¡Ay, Dios mío, qué vaina! La Caja de Ande anda hecha un maje, parece que andan patinando en hielo. Resulta que la directiva, luego de un año entero de bronca y líos, soltó la bomba: el ambiente dentro de la institución ha sido un verdadero calvario, tanto que ya ni saben si todo esto es por egoísmo, prepotencia o simplemente alguien pensando más en sí mismo que en el bienestar de los educadores.
Todo empezó con la elección de Dixie Campos Salazar como presidenta, pero vaya si ha generado polémicas. No solo los directivos que protestaron en la juramentación están furiosos, sino que hasta María Magdalena Cano Valle, la vocal suplente, anda sacudida. Parece que la sesión de la junta directiva del primero de octubre fue una catarsis de reclamos, donde se admitió que la comunicación entre los miembros ha sido pésima, afectando el desarrollo de la caja.
Y ahí no termina la telenovela, porque según varios miembros, el problema no es solo la falta de comunicación, sino que algunos creen que la presidencia de Campos Salazar es un asunto personal, cuando debería ser un servicio a la comunidad educativa. ¡Imagínate!, ponerle sabor personal a algo que debería ser para beneficio de todos. Dicen que no se ha logrado una comunicación sana entre los gremios, y que la cosa está tan fea que nadie sabe bien qué está pasando realmente.
Pero lo más grave es que la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) ya había advertido, apenas unos días antes, que Campos Salazar no cumplía con los requisitos para ocupar el puesto. El informe es contundente: carece de la experiencia necesaria. Esto llevó a la Sugef a bajar la calificación de la caja de Normalidad I a Irregularidad I, demostrando que algo anda seriamente mal en la gestión.
Todo empezó con la elección de Dixie Campos Salazar como presidenta, pero vaya si ha generado polémicas. No solo los directivos que protestaron en la juramentación están furiosos, sino que hasta María Magdalena Cano Valle, la vocal suplente, anda sacudida. Parece que la sesión de la junta directiva del primero de octubre fue una catarsis de reclamos, donde se admitió que la comunicación entre los miembros ha sido pésima, afectando el desarrollo de la caja.
Y ahí no termina la telenovela, porque según varios miembros, el problema no es solo la falta de comunicación, sino que algunos creen que la presidencia de Campos Salazar es un asunto personal, cuando debería ser un servicio a la comunidad educativa. ¡Imagínate!, ponerle sabor personal a algo que debería ser para beneficio de todos. Dicen que no se ha logrado una comunicación sana entre los gremios, y que la cosa está tan fea que nadie sabe bien qué está pasando realmente.
Pero lo más grave es que la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) ya había advertido, apenas unos días antes, que Campos Salazar no cumplía con los requisitos para ocupar el puesto. El informe es contundente: carece de la experiencia necesaria. Esto llevó a la Sugef a bajar la calificación de la caja de Normalidad I a Irregularidad I, demostrando que algo anda seriamente mal en la gestión.