¡Ay, Dios mío! Parece mentira, pero sí señor, más de cuatro mil vecinos de Goicoechea ahora pueden respirar tranquilos sabiendo que tienen agua potable, y eso, en estos tiempos, es un brete considerable. Gracias a unos sistemas de captación de lluvia que le metieron los de Coca-Cola, varios rincones del cantón ahora están bien rifados en cuanto a este recurso vital.
La movida, que salió adelante gracias a una inversión importante, beneficia a cinco lugares clave: la Cruz Roja Costarricense, el Jardín de Niños Flora Chacón, el Parque Centenario, la Escuela Municipal de Música y la Escuela Doctor Ferraz. Imagínate la diferencia esto hace, especialmente en esos colegios, donde a veces se han visto situaciones bastante apretadas por la falta de agua. ¡Un alivio!
Estos sistemas no son cositas pequeñas, no. En el Parque Centenario, hay un tanque gigantesco de cinco mil litros que promete mantener las actividades siempre hidratadas. En la Cruz Roja, pusieron dos torres de seis cientos litros cada una, listas para atender cualquier emergencia. Las escuelas, por su parte, recibieron depósitos que andan entre mil y cinco mil litros, dependiendo de lo que necesiten. ¡Qué buena vara!
Pero no solo se trata de meterle tanques al lote, ¿eh? También les dieron unas buenas capacitaciones para que aprendan cómo cuidar y administrar estos sistemas. Les enseñaron cómo hacer un plan de sostenibilidad para que no se les acabe el agua ni se les oxide todo el sistema. Es que si no aprenden a cuidarlo, luego nos vamos a ir al traste con toda esta inversión, y eso nadie quiere verlo.
Según los encargados de Coca-Cola FEMSA – ahí anda Jerri Liu diciendo que ellos quieren crear un futuro donde todos tengan acceso a agua de calidad – , esta iniciativa va acorde con sus compromisos sociales. Dicen que el agua no es solo para beberla, sino que también es clave para nuestra salud y bienestar. Claro, claro... ¡pero hay que reconocer que hicieron un buen trabajo!
Y hablando de trabajo, el proyecto se basa en tres pilares fundamentales: primero, concienciar a la comunidad sobre la importancia de ahorrar agua; segundo, darle las herramientas necesarias para que puedan gestionar los sistemas; y tercero, unir fuerzas para optimizar los recursos. Porque, díganlo conmigo, unidos somos más fuertes… y con más agua.
Este es un avance significativo, sin lugar a dudas. En un país donde la sequía ha sido un problema recurrente, encontrar soluciones innovadoras como estas es crucial. Ver a escuelas y centros comunitarios aprovechando el agua de lluvia es inspirador y nos da esperanzas de que podemos enfrentar el cambio climático de forma más resiliente. Realmente, qué chiva la iniciativa, aunque todavía queda mucho por hacer.
Ahora dime, mi pana: ¿crees que iniciativas como esta deberían replicarse en otros cantones del país o es mejor enfocarnos en otras soluciones para garantizar el acceso al agua potable? ¿Será que estamos poniendo suficiente empeño en educar a nuestros niños sobre la importancia de cuidar este recurso?
La movida, que salió adelante gracias a una inversión importante, beneficia a cinco lugares clave: la Cruz Roja Costarricense, el Jardín de Niños Flora Chacón, el Parque Centenario, la Escuela Municipal de Música y la Escuela Doctor Ferraz. Imagínate la diferencia esto hace, especialmente en esos colegios, donde a veces se han visto situaciones bastante apretadas por la falta de agua. ¡Un alivio!
Estos sistemas no son cositas pequeñas, no. En el Parque Centenario, hay un tanque gigantesco de cinco mil litros que promete mantener las actividades siempre hidratadas. En la Cruz Roja, pusieron dos torres de seis cientos litros cada una, listas para atender cualquier emergencia. Las escuelas, por su parte, recibieron depósitos que andan entre mil y cinco mil litros, dependiendo de lo que necesiten. ¡Qué buena vara!
Pero no solo se trata de meterle tanques al lote, ¿eh? También les dieron unas buenas capacitaciones para que aprendan cómo cuidar y administrar estos sistemas. Les enseñaron cómo hacer un plan de sostenibilidad para que no se les acabe el agua ni se les oxide todo el sistema. Es que si no aprenden a cuidarlo, luego nos vamos a ir al traste con toda esta inversión, y eso nadie quiere verlo.
Según los encargados de Coca-Cola FEMSA – ahí anda Jerri Liu diciendo que ellos quieren crear un futuro donde todos tengan acceso a agua de calidad – , esta iniciativa va acorde con sus compromisos sociales. Dicen que el agua no es solo para beberla, sino que también es clave para nuestra salud y bienestar. Claro, claro... ¡pero hay que reconocer que hicieron un buen trabajo!
Y hablando de trabajo, el proyecto se basa en tres pilares fundamentales: primero, concienciar a la comunidad sobre la importancia de ahorrar agua; segundo, darle las herramientas necesarias para que puedan gestionar los sistemas; y tercero, unir fuerzas para optimizar los recursos. Porque, díganlo conmigo, unidos somos más fuertes… y con más agua.
Este es un avance significativo, sin lugar a dudas. En un país donde la sequía ha sido un problema recurrente, encontrar soluciones innovadoras como estas es crucial. Ver a escuelas y centros comunitarios aprovechando el agua de lluvia es inspirador y nos da esperanzas de que podemos enfrentar el cambio climático de forma más resiliente. Realmente, qué chiva la iniciativa, aunque todavía queda mucho por hacer.
Ahora dime, mi pana: ¿crees que iniciativas como esta deberían replicarse en otros cantones del país o es mejor enfocarnos en otras soluciones para garantizar el acceso al agua potable? ¿Será que estamos poniendo suficiente empeño en educar a nuestros niños sobre la importancia de cuidar este recurso?