto límite, te la pueden rechazar automáticamente, lo cual puede ser un problema si necesitas comprar algo urgente. Imagínate estar ahí, listo para afincar esa Vara súper importante, y de repente te sale un “rechazado”. ¡Un despiche!
Y aquí viene lo interesante: si una transacción se hace fraudulenta y no siguieron los protocolos, el banco tendrá que asumir la pérdida. Si eres comerciante y usas un servicio de pago que no cumple con los estándares, tú mismo te comes el chayote. Esto, de entrada, parece darle un empujón a las empresas para que inviertan en seguridad y adopten estas nuevas medidas. Claro, siempre y cuando les quede rentable, diay.
Todo esto debería estar implementado antes de 2026, pero todavía queda mucho camino por recorrer. El BCCR ya envió la propuesta a todos los involucrados, desde el presidente Roger Madrigal hasta gigantes como Mastercard y Visa, esperando sus opiniones. Ahora, el balón está en la cancha del Ministerio de Economía para que le den su visto bueno. Vamos a ver si esto resulta ser una vara buena para protegernos del fraude o un brete más para aguantar.
Ahora dime, compa: ¿crees que estas medidas realmente nos harán más seguros al comprar online, o simplemente serán otra capa de burocracia que nos complique la existencia? ¡Déjanos tus comentarios abajo y cuéntanos qué piensas de esta movida del BCCR!