¡Ay, Dios mío! Se armó un buen jale ahí en la Asamblea. Los arroceros, esos mae que nos dan el arroz con pollo, decidieron quedarse toda la noche afuera del Congreso, protestando contra el Gobierno. Imagínate la escena: tiendas de campaña, gente durmiendo bajo las estrellas... ¡Parecía campamento escolar, pero con más reclamos!
Todo esto viene de allá bien atrás, cuando se empezó a hablar de la “Ruta del Arroz”, que prometía modernizar la producción y hacerla más competitiva. Pero parece que a muchos arroceros les dejó más sabor a palo que otra cosa. Dicen que ahora casi el 80% del arroz que comemos acá es importado, y eso le pega duro a la producción nacional. Es decir, estamos dependiendo de otros países para tener nuestro gallito con arroz.
El diputado Ariel Robles, del Frente Amplio, fue quien dio la primicia por sus redes sociales. Subió un video donde se veía a los arroceros instalando sus chinchorros y calentándose unas gaseosas. Él mismo dijo que salió a acompañarlos, mostrando su apoyo a la iniciativa del Fonarroz, que busca darle una mano a estos productores.
Y ni qué decir de las declaraciones del diputado: "Defender a los productores es defender la soberanía". ¡Digo, que sí! Porque si no apoyamos lo nuestro, ¿qué vamos a comer? ¿Solo comida rápida extranjera? No, mi pana, eso no va con nosotros. Esta gente está luchando por mantener viva la tradición agrícola de Costa Rica y por garantizar que podamos seguir disfrutando de un plato de arroz caliente.
La manifestación comenzó temprano en la mañana, con pancartas y cánticos buscando que se apruebe el Fonarroz. Hay señoras, hombres mayores, familias enteras… ¡gente que está poniendo el corazón en esta causa! Es admirable ver esa perseverancia, esa fe en que las cosas pueden mejorar. Claro que no es fácil, porque el gobierno no precisamente anda de brazos cruzados.
Hay quienes dicen que el problema es más complejo que solo aprobar una ley. Que hay que revisar contratos, analizar costos de producción, investigar posibles casos de corrupción… Un brete, vamos. Pero nadie niega que los arroceros necesitan ayuda urgente. Sin ellos, la agricultura nacional sufriría un golpe muy duro, y eso afectaría a todos los costarricenses. Piensa en el precio del arroz en el supermercado, ¡subiría hasta el infinito y más allá!
Lo que está pasando ahora es parte de una historia más grande, una lucha constante entre los intereses de unos pocos y el bienestar de la mayoría. Es un llamado a la conciencia colectiva, a preguntarnos qué tipo de país queremos construir. ¿Uno donde se valora la producción local y se apoya a los pequeños agricultores, o uno donde se importa todo y se olvida de las raíces?
Ahora, dime, mi pana: ¿Crees que la aprobación del Fonarroz realmente solucionará los problemas del sector arrocero, o necesitamos medidas mucho más profundas para revitalizar la producción nacional? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios y veamos qué piensa la gente!
Todo esto viene de allá bien atrás, cuando se empezó a hablar de la “Ruta del Arroz”, que prometía modernizar la producción y hacerla más competitiva. Pero parece que a muchos arroceros les dejó más sabor a palo que otra cosa. Dicen que ahora casi el 80% del arroz que comemos acá es importado, y eso le pega duro a la producción nacional. Es decir, estamos dependiendo de otros países para tener nuestro gallito con arroz.
El diputado Ariel Robles, del Frente Amplio, fue quien dio la primicia por sus redes sociales. Subió un video donde se veía a los arroceros instalando sus chinchorros y calentándose unas gaseosas. Él mismo dijo que salió a acompañarlos, mostrando su apoyo a la iniciativa del Fonarroz, que busca darle una mano a estos productores.
Y ni qué decir de las declaraciones del diputado: "Defender a los productores es defender la soberanía". ¡Digo, que sí! Porque si no apoyamos lo nuestro, ¿qué vamos a comer? ¿Solo comida rápida extranjera? No, mi pana, eso no va con nosotros. Esta gente está luchando por mantener viva la tradición agrícola de Costa Rica y por garantizar que podamos seguir disfrutando de un plato de arroz caliente.
La manifestación comenzó temprano en la mañana, con pancartas y cánticos buscando que se apruebe el Fonarroz. Hay señoras, hombres mayores, familias enteras… ¡gente que está poniendo el corazón en esta causa! Es admirable ver esa perseverancia, esa fe en que las cosas pueden mejorar. Claro que no es fácil, porque el gobierno no precisamente anda de brazos cruzados.
Hay quienes dicen que el problema es más complejo que solo aprobar una ley. Que hay que revisar contratos, analizar costos de producción, investigar posibles casos de corrupción… Un brete, vamos. Pero nadie niega que los arroceros necesitan ayuda urgente. Sin ellos, la agricultura nacional sufriría un golpe muy duro, y eso afectaría a todos los costarricenses. Piensa en el precio del arroz en el supermercado, ¡subiría hasta el infinito y más allá!
Lo que está pasando ahora es parte de una historia más grande, una lucha constante entre los intereses de unos pocos y el bienestar de la mayoría. Es un llamado a la conciencia colectiva, a preguntarnos qué tipo de país queremos construir. ¿Uno donde se valora la producción local y se apoya a los pequeños agricultores, o uno donde se importa todo y se olvida de las raíces?
Ahora, dime, mi pana: ¿Crees que la aprobación del Fonarroz realmente solucionará los problemas del sector arrocero, o necesitamos medidas mucho más profundas para revitalizar la producción nacional? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios y veamos qué piensa la gente!
