¡Aguántense! Que esto va duro, pura verdá. La Fundación Casa de los Niños, esos que le apuestan a sacarle adelante a los más peques, acaba de mandar un quite bien potente a los veinte aspirantes a la presidencia. No les basta con promesas bonitas en campaña; quieren ver hechos, huevitos fritos, que se diga y que se cumpla, ¿me entienden?
Miren, la cosa es así: llevan más de quince años trabajando en Tirrases de Curridabat, una comunidad que ya saben, no es precisamente Suiza. Ahí se enfrentan a retos sociales pesados y han visto cómo las soluciones gubernamentales tradicionales, esas de siempre, se van al traste. Se enfocan en dar una manito de apoyo económico, pero olvidan la raíz del problema, el corazón de la pobreza.
Catalina Chaves Fournier, la directora de la fundación, lo puso clarito: “La pobreza no es solo falta de lana, es una manera de pensar, un círculo vicioso que hay que romper”. Y para eso proponen un modelo de atención integral, que va más allá del dinero. Involucra educación de calidad, buena comida, cuidado de la salud mental, apoyo a los papás, actividades culturales... Todo eso, pa’ que los niños y adolescentes tengan todas las herramientas para salir adelante.
Y no vaya a ser que piensen que esto es cuento chino, porque los números hablan por sí solos. ¡Miren qué carga! Casi el 98% de los niños de primaria aprueban el año, entre el 95 y 96% de los adolescentes siguen estudiando o trabajando, y un 82% de los graduados consiguen un empleo o entran a la universidad. Eso, chunches, es batir récords, ¿no creen?
Pero ahí no termina la historia. Lo más impresionante es la eficiencia del modelo. Con tan solo 85 mil colones al mes por niño, la Casa de los Niños hace magia. Eso contrasta con los 130 mil colones que el Estado gasta en las Redes de Cuido, que además tienen limitaciones de edad y no ofrecen acompañamiento a largo plazo. ¡Es como comparar un Toyota Corolla con un Ferrari!
Ahora sí, llegamos al quid de la cuestión: la fundación los invita oficialmente a conocer su trabajo, a analizar los datos y, sobre todo, a comprometerse públicamente a implementar políticas de Estado basadas en este enfoque integral. Que dejen las excusas y pongan manos a la obra, porque el futuro de nuestros niños está en juego.
Este brete no es fácil, claro. Requiere visión, compromiso y, sobre todo, entender que invertir en la niñez es la mejor forma de combatir la desigualdad. Porque si no atacamos las raíces del problema, seguiremos dando vueltas en círculos, tratando de tapar agujeros con parches que nunca funcionan. ¡Qué torta!
Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿creen realmente que los candidatos presidenciales tomarán en serio el desafío de la Fundación Casa de los Niños y harán un compromiso real con la niñez costarricense? ¿Se animarán a cambiar el chip y apostar por un modelo de atención integral que rompa el ciclo de la pobreza, o seguirán prometiendo lo mismo de siempre?
Miren, la cosa es así: llevan más de quince años trabajando en Tirrases de Curridabat, una comunidad que ya saben, no es precisamente Suiza. Ahí se enfrentan a retos sociales pesados y han visto cómo las soluciones gubernamentales tradicionales, esas de siempre, se van al traste. Se enfocan en dar una manito de apoyo económico, pero olvidan la raíz del problema, el corazón de la pobreza.
Catalina Chaves Fournier, la directora de la fundación, lo puso clarito: “La pobreza no es solo falta de lana, es una manera de pensar, un círculo vicioso que hay que romper”. Y para eso proponen un modelo de atención integral, que va más allá del dinero. Involucra educación de calidad, buena comida, cuidado de la salud mental, apoyo a los papás, actividades culturales... Todo eso, pa’ que los niños y adolescentes tengan todas las herramientas para salir adelante.
Y no vaya a ser que piensen que esto es cuento chino, porque los números hablan por sí solos. ¡Miren qué carga! Casi el 98% de los niños de primaria aprueban el año, entre el 95 y 96% de los adolescentes siguen estudiando o trabajando, y un 82% de los graduados consiguen un empleo o entran a la universidad. Eso, chunches, es batir récords, ¿no creen?
Pero ahí no termina la historia. Lo más impresionante es la eficiencia del modelo. Con tan solo 85 mil colones al mes por niño, la Casa de los Niños hace magia. Eso contrasta con los 130 mil colones que el Estado gasta en las Redes de Cuido, que además tienen limitaciones de edad y no ofrecen acompañamiento a largo plazo. ¡Es como comparar un Toyota Corolla con un Ferrari!
Ahora sí, llegamos al quid de la cuestión: la fundación los invita oficialmente a conocer su trabajo, a analizar los datos y, sobre todo, a comprometerse públicamente a implementar políticas de Estado basadas en este enfoque integral. Que dejen las excusas y pongan manos a la obra, porque el futuro de nuestros niños está en juego.
Este brete no es fácil, claro. Requiere visión, compromiso y, sobre todo, entender que invertir en la niñez es la mejor forma de combatir la desigualdad. Porque si no atacamos las raíces del problema, seguiremos dando vueltas en círculos, tratando de tapar agujeros con parches que nunca funcionan. ¡Qué torta!
Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿creen realmente que los candidatos presidenciales tomarán en serio el desafío de la Fundación Casa de los Niños y harán un compromiso real con la niñez costarricense? ¿Se animarán a cambiar el chip y apostar por un modelo de atención integral que rompa el ciclo de la pobreza, o seguirán prometiendo lo mismo de siempre?