¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que Mónica Taylor, la presidenta ejecutiva de la CCSS, se anda echando unos lujos considerables mientras los hospitales andan que dan risa, colapsados y con listas de espera que parecen interminables. Y no nos vamos a sorprender, porque estamos hablando de un buen fajardo de dinero público:
Según nos enteramos, la señora Taylor se rodea de cinco asesores y un chofer personal, y la junta de esos sueldos supera los quince millones de colones al mes. ¡Quince millones! Eso es más que lo que muchos trabajadores reciben en un año, diay. Lo peor es que este brete se da justo cuando la atención médica pública está hecha trizas.
El que manda más dinero es Laura María Ávila, jefa de despacho, con un sueldo de casi cuatro millones de colones. Ávila entró a sustituir a Marta Esquivel cuando la suspendieron por el tinglado del Barrenador, y luego se fue. Pero bueno, parece que tener pasado por la presidencia ejecuta te da derecho a seguir embolsándose buenos honorarios. Andrea Alvarado y Angeline Badilla, también asesoras, se llevan casi tres millones cada una, mientras que Deily Gallo recibe dos millones y medio y Eugenio Guevara, un millón y ochocientos noventa y cinco mil colones. Sumándole el chofer, Guillermo Álvarez Guasch, con sus casi ochocientos mil colones, ¡el cálculo llega a casi catorce millones solo en asesores!
Lo más curioso de todo es que la selección de estas personas se hace directamente y de forma discrecional por la propia presidenta ejecutiva. Puede escoger gente de dentro o de fuera de la CCSS. ¡Como si estuviera armando un equipo de fútbol, pero con el dinero de nuestros impuestos! Una vara más, pensando que ya sabemos cómo anda la cosa en la Caja.
Y ni hablar de las polémicas que han rodado alrededor de Taylor. Recordemos el viaje de trece mil dólares a Malasia para “posicionar” a la CCSS. ¡Un viaje de lujo con todos los gastos pagados por nosotros! Y ahí, encima, llevando a Juan Carlos Esquivel, del Cendeiss. Qué pena ajena, porque precisamente el Cendeiss es criticado constantemente por sus altos costos y poca utilidad.
Pero lo más grave es la falta de conocimiento que ha demostrado Taylor en varias comisiones investigadoras. Le preguntaron cuántos especialistas faltaban en la CCSS para mejorar el servicio, y ni siquiera sabía responder. ¡Ni siquiera tenía el dato! También le preguntaron cuánto cuesta formar a un médico especialista y otra vez, silencio absoluto. Da la impresión de que la señora Taylor está más preocupada por sus propios asuntos que por el bienestar de los asegurados. Un despache tremendo.
La diputada Barquero lo puso bien claro: en momentos de crisis como los que vive la salud pública, necesitamos gente que sepa a qué va, que esté metida de lleno en los problemas y que tenga soluciones. No necesitamos a alguien que diga que no tiene los datos y que prefiera pedir un receso para consultar con los gerentes. ¡Ya basta de irse al traste el sistema de salud por culpa de decisiones políticas y personales!
Así que aquí les dejo la pregunta para pensar: ¿Cree usted que la alta remuneración de los asesores de la presidenta de la CCSS es justificable, considerando la precaria situación de la atención médica pública en nuestro país? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa mi pura gente!
Según nos enteramos, la señora Taylor se rodea de cinco asesores y un chofer personal, y la junta de esos sueldos supera los quince millones de colones al mes. ¡Quince millones! Eso es más que lo que muchos trabajadores reciben en un año, diay. Lo peor es que este brete se da justo cuando la atención médica pública está hecha trizas.
El que manda más dinero es Laura María Ávila, jefa de despacho, con un sueldo de casi cuatro millones de colones. Ávila entró a sustituir a Marta Esquivel cuando la suspendieron por el tinglado del Barrenador, y luego se fue. Pero bueno, parece que tener pasado por la presidencia ejecuta te da derecho a seguir embolsándose buenos honorarios. Andrea Alvarado y Angeline Badilla, también asesoras, se llevan casi tres millones cada una, mientras que Deily Gallo recibe dos millones y medio y Eugenio Guevara, un millón y ochocientos noventa y cinco mil colones. Sumándole el chofer, Guillermo Álvarez Guasch, con sus casi ochocientos mil colones, ¡el cálculo llega a casi catorce millones solo en asesores!
Lo más curioso de todo es que la selección de estas personas se hace directamente y de forma discrecional por la propia presidenta ejecutiva. Puede escoger gente de dentro o de fuera de la CCSS. ¡Como si estuviera armando un equipo de fútbol, pero con el dinero de nuestros impuestos! Una vara más, pensando que ya sabemos cómo anda la cosa en la Caja.
Y ni hablar de las polémicas que han rodado alrededor de Taylor. Recordemos el viaje de trece mil dólares a Malasia para “posicionar” a la CCSS. ¡Un viaje de lujo con todos los gastos pagados por nosotros! Y ahí, encima, llevando a Juan Carlos Esquivel, del Cendeiss. Qué pena ajena, porque precisamente el Cendeiss es criticado constantemente por sus altos costos y poca utilidad.
Pero lo más grave es la falta de conocimiento que ha demostrado Taylor en varias comisiones investigadoras. Le preguntaron cuántos especialistas faltaban en la CCSS para mejorar el servicio, y ni siquiera sabía responder. ¡Ni siquiera tenía el dato! También le preguntaron cuánto cuesta formar a un médico especialista y otra vez, silencio absoluto. Da la impresión de que la señora Taylor está más preocupada por sus propios asuntos que por el bienestar de los asegurados. Un despache tremendo.
La diputada Barquero lo puso bien claro: en momentos de crisis como los que vive la salud pública, necesitamos gente que sepa a qué va, que esté metida de lleno en los problemas y que tenga soluciones. No necesitamos a alguien que diga que no tiene los datos y que prefiera pedir un receso para consultar con los gerentes. ¡Ya basta de irse al traste el sistema de salud por culpa de decisiones políticas y personales!
Así que aquí les dejo la pregunta para pensar: ¿Cree usted que la alta remuneración de los asesores de la presidenta de la CCSS es justificable, considerando la precaria situación de la atención médica pública en nuestro país? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa mi pura gente!
