¡Ay, Dios mío, qué desastre! Resulta que el programa Avancemos, esa vaina que prometía salvar a los estudiantes más necesitados, parece estar metido en un brete serio. La Contraloría nos soltó un informe que te deja pensando: el dinero se esfumó, los beneficiarios menguan y algunos hasta están recibiendo becas sin siquiera ir a clases. ¡Una torta!
Para refrescarles la memoria, Avancemos era la promesa de oro para muchos jóvenes y adultos que querían seguir estudiando pero no tenían ni un chícharo. Se suponía que con estas becas iban a poder pagar matrículas, libros y otros gastos relacionados con sus estudios. Y vaya que funcionaba, según los datos. Los estudiantes que recibían el apoyo hacían menos abandono escolar que aquellos que andaban solos.
El informe de la Contraloría muestra que en el 2022 se estaban atendiendo a 192.000 personas con estas becas y se estaba destinando unos ¢69 mil millones al programa. Pero fíjate bien: en el 2023 bajó a 158.000 beneficiarios y el presupuesto a ¢56.800 millones. Un poquito más aumentaron en el 2024, llegando a 173.000 y ¢58.600 millones, pero todavía no se alcanza el nivel del 2022. ¡Se perdieron casi 19.000 personas que podrían haber seguido estudiando!
Y eso no es todo, chunches. La Contraloría además descubrió que había recursos disponibles que no se estaban usando. Imagínate, en el 2022 se podían haber atendido a casi 50.000 personas más; en el 2023, a unas 7.214; y en el 2024, ¡a más de 118.000! Una pena, porque esto significa que hay muchísimos estudiantes que realmente necesitan el apoyo y no lo están recibiendo. Qué sal!
Pero espera, que hay más. ¡Presta atención a esto! Según la Contraloría, alrededor de 36.456 personas (casi el 7%) recibieron pagos de Avancemos sin aparecer en los registros del Ministerio de Educación Pública. Eso equivale a unos ¢2.640 millones que terminaron en manos de gente que aparentemente no debería estar cobrando la beca. ¡Un maje aprovechándose de la situación!
Además, el informe señala que el monto de la beca ya no es suficiente para cubrir todos los gastos de los estudiantes. Con la inflación y el aumento de precios, el dinerito que se les entrega apenas si alcanza para taparle el ojo de la burra. Parece que el programa está perdiendo fuerza y su capacidad para ayudar a los estudiantes más vulnerables.
La Contraloría enfatiza que la falta de un flujo financiero constante y adecuado está poniendo en riesgo la continuidad del programa y su impacto positivo en la educación. Si no se corrige esta situación, corremos el riesgo de que muchos estudiantes abandonen sus estudios por falta de recursos, y eso sería una verdadera tragedia. Ya estamos viendo cómo afecta a la población vulnerable, con un 32% sin acceso a la beca pese a necesitarla.
Así que ahí lo tienes, mi pana: Avancemos está tambaleándose, el presupuesto se ha reducido, los beneficiarios han disminuido y hay indicios de fraude. Todo esto mientras seguimos teniendo miles de estudiantes que necesitan desesperadamente el apoyo. ¿Será que el Gobierno le va a ponerle un empujón a Avancemos para rescatarlo o vamos a ver cómo se va al traste este programa tan importante?
Para refrescarles la memoria, Avancemos era la promesa de oro para muchos jóvenes y adultos que querían seguir estudiando pero no tenían ni un chícharo. Se suponía que con estas becas iban a poder pagar matrículas, libros y otros gastos relacionados con sus estudios. Y vaya que funcionaba, según los datos. Los estudiantes que recibían el apoyo hacían menos abandono escolar que aquellos que andaban solos.
El informe de la Contraloría muestra que en el 2022 se estaban atendiendo a 192.000 personas con estas becas y se estaba destinando unos ¢69 mil millones al programa. Pero fíjate bien: en el 2023 bajó a 158.000 beneficiarios y el presupuesto a ¢56.800 millones. Un poquito más aumentaron en el 2024, llegando a 173.000 y ¢58.600 millones, pero todavía no se alcanza el nivel del 2022. ¡Se perdieron casi 19.000 personas que podrían haber seguido estudiando!
Y eso no es todo, chunches. La Contraloría además descubrió que había recursos disponibles que no se estaban usando. Imagínate, en el 2022 se podían haber atendido a casi 50.000 personas más; en el 2023, a unas 7.214; y en el 2024, ¡a más de 118.000! Una pena, porque esto significa que hay muchísimos estudiantes que realmente necesitan el apoyo y no lo están recibiendo. Qué sal!
Pero espera, que hay más. ¡Presta atención a esto! Según la Contraloría, alrededor de 36.456 personas (casi el 7%) recibieron pagos de Avancemos sin aparecer en los registros del Ministerio de Educación Pública. Eso equivale a unos ¢2.640 millones que terminaron en manos de gente que aparentemente no debería estar cobrando la beca. ¡Un maje aprovechándose de la situación!
Además, el informe señala que el monto de la beca ya no es suficiente para cubrir todos los gastos de los estudiantes. Con la inflación y el aumento de precios, el dinerito que se les entrega apenas si alcanza para taparle el ojo de la burra. Parece que el programa está perdiendo fuerza y su capacidad para ayudar a los estudiantes más vulnerables.
La Contraloría enfatiza que la falta de un flujo financiero constante y adecuado está poniendo en riesgo la continuidad del programa y su impacto positivo en la educación. Si no se corrige esta situación, corremos el riesgo de que muchos estudiantes abandonen sus estudios por falta de recursos, y eso sería una verdadera tragedia. Ya estamos viendo cómo afecta a la población vulnerable, con un 32% sin acceso a la beca pese a necesitarla.
Así que ahí lo tienes, mi pana: Avancemos está tambaleándose, el presupuesto se ha reducido, los beneficiarios han disminuido y hay indicios de fraude. Todo esto mientras seguimos teniendo miles de estudiantes que necesitan desesperadamente el apoyo. ¿Será que el Gobierno le va a ponerle un empujón a Avancemos para rescatarlo o vamos a ver cómo se va al traste este programa tan importante?
