¡Aguántense, chinos! Después de años de bretes, atascos y promesas incumplidas, el Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) finalmente habilitó los 104 kilómetros del tramo Río Frío – Limón de la Ruta 32 con cuatro carriles. Sí, ya sé, suena demasiado bueno para ser verdad, pero parece que esta vez sí le dieron. Por fin podemos dejar atrás esos días de sudor frío tratando de llegar a Limón, evitando camiones mordedores y buses desesperados.
Para los que andaban desconectados, la historia de esta ruta ha sido un verdadero fiestón de problemas. Desde retrasos constantes, cambios de contratistas hasta denuncias de corrupción que nos dejaron más que raspados. El proyecto se estiró tanto que algunos pensábamos que nunca lo veríamos terminado. Era una vara que nos tenía a todos en ascuas, especialmente para quienes dependemos de esta ruta para trabajar, visitar familiares o simplemente disfrutar de las playas caribeñas.
Ahora, la idea es que tendremos dos carriles por dirección, separados por barreras que, dicen, harán el viaje más seguro. Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. Hay siete zonas de convergencia donde todavía habrá que andar con cuidado, atentos a los cruces, desvíos y esas maniobras de última hora que nos tienen acostumbrados en nuestras carreteras. Ronny Sánchez, el gerente de la Unidad Ejecutora, nos asegura que están trabajando duro, pero que todavía les quedan cositas por hacer, como cordones de caño, drenajes y la baranda central. Eso significa que el trabajo no termina aquí, ni mucho menos.
Y hablando de trabajo pendiente, Sánchez también nos advierte que, aunque la carretera esté abierta, todavía hay restricciones. Dicen que desde enero retoman los trabajos de construcción, lo cual implica más cierres parciales y posibles demoras. Entonces, ¿será este un respiro temporal o realmente vamos a tener una mejora significativa en el transporte hacia la costa Caribe? Bueno, eso lo veremos con el tiempo, ¿verdad?
Pero no todo es negativo. Las autoridades nos piden, con la mano en el corazón, que circulemos con precaución. “Respeten los límites de velocidad, la señalización y la demarcación vial” nos repiten. Ya saben, no vayan a hacerse unos sustos innecesarios ni a meterse en problemas con el tránsito. Y prestarle mucha atención a esas zonas de convergencia temporales, porque ahí pueden pasar cosas feas si uno anda distraído pensando en qué comer una vez llegue a Puerto Viejo.
Esas zonas de convergencia, por cierto, están ubicadas estratégicamente en varios puntos clave: Jiménez (Guápiles), La Perla (Guácimo), El Mangal (Siquirres), Batán (Matina), Zent (Matina), Búfalo (Limón) y también en Pocora de Guácimo, donde pusieron un cruce peatonal. Así que ya saben, fíjense bien dónde están esas ventanas para poder moverse con seguridad. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela.
Más allá de la habilitación de la Ruta 32, recordemos que nuestro país sigue enfrentando desafíos importantes en materia de infraestructura y transporte. Atascos, carreteras en mal estado, proyectos inconclusos… la lista es larga. Necesitamos soluciones a largo plazo que no sean solo parches temporales, sino inversiones sostenibles que mejoren la calidad de vida de todos los costarricenses. Porque viajar debería ser una experiencia placentera, no un calvario que te quite las ganas de salir de casa. ¿No les parece?
En fin, ahora que tenemos la Ruta 32 a cuatro carriles funcionando (más o menos), me pregunto: ¿realmente esta habilitación marcará una diferencia tangible en nuestros viajes al Caribe, o será solo otro espejismo en medio de tantos problemas viales que arrastramos como país? ¿Creen que el gobierno tomará medidas concretas para solucionar las deficiencias restantes y garantizar un flujo vehicular eficiente y seguro a largo plazo, o volveremos a la misma rutina de promesas rotas y proyectos a medias? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes, mis queridos compañeros de camino.
Para los que andaban desconectados, la historia de esta ruta ha sido un verdadero fiestón de problemas. Desde retrasos constantes, cambios de contratistas hasta denuncias de corrupción que nos dejaron más que raspados. El proyecto se estiró tanto que algunos pensábamos que nunca lo veríamos terminado. Era una vara que nos tenía a todos en ascuas, especialmente para quienes dependemos de esta ruta para trabajar, visitar familiares o simplemente disfrutar de las playas caribeñas.
Ahora, la idea es que tendremos dos carriles por dirección, separados por barreras que, dicen, harán el viaje más seguro. Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. Hay siete zonas de convergencia donde todavía habrá que andar con cuidado, atentos a los cruces, desvíos y esas maniobras de última hora que nos tienen acostumbrados en nuestras carreteras. Ronny Sánchez, el gerente de la Unidad Ejecutora, nos asegura que están trabajando duro, pero que todavía les quedan cositas por hacer, como cordones de caño, drenajes y la baranda central. Eso significa que el trabajo no termina aquí, ni mucho menos.
Y hablando de trabajo pendiente, Sánchez también nos advierte que, aunque la carretera esté abierta, todavía hay restricciones. Dicen que desde enero retoman los trabajos de construcción, lo cual implica más cierres parciales y posibles demoras. Entonces, ¿será este un respiro temporal o realmente vamos a tener una mejora significativa en el transporte hacia la costa Caribe? Bueno, eso lo veremos con el tiempo, ¿verdad?
Pero no todo es negativo. Las autoridades nos piden, con la mano en el corazón, que circulemos con precaución. “Respeten los límites de velocidad, la señalización y la demarcación vial” nos repiten. Ya saben, no vayan a hacerse unos sustos innecesarios ni a meterse en problemas con el tránsito. Y prestarle mucha atención a esas zonas de convergencia temporales, porque ahí pueden pasar cosas feas si uno anda distraído pensando en qué comer una vez llegue a Puerto Viejo.
Esas zonas de convergencia, por cierto, están ubicadas estratégicamente en varios puntos clave: Jiménez (Guápiles), La Perla (Guácimo), El Mangal (Siquirres), Batán (Matina), Zent (Matina), Búfalo (Limón) y también en Pocora de Guácimo, donde pusieron un cruce peatonal. Así que ya saben, fíjense bien dónde están esas ventanas para poder moverse con seguridad. Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela.
Más allá de la habilitación de la Ruta 32, recordemos que nuestro país sigue enfrentando desafíos importantes en materia de infraestructura y transporte. Atascos, carreteras en mal estado, proyectos inconclusos… la lista es larga. Necesitamos soluciones a largo plazo que no sean solo parches temporales, sino inversiones sostenibles que mejoren la calidad de vida de todos los costarricenses. Porque viajar debería ser una experiencia placentera, no un calvario que te quite las ganas de salir de casa. ¿No les parece?
En fin, ahora que tenemos la Ruta 32 a cuatro carriles funcionando (más o menos), me pregunto: ¿realmente esta habilitación marcará una diferencia tangible en nuestros viajes al Caribe, o será solo otro espejismo en medio de tantos problemas viales que arrastramos como país? ¿Creen que el gobierno tomará medidas concretas para solucionar las deficiencias restantes y garantizar un flujo vehicular eficiente y seguro a largo plazo, o volveremos a la misma rutina de promesas rotas y proyectos a medias? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes, mis queridos compañeros de camino.
